En un país donde la violencia parece paisaje, comprender el dolor ajeno podría llegar a ser difícil solo con ver, escuchar o leer las noticias. O eso opina Carlos Téllez, director del documental ‘La Reunión’, quien era un niño cuando ocurrió el secuestro de La María y la recuerda como “una noticia más que se volvió anécdota”.
Pero el año pasado, 20 años después del plagio, cuando tuvo la oportunidad de encontrarse cara a cara con las víctimas del suceso y pudo escuchar sus anécdotas en la grabación del documental, la historia adquirió otro matiz, porque “la historia te la cuenta la persona que lo vivió y haces una construcción en tu mente y lo dimensionas de verdad y te das cuenta de la verdadera tragedia”.
Conectar con el dolor ajeno es más fácil cuando este tiene rostro, dirían algunos. Además, permitir que las víctimas narren su historia, permite que se reconozca a partir de sus voces “algo que sucedió y que ellos quieren contar y admite que ese tipo de situaciones las conozcan otras generaciones y de alguna forma posibilita que ese tipo de actos violentos, como el secuestro de los feligreses, no se vuelvan a repetir”, comenta José Antonio Bedoya, productor de ‘La Reunión’.
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Para Patrick Martínez, una de las víctimas del secuestro, tener este espacio para contar su historia junto a sus compañeros, es importante, porque “hay que conocer todas las versiones, todos los lados de un mismo hecho y espacios como este documental permiten que todos en Colombia y en el mundo se hagan su propia idea de qué fue lo que pasó y por qué pasó. Me gustaría que pudieran ver nuestro lado de la historia, que en este caso es un lado muy humano. Esta es una reunión, una conversación entre nosotros, contando y explicando cosas de lo que sucedió en ese momento. Mostramos muy genuinamente lo que sentimos frente a todo lo que pasó”.
Patrick tenía 19 años cuando lo secuestraron. Aún asistía a la universidad. Hoy es administrador y hace parte del grupo de víctimas que periódicamente, durante 20 años, se reúne para conversar, recordar y en algunos casos reír, en un espacio donde se recuerdan unos a otros que siempre estarán para apoyarse, como una familia.
Fue la existencia de esas reuniones las que inspiraron el nombre del documental y también impactaron a Téllez, porque en ellas, según él, se podía apreciar la capacidad de las víctimas de “resistir” y “contestar”.
“Es como una lección de vida, de convivencia, de paz, de amistad, de unión y una lección de resistencia a un hecho que puede ser traumático y complejo”, comenta el director, es por eso que en el documental, más que el tema del secuestro, lo que él quiso mostrar “fue esa capacidad para sacar una cosa muy bella de algo tan trágico. Ver cómo estas personas lo sobrellevaron y sacaron de eso algo bonito, como esa amistad incondicional y fiel”.
Según Patrick, desde el secuestro se crearon unos lazos sumamente fuertes y amistades dentro de una tragedia, “muchos de esos lazos se han vuelto como familia. Compartimos mucho, somos personas unidas por una tragedia, pero salimos adelante”, comenta. Para él esas reuniones son una ayuda que han tenido durante años, “precisamente como uno de esos apoyos psicológicos para nosotros y para nuestras familias”. Por eso, para él y el equipo es muy importantes conservar esta reunión, “seguirnos encontrando, cultivar amistades y tener un contacto con nuestras familias”.
Voz a las víctimas
El documental nació como una iniciativa del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), quien en conjunto con la Universidad Autónoma de Occidente (UAO) buscó “darle lugar a las víctimas y a la memoria de las víctimas en el contexto del conflicto armado en Colombia”.
En Colombia quienes usualmente tienen la palabra son las voces institucionales, pero en este documental las víctimas son las protagonistas, “porque construyen, reconstruyen y resignifican la memoria en el contexto de lo que sucedió, pero 20 años después, cuando el dolor claramente está. Hay momentos muy específicos donde uno siente la atrocidad del secuestro, pero también hay una cantidad de elementos desde lo humano, el perdón y la reflexión”, dice Bedoya.
Para Darío Acevedo, director del CNMH, las víctimas “tratan que este encuentro trascienda el odio y el resentimiento y buscan darle sentido al hecho victimizante desde una perspectiva humana, que involucra resistencia, resiliencia, solidaridad y hermandad.
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Huele a libertad
‘Huele a libertad’ es el título de la canción que compuso Patrick Martínez durante el secuestro y que suena al final del documental.
La letra dice así:
Solo dime
¿quién ama más la libertad,
que alguien que ha pagado una condena
sin merecerla?
Solo dime
¿quién quiere más vivir tranquilidad,
que alguien que ha tejido sus problemas entre la guerra?
Porque yo
no quiero estar
en una vida sin amor y sin dilemas,
porque me quema
Y es que no quiero encontrarme cada día
con un mañana de tristezas, sin salida
Mi corazón es mas fuerte todavía,
porque mi tiempo mas que nunca
solo huele a libertad.