Como dijo con hondura africana en una canción de su primer disco, Cantos de mi Tierra y de mi Raza, lanzado en 1964: “Algunos creen insultarme, gritándome mi color, y yo misma lo pregono con mi cara frente al sol. Negra he sido, negra soy, negra vengo, negra voy (...) como negra he de vivir, y como negra morir”. Así, orgullosa de su cultura afrocolombiana, fue durante toda su vida Leonor González Mina, La Negra Grande de Colombia, quien falleció este miércoles, 27 de noviembre en Cali, a sus 90 años.
Sobre su carácter firme y honesto, recuerda María del Socorro Vallejo, amiga de toda la vida y mánager de la artista desde hace 11 años, que una vez, para el último homenaje que recibió en la Feria de Cali del 2022, me dijo: “Yo no puedo ser Leonor González Mina ‘la afrodescendiente grande de Colombia’, eso es imposible, a mí que me sigan diciendo negra, porque eso es lo que soy, yo soy negra”.
Sin duda, como afirma el maestro Hugo Candelario González Sevillano, quien la acompañó como músico y arreglista en algunos discos, Leonor González Mina fue “la pionera, en todo el sentido de la palabra, de la música colombiana, deja un gran legado, interpretó mucha música de todas las regiones, del Caribe y el Pacífico, de los Llanos y la región Andina, además, era una bolerista impresionante”.
Para el compositor y fundador del Grupo Bahía, “se trató de la mejor voz que ha dado Colombia en toda la historia, su timbre hermoso y la versatilidad que tenía, la forma como matizaba y daba fuerza a su voz, una mujer muy talentosa con una voz incomparable”.
Mientras que para la folclorista, Gloria Perea, “La Negra Grande fue un ícono de la cultura colombiana y más para la cultura afro-pacífica. Ella empezó a abrir las puertas con su canción de La Mina, con la asesoría del maestro Esteban Cabezas Rher. Le debemos mucho en la historia de la música de tambores. Hoy nos queda decir que Dios lo reciba en su santo trono, porque para Colombia y el mundo esta mujer representó mucho en la música afrocolombiana, ella abrió la puerta para la visibilidad de la ritmología de la música del Pacífico”.
La vida cantada
A lo largo de sus 90 años, Leonor González Mina, nacida en 1934, en el corregimiento de Robles, ubicado a las afueras de Jamundí (Valle del Cauca), recorrió el mundo como la voz y figura emblemática de la música colombiana, empezando muy joven, a los 18 años, cuando se escapó de su casa y logró unirse al grupo de danzas formado por la folclorista Delia Zapata Olivella.
En 1957, junto a ellos viajó por Europa, haciendo presentaciones en Italia y Francia, luego fueron la primera compañía colombiana en llevar las danzas y la música colombiana a la Unión Soviética y China.
En los años 60, Leonor se casó con el músico y compositor Esteban Cabezas Rher, con quien vivió 19 años y tuvo dos hijos, Juan Camilo y Candelario, este último fallecido prematuramente en Italia a los 35 años.
De regreso a Colombia, con el reconocimiento internacional, realizó presentaciones junto a grandes músicos de la época, en festivales y conciertos en las principales ciudades del país.
En 1964 publicará su primer disco: Cantos de mi Tierra y de mi Raza, una verdadera joya de la música colombiana que, además, fue un manifiesto artístico para la cultura afrocolombiana.
Allí están canciones en ritmos de cumbia, bambuco y currulao, que hoy son parte del repertorio folclórico nacional, como El Pescador, Negro, Canoa Ranchá, que fueron cantados antes y después por otros artistas, pero que en la memoria colectiva resuenan con la inigualable voz de la Negra Grande de Colombia.
De hecho, la canción A la Mina No Voy, compuesta por su entonces esposo, Esteban Cabezas Rher, es considerada una crónica del esclavismo, denuncia de la explotación minera y patrimonio musical en toda Latinoamérica.
En diciembre de 1982, fue precisamente esta canción, la que Leonor González Mina cantó a capela ante 1.300 personas en el banquete real que ofrecieron los reyes de Suecia a Gabriel García Márquez, como parte de la celebración del Premio Nobel de Literatura concedido aquel año al escritor colombiano.
Como contó la misma Leonor en el documental Cuando Colombia se Volvió Macondo, “abrí la ceremonia cantando A la Mina no Voy, tema insignia de mi región pacífica, que le gustaba mucho a Gabo y sirvió para que se prendiera la fiesta”.
