A pesar de que la agricultura colombiana ha sido uno de los renglones productivos que no ha detenido su operación durante la pandemia, dado que es responsable de la cadena alimentaria del país, sí ha sufrido un golpe duro por la reducción en el consumo de los hogares y en los precios de algunos bienes y productos.
La disminución se debe a los cambios de hábito de muchas familias que vieron afectados sus ingresos por la pérdida de empleos en los últimos seis meses.
“Esa es una consecuencia del aislamiento nacional en el que estuvo el país, el cual generó también reducción de precios en algunos alimentos”, expresó el presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, Jorge Enrique Bedoya.
En diálogo con El País, este economista bogotano habló del presente y las perspectivas del sector en los siguientes meses.
El sector agropecuario es de los pocos que ha estado al frente y firme durante todo este tiempo de pandemia. ¿Puede decirse que le ha cumplido al país?
Yo creo que se puede percibir como en doble vía. Primero porque el sector agropecuario le ha cumplido al país, eso es innegable y lo digo porque le ha garantizado la seguridad alimentaria. En segundo lugar creo que ha compensado la pérdida de crecimiento de otras actividades y tercero ha mantenido a más del 17% de la población colombiana ocupada.
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Pero también se puede decir que ha sufrido un trago amargo por los bajos precios. En mayo pasado la inflación del grupo de alimentos fue de 3,44%, pero a partir de junio y hasta septiembre, la inflación de alimentos ha sido negativa en Colombia. Eso quiere decir que los precios al consumidor de la comida bajaron, lo que afectó a los productores del campo.
Sin duda ha sido un sector que ha podido seguir trabajando porque es esencial, pero ha recibido un golpe muy duro por cuenta de los precios y de la pérdida del consumo de los hogares.
Si usted mira las cifras del Dane, no pocas familias dejaron de comer tres veces al día y pasaron a comer dos.
Adicionalmente, se perdieron más de 4 millones de puestos de trabajo y por lo menos 10 millones de colombianos están en la informalidad.
Pero si los precios bajaron se beneficiaron los consumidores…
Sí, pero como le digo es un trago amargo para los productores porque cuando caen los precios de los alimentos ganan los consumidores pero se afectan los cultivadores.
¿Por qué cayeron los precios?
Porque la producción total de alimentos bajó. Mire, no hay un solo sector que no hubiera planificado la producción para un país en condiciones normales, pero resulta que de un momento a otro al sector le pusieron el freno de mano por la pandemia, con aislamientos obligatorios y la pérdida de empleos, entonces empezó a sobrar comida.
Hoy, por ejemplo, está sobrando papa y es el mismo fenómeno que le ocurrió en su momento al cerdo, al pollo, al tomate, a las hortalizas, entonces se favorece al consumidor porque bajan precios, pero también se bajan los precios para el productor.
¿En pocas palabras, hoy hay suficiente comida para abastecer al país por mucho tiempo o sobra la comida?
Pues mire, la oferta alimentaria está garantizada. La comida está allí, pero lo que ocurre es que por la caída en los precios y la pérdida de empleo, muchos consumidores han dejado de demandar lo que consumían antes.
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Dejaron de hacerlo porque se quedaron sin trabajo o porque reorientaron su consumo por la incertidumbre económica y se pasaron a productos como el arroz o el huevo. Hoy, lo que está pasando es que tenemos más oferta que demanda.
¿Qué tanto los ha impactado el dólar?
Pues eso depende del sector que se analice. Para los que exportan cítricos y aguacate no les está yendo mal.
¿Entonces qué necesita el sector, cuál es la solución?
La respuesta es simple, reactivar el consumo. Y eso se logra de dos maneras, que la economía pueda despegar, pero para eso se necesita un gran empujón del Gobierno Nacional en varios frentes, como los de la construcción y las obras públicas y de infraestructura vial.
El país requiere de vías terciarias y secundarias y construir vivienda de interés social porque eso demanda mucha mano de obra.
En consecuencia aumentaría el consumo de las familias, pero también se moverán otros sectores, los complementarios, los que demandan insumos. Así las cosas, se recuperaría el empleo y mejoraría el consumo.
