A Orlando Dovat lo conocen en Uruguay como el ‘padre de las zonas francas’. Hace 33 años fundó la primera zona franca privada de su país --Zonamerica Uruguay-- donde están ubicadas 350 compañías internacionales que suman diez mil trabajadores.
Cuando creó Zonamerica, tuvo una visión: lograr que Uruguay se abriera al mundo para atraer inversión extranjera y generar empleo. Años más tarde, aquella visión traspasaría fronteras al cofundar una segunda zona franca, esta vez en Cali.
“Estudiamos la posibilidad de llegar a Chile, a Perú y a varios países de Centro América. Pero llegamos a Colombia después de analizar muy bien al país, convencidos de que era la mejor oportunidad”, dice.
Aquel fue el inicio de Zonamerica Colombia, ubicada en la vía Cali – Jamundí y que, en 5 años, ya cuenta con 4 edificios construidos, 35 empresas instaladas y una comunidad de 1000 trabajadores.
Actualmente, el nombre de este contador público de 77 años, se lee en el listado de los empresarios más influyentes de Uruguay.
¿Cómo empieza a emprender?
El bichito de ser independiente me estuvo picando durante mucho tiempo. Trabajé haciendo auditorías para la industria farmacéutica en el exterior. Empiezo a viajar a diferentes países, lo cual me permitió empezar a ver cómo es el mundo.
Me tocó estar en Argentina, Chile, Perú, Panamá, en algunos países centroamericanos, en Canadá, en Estados Unidos y en Alemania. Yo era auditor de confianza de toda la operación de la empresa y eso me llevó a conocer las zonas francas porque las farmacéuticas trabajan mucho en ellas.
¿Y cómo se da el salto de dejar de ser empleado a empresario?
En ese momento era como un empleado, si bien era independiente, era como un empleado porque no era mi propia empresa, mi propia empresa seguía en un pequeño estudio.
Me ofrecieron irme a México a apoyar a una compañía que se estaba vendiendo a un grupo alemán muy conocido -Boehringer Ingelheim. Luego ellos me contrataron de forma independiente como profesional para organizar todas las empresas de Boehringer, fundamentalmente la de México.
Llegó un momento en que me ofrecieron estar a cargo de la compañía, pero tenía que ir a Alemania a vivir durante dos o tres años. Eso significaba para mí dejar todo lo que estaba en mi cabeza. Les dije que no, que no aceptaba.
¿Qué hizo?
Eso fue en 1978. Empecé a estudiar la problemática de Uruguay. Por qué Uruguay era lo que era, cómo era, por qué era. La solución que yo veía era que teníamos que abrirnos al mundo a través de la zona franca. Yo había estado estudiando todas las zonas francas de Europa, Asia, América Latina, incluso Estados Unidos.
Llegué a ciertas conclusiones. Por ejemplo, que la zona franca tendría que ser prácticamente un territorio independiente, donde no se pagaran impuestos y donde el Estado debía tener una mínima injerencia.
Me comunico con gente del Ministerio de Economía, con la que tenía relación de muchos años, y empezamos a redactar una ley que se termina aprobando en 1987. Era quizás la ley más liberal y más moderna en el mundo.
Llegamos al año 90 y nadie había presentado proyectos para la zona franca. O nadie había entendido o no había vocación de hacerla. Yo solo no podía porque no tenía ni las tierras ni el capital. Entonces le dije a mi socio Daniel Carriquiry que miráramos a ver cómo hacíamos. Hice el proyecto, lo presento a las autoridades y me lo aprueban el 16 de febrero de 1990.
¿Cómo capitaliza esa idea?
En ese momento dije, el que quiera participar y ser socio debe pagar US$ 40.000 por cada 1%. De esa manera, junté un moto importante y después se unió también el Banco Interamericano de Desarrollo, el BID, lo convencimos de que nos financiara. El BID se une con un 12,5% y además me dio un préstamo.