La escritora caleña Aura Lucía Mera, directora de Colcultura en aquella época y encargada de organizar a la delegación colombiana que se presentó en Estocolmo, recuerda que “Gloria Triana, especialista en folclor, escogió a los artistas y, desde luego, incluimos en la lista a Leonor González Mina, que era la voz del Pacífico, y una artista de gran autenticidad, fue ella quien empezó a cantar en el Palacio Real de Suecia cuando se realizó el banquete en honor de Gabo, allí también cantó Totó La Momposina, y fue un momento histórico que hoy todavía recuerdan los suecos”.
A nivel cultural, “Leonor tenía una voz privilegiada y la integridad con la que cantaba, así como su modo de actuar honesto, es un referente para la música del Pacífico, su canción A la Mina No Voy es una lección que todo colombiano debería llevar en el fondo de su corazón”, comenta la también columnista.
Muchos discos vendrían después, no solo de música colombiana, también tropical y boleros, para lo que tenía un romanticismo cautivador. Entre sus presentaciones internacionales se destaca su paso por el Festival de la OTI, o el Gran Premio a la Canción Iberoamericana, realizado en Puerto Rico, en 1975, donde cantó Campesino de la Ciudad, composición de Alfonso de la Espriella y Eduardo Cabas, obteniendo el tercer lugar.
Recibió la Orden de Simón Bolívar por el Gobierno Colombiano en 1980, y el Premio Vida y Obra del Ministerio de Cultura en 2016.
Actriz y política
Otra faceta artística de La Negra Grande Colombia fue la actuación, puesto que obtuvo algunos papeles destacados en series y telenovelas nacionales como Revivamos Nuestra Historia, Azúcar, La Viuda de Blanco y La Potra Zaina.
Como dato curioso: en 1998, fue elegida como Representante a la Cámara por el Partido Liberal, con 23.908 votos.
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Su último disco fue Lo Mejor de mi Vida, publicado en 2016, y su última aparición en público fue en el 2022, en el marco de la Feria de Cali, cuando se llevó a cabo el concierto Mujeres de Caña Dulce, en el Teatro al Aire Libre Los Cristales, donde le hicieron un homenaje en vida.
Los últimos dos años, debido a su edad, estuvo en una casa de reposo en el sector de Pance, al sur de Cali, donde, como contó su amiga María del Socorro Vallejo, “Dios se la llevó, de una manera hermosísima, en paz y sin dolor. Se la llevó de la mano, como ella se lo merecía, sin sufrir”.
Reacciones
La vicepresidenta Francia Márquez compartió un emotivo mensaje en su cuenta personal: “Cómo no sentir una pena enorme por la partida de quien fue pionera, de quien luchó a punta de talento y talante contra todas las barreras para ser símbolo en este país. Leonor nos enseñó el valor del respeto y lo hizo con tanta fuerza que aprendimos a llamarla Grande, ¡Negra Grande! Hoy el pueblo negro te despide con honores y Colombia entera te aplaude y te da las gracias. ¡Ya eres eterna Leonor, ya eres enorme Negra Grande de Colombia!”.
Sobre su deceso, Juan David Correa, ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes, expresó: “Desde Jamundí (1934), y durante más de 60 años, reivindicó la afrocolombianidad como una cultura profunda de nuestra identidad nacional. Su voz nos acompañó. Su risa nos arrulló”.
Así mismo, la Gobernación del Valle del Cauca, desde su Secretaría de Cultura, lamentó el fallecimiento de la artista vallecaucana, “quien, como actriz, compositora, cantante, líder social por supuesto también una faceta importante de su vida como política aportó a abrir caminos en esa línea del género musical popular y de nuestro folclor Pacífico para las mujeres”, manifestó en un comunicado Consuelo Bravo Pérez, secretaria de Cultura departamental.
También confirmó que “como reconocimiento y en honor a todo su legado cultural, nuestra gobernadora, Dilian Francisca Toro Torres, ha decretado dos días de duelo en el departamento del Valle del Cauca, dedicado a honrar los más de 60 años de la extraordinaria trayectoria artística de la Negra Grande de Colombia”.
Por su parte, el Concejo de Cali rendirá homenaje en cámara ardiente, al interior del recinto oficial, a Leonor González Mina, desde las 11:00 a.m. de este jueves, 28 de noviembre.
Desde la Secretaria de Cultura, Yamileth Cortés, secretaria encargada señaló que “hoy, el folclor nacional pierde a una de sus artistas más poderosas, una mujer defensora y promotora de las raíces del Pacífico colombiano. Llevó a diversas ciudades del mundo su voz y a través de ella las voces y la cultura de todo un país. Leonor González Mina, La Negra Grande de Colombia fue faro, abrió el camino para la difusión del folclor nacional en el mundo, su voz y su legado serán eternos”.