El Rey del Kawaii, Sebastián Masuda paseó por el Bulevar, la Loma de la Cruz y el Gato del Río de Hernando Tejada. El diario El País pudo hablar con él bajo los árboles en el Paseo Bolívar, justo al frente de la carpa de Japón, como invitado de honor este año en la Feria Internacional del Libro de Cali.
En la entrevista, se contó con el apoyo en la traductora Camila Neira, una colombiana que trabaja en la Embajada de Japón y que no ocultó su emoción cuando Masuda dijo que le encantaba Colombia, y que le interesaría hacer una gata para acompañar al coqueto minino de Tejada.
El artista japonés disfrutó mucho de su estancia en Cali y compartir como hacer elementos kawaii en un taller práctico en varios lugares de la ciudad. Actualmente, reside en Nueva York, pero no dudaría en quedarse en Colombia, por la alegría y ‘ternura kawaii’ de su gente.
Kawaii es la estética de lo tierno y adorable, base de la infinidad de productos y personajes japoneses que llenan el manga, el anime, los videojuegos y la industria del entretenimiento, así como el consumo de moda, juguetes y artículos de todo tipo.
Este es un fenómeno que enfatiza la inocencia infantil, con unas proporciones particulares como cabeza y ojos grandes, cuerpo pequeño, colores pastel o alegres, presente en fenómenos de mercadeo vigentes desde los años 70 como Hello Kitty, de Sanrio.
Cuéntenos sobre su infancia y las influencias artísticas...
Cuando era niño, mis padres tenían una tienda donde vendían productos, y como había mucha gente y mucho tráfico, me pedían que saliera. Me sentía muy triste y solo, así que decidí explorar los alrededores. Cerca de allí había un distrito comercial con jugueterías y tiendas de dulces. Al ver los empaques tan coloridos de algunos productos, sentía una emoción en el corazón doki doki (algo que en japonés es la onomatopeya del sonido del corazón).
Esa emoción me ayudaba a olvidar la tristeza que sentía y me daba un impulso especial. A medida que fui creciendo, me di cuenta de que, al madurar, muchas personas perdemos esa sensación de emoción y asombro que tenemos cuando somos niños. Con la esperanza de que eso no se pierda, decidí transformar esos sentimientos en obras artísticas, creando piezas que reflejen esa magia y la devuelvan a quienes las experimenten.
¿Cómo se convierte en el Rey del Kawaii?
En Harajuku, un distrito en Tokyo donde era muy popular el kawaii, pero no era aceptado como un arte para los adultos, sino solo para los niños. Y por esa época yo hacía muchas conferencias sobre lo kawaii, lo que me permitió impulsar en muchas partes esta cultura y por esta razón me comenzaron a llamar el ‘Rey del kawaii’.
¿Cómo se propaga la cultura kawaii en todo el mundo?
En este momento vivo en Nueva York y allí se puede percibir la complejidad de los momentos que vivimos como sociedad. Considero que una filosofía como el kawaii sirve en un entorno donde las generaciones jóvenes viven con mucho estrés en expresar su personalidad, su individualidad, por eso creo que este arte se ha expandido.
Las generaciones jóvenes, al intentar escapar del estrés y de la forma en que se vive actualmente, terminan recurriendo a opciones como las drogas u otras situaciones poco positivas. También observo que ha ido creciendo un grupo de personas que optan por un enfoque diferente: deciden esforzarse por vivir mejor, día a día, y encontrar maneras más creativas y positivas de expresar sus emociones. Por ejemplo, algunas eligen usar ropa más colorida o encontrar en la moda una forma de liberar ese estrés y comunicar lo que sienten.
¿Qué otros sentimientos se pueden encontrar en lo Kawaii, la tristeza o la alegría tienen alguna unidad?
Por fuera, mis obras suelen ser muy llamativas y alegres, pero en su interior también tienen un núcleo de tristeza. Esto es algo que valoro profundamente y trato de expresar en mi arte. No veo estas dos emociones como algo separado o disociado; más bien, pienso que de la tristeza también puede surgir una expresión poderosa y significativa.
Esta dualidad en mi trabajo viene, en gran parte, de la tristeza que sentí cuando era niño. Para mí, es como dos caras de la misma moneda: el derecho y el revés de un mismo concepto. A través de mi arte, busco transmitir esa conexión entre la alegría y la melancolía, porque creo que ambas son esenciales para entender lo que somos.
¿Qué significa estar en Colombia y en Cali para esta feria?
Normalmente, recibo muchos mensajes de mis fans en mis redes sociales, pero últimamente he notado que me llegan muchos más mensajes de seguidores de América del Sur. Poder venir a Colombia y encontrarme con mis fans, aquí me emociona muchísimo. De hecho, eso es lo que más me ha gustado en estos días: la gente y su energía increíble. Ayer tuve la oportunidad de visitar la Loma de la Cruz, donde vi bailes tradicionales. Pude experimentar la alegría de las personas mientras danzaban, y eso me impactó profundamente.
Me llamó tanto la atención que llegué a pensar que podría vivir en Colombia, me gustó mucho. En Cali, me encantaría contribuir con algo especial, como crear una estatua para el Parque de los Gatos (junto al Gato del Río, de Hernando Tejada). Sería fantástico hacer una escultura de un gato diseñado por mí. Si lograran darme esa oportunidad, sin duda regresaría para hacerlo realidad.
Además, quisiera colaborar con algún artista colombiano. También trabajo en la producción de arte y videos musicales, así que sería maravilloso mezclar ambas culturas, japonesa y colombiana, en un proyecto creativo. Estoy convencido de que hay una gran compatibilidad entre Colombia y mi trabajo artístico, espero que podamos lograr algo juntos.