Se consolidó rápido la Zona Franca uruguaya…
No mucho. En el año 94 se firma el acuerdo de Mercosur, y luego se aprueba la decisión 8 de Mercosur que termina prohibiéndoles la comercialización de sus productos a varias de las empresas que ya se habían instalado en nuestra Zona Franca. Muchas de las empresas tuvieron que cerrar su producción e irse.
Luego nos metimos en el negocio de las telecomunicaciones, nos dimos cuenta de que teníamos que ir por el lado tecnológico. En ese momento empezaba internet y la norma decía que no regían los monopolios del Estado dentro de Zonamerica.
¿Qué seguía pasando en Zonamerica?
Vinieron cambios extraordinarios. Por ejemplo, entre el 2003 y 2004 llegó una empresa bancaria y empezó a producir un fenómeno, empezaron a pulular las instituciones financieras en el Río de la Plata y en el mundo entero quizás.
Todos los clientes de aquel banco estaban en el exterior. Nos piden que construyamos para ellos un edificio de primera calidad, una entrada más señorial por otro lado -la que teníamos era como entrada para camiones y tenía balanzas- y más jardines, ya que el lugar debía ser atractivo para el personal que ellos necesitaban contratar. Ellos nos enseñaron lo que debíamos hacer, el siguiente paso.
Luego hicimos otro edificio, una plaza adelante y dos edificios más rodeando esa plaza porque eran más instituciones financieras. Hoy debemos tener 30 o 40 empresas de este tipo. Este fue un nuevo despertar para Zonamerica Uruguay.
Logramos transformar el régimen de zonas francas en el Uruguay. En este momento hay unas 11 zonas francas, una de ellas es una finlandesa que está en el centro del país y que exporta celulosa.
Hoy día estamos construyendo un centro deportivo dentro de Zonamerica Uruguay, con canchas de fútbol, de pádel y hasta piscina olímpica. Queremos que la gente vaya con su familia, que Zonamerica abra los fines de semana para recibir a la gente. Todo, con el propósito de seguir creando comunidad y generando cultura. Nuestro negocio no solo es alquilar locales, no es la cosa tan simple.
¿Cómo llegan a Colombia?
Estudiamos la posibilidad de llegar a Chile, a Perú y a varios países de Centro América. Llegamos a Colombia después de analizar muy bien al país, convencidos de que era la mejor oportunidad.
A mí me fascinó Cali. Aquí encontramos juventud, talento, campus universitarios, conectividad internacional con un aeropuerto cercano y con vuelos internacionales. Estoy seguro de que aquí podemos hacer lo que hicimos en Uruguay. Quedo satisfecho si Cali se siente orgullosa de tener una empresa como esta, si la gente que trabaja en Zonamerica puede sentir un cambio en su vida.
¿Cómo está conformada Zonamerica Colombia?
Nuestro propósito es seguir creciendo, que lleguen muchas más compañías y se potencialicen con las ventajas tributarias y aduaneras que ofrece una zona franca.
En Zonamerica Colombia también ofrecemos tecnología de primer nivel, tenemos más de 12 operadores de telecomunicaciones con servicios vía fibra óptica y satelital, lo que garantiza una conectividad rápida, estable y confiable; un Data Center Neutro clasificación TIER IV que alberga servidores, equipos de almacenamiento y redes de clientes; y contamos con un servicio de monitoreo que garantiza que los procesos tecnológicos corran sin problema durante las 24 horas del día, los 7 días a la semana.
A nivel personal, estoy dejando el camino marcado para que mi hijo Martín lo pueda continuar, pues tu obra no termina el día que tú te moriste. Tu obra sigue.
¿Se ve dejando de ir a la oficina?
No, no, no. No me veo con ocho horas libres en el día. ¡Ocho horas! En Zonamerica me siento en mi lugar y me gusta ir todos los días. Además, no puedo quedarme en la casa todo el día, mi mujer dice que me echa.