¿Si el Gobierno Nacional decide establecer nuevos confinamientos para evitar que siga aumentando el Covid - 19, le enviaría un mensaje nefasto a la economía?
Claro, sería muy duro para muchos sectores productivos. Mire lo que está pasando ahora en Europa. En España y Francia definieron nuevas cuarentenas y cierres temporales de restaurantes y bares. En otros lugares hay cierres de 15 días y más.
En nuestro país, cuando se cierra el canal de restaurantes y hoteles el golpe es muy duro para todos, incluyendo la producción de alimentos porque mucha comida se destina a esos canales.
En el caso de la papa, por ejemplo, el 30% se destinaba al canal de restaurantes y hoteles, pero hoy están ‘jodidos’ porque ese sector, el de la hotelería, no ha vuelto a la presencialidad total.
Entonces si nos vuelven a encerrar y sobre todo en diciembre, sería muy fuerte porque en Colombia el consumo de los alimentos en ese mes es muy alto por las fiestas, incluso, le quiero decir que para muchos sectores el mes de diciembre es la salvación del año.
Dicho en otras palabras, mucha gente cuadraba el año en diciembre.
Pero no hay que ser pesimistas y pensar que eso vaya a ocurrir...
No, yo creo que los productores tienen una gran esperanza en diciembre. Ojalá que el comportamiento individual de los colombianos no haga que el virus despegue de nuevo para evitar que nos vuelvan a encerrar en las casas.
¿Sin pensar en confinamientos, las perspectivas que usted ve son positivas?
Eso es muy incierto y lo digo por una sencilla razón, porque lo que queda del año, que son escasos dos meses, no es mucho tiempo para que el sector despegue.
Noviembre empieza con un consumo que aún no es el mejor, hay productos que han venido ‘saliendo del hueco’, como se dice popularmente, como el caso del cerdo y el pollo, pero otros, como el de la papa, no despega, entonces ‘jugar’ a que la perspectiva del año esté centrada en diciembre no es malo, pero con todo lo que se perdió entre marzo y septiembre, honestamente le digo que el año no se cerrará bien.
Los productores y las personas en general van a quedar muy lesionadas en materia de ingresos. En razón a ello habrá que ver cómo se afectarán las decisiones de producción para el año 2021.
¿Para ese año podrá haber una mejoría?
Pues, si el empleo se recupera, particularmente en la producción y la gente vuelve a comer como antes, evidentemente podrá darse una recuperación el año entrante.
Y otra cosa, también dependerá de la decisión de los productores a sembrar. Ojalá que no vayan a reducirlas porque el mensaje que enviarían es que andan muy mal económicamente.
A eso se suma la dinámica del consumo y del empleo formal e informal que también pesa mucho en el país.
Recuerde usted que en el campo no hay un régimen laboral y el 86% del empleo es informal, entonces las ayudas que ha dado el Gobierno Nacional no les llega a todo el mundo.
Por eso nosotros planteamos que el Gobierno Nacional debe estimular las obras públicas, la conectividad y una reforma laboral.
¿Hoy, cuántos colombianos derivan su sustento del agro?
El campo tiene doce millones de habitantes, sin embargo, el Dane da cuenta de unas cifras relacionadas con el número de trabajadores rurales. Si nos quedamos con esas cifras, estamos hablando de que hay 3,4 millones de trabajadores que tiene el campo, allí se cuenta al jornalero y al trabajador por cuenta propia.
¿Qué lecciones ha dejado el impacto de esta pandemia en el agro?
Quedan muchas enseñanzas y muchas lecciones, por ejemplo, creemos que el tema de la digitalización se debe reforzar. Hay una necesidad imperiosa de que el Gobierno Nacional le ‘meta mano’ a la conectividad digital en materia de asistencia técnica y de consumo de alimentos.
Hoy todo es virtual y eso llegó para quedarse. Allí hay una gran oportunidad para el agro y también para la apropiación de la tecnología.
Otro punto clave es estudiar la integración de sectores y tratar de minimizar los intermediarios para que haya menos volatilidad en los ingresos. Un tercer elemento es pensar en la exportación de más productos.
¿Y para usted cuál es el mayor reto del sector?
Recuperar los consumidores y la rentabilidad. Necesitamos que la economía mejore su proceso de reactivación, como ya se está percibiendo.