El economista y presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Comercio Exterior, Analdex, Javier Díaz Molina, confía en que la tendencia que empezó a mostrar el dólar en la semana anterior (a la baja), se mantenga hasta finalizar el año.
La moneda estadounidense alcanzó a tocar el techo de los $5.061, pero desde el 8 de noviembre a hoy se descolgó más de $250 y en este momento se encuentra nuevamente sobre los $4.800.
La cifra, si bien sigue siendo alta, se alejó de los $5.000 y el sector privado espera que se estabilice, incluso, que vuelva a un rango de entre $4.700 y $4.800.
Sostiene que la volatilidad obedece a razones externas e internas. Entras las internas considera que los mensajes con falta de claridad expresados por el Gobierno Nacional frente a temas como la transición energética y la incertidumbre que existe con lo que va a pasar con la reforma tributaria, han influido en un alto porcentaje en la volatilidad de la divisa.
Díaz, quien recientemente recibió el galardón Diamante BASC por el aporte del gremio al crecimiento del comercio exterior en Colombia, señaló que si bien este 2022 será un año récord con cifras que superan los US$60.000 millones, el elevado precio del dólar ha hecho que este impacto positivo no sea pleno del todo para los exportadores, pues tienen que pagar altos costos por las materias prima, los insumos, los bienes intermedios que necesitan importar y el transporte.
Una de los factores que más le preocupa para el año entrante es el tema de la inflación, ya que el fantasma de una recesión económica en Europa y Estados Unidos, podrá desestabilizar la dinámica de la demanda internacional.
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En cuanto a Colombia, puntualizó que la inflación va a afectar el crecimiento de la economía. Este año el PIB podrá crecer 8%. El reto estará en la vigencia del 2023, cuando el país y el mundo entero sientan el impacto de una recesión que se manifestaría con más fuerza en los mercados de Estados Unidos y Europa.
Algunos economistas opinan que el PIB de Colombia podrá aumentar entre 1,5% y 2,0% en el 2023.
Sin embargo, el equipo técnico del Banco de la República es menos optimista y considera que el crecimiento de la economía colombiana escasamente llegaría al 0,5%.
Con base en esas previsiones, el otro temor de los empresarios y de los exportadores está en la generación del empleo productivo.
Así habló el señor Díaz con El País sobre este y otros temas.
¿Cómo ve usted el panorama de la tasa de cambio?
Yo creo que esa evolución de la cotización del dólar tiene explicación en variables externas, es decir, lo que está ocurriendo en el mundo; pienso que el tema de la inflación y las autoridades monetarias de los diferentes países subiendo tasas de interés, indudablemente tienen un efecto en la economía colombiana. Particularmente que la Reserva Federal de los Estados Unidos suba las tasas de interés puede llevar a que algunos capitales que estaban rentando en Colombia, salgan para rentar en Estados Unidos.
Pero también existen variables internas como los mensajes que ha enviado el gobierno del presidente Gustavo Petro. Estos no han sido muy claros, particularmente sobre el tema de la transición energética.
Asimismo, está el planteamiento de la Ministra de Minas sobre exploración y explotación de hidrocarburos y sumado a ello, existe incertidumbre por la reforma tributaria.
Todo esto ha llevado a generar un nerviosismo del mercado que se refleja en el aumento de la cotización del dólar.
En este momento, lo que uno espera es que aprobada la reforma tributaria y que Gobierno empiece a encaminar sus señales en la dirección correcta, empecemos a ver una tendencia a la disminución en el dólar.
Sin quererlo comprometer en temas políticos, ¿usted es de los que cree que cuando habla el presidente Petro la embarra?
Yo no diría que la embarra, pero manda unos mensajes que el mercado percibe y actúa en consecuencia. Es de conocimiento de todos, que el Presidente desde su campaña ha planteado una transición energética y sigue empeñado en ella a pesar de lo que ha ocurrido a nivel internacional, que ha llevado a que las grandes potencias de Europa, que estaban muy comprometidas con esa transición, le hayan puesto un ritmo un poco más lento. Creo que eso mismo debería hacerse también en Colombia.
¿Usted se esperaba un dólar a $5.000 empezando noviembre?
La verdad, no. Pienso que nadie se esperaba que llegara a una cifra tan alta.
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Este tema es muy sensible y nadie tiene la fórmula mágica para saber si el dólar va a subir o va a bajar. Incluso algunos economistas han llegado a hablar de un ataque cambiario. ¿Usted cree que la divisa en los próximos días va a seguir subiendo?
Yo esperaría que la tendencia sea a estabilizarse, incluso por debajo de los $5.000, pero es indudable que la volatilidad es muy alta, porque cualquier cosa altera la confianza de los mercados.
¿Confía en que al cierre del 2022 el dólar se mantenga por debajo de los $5.000?
Yo confío que sí y todo perfila en que así va a ser.
Con el precio del dólar, los exportadores reciben más pesos por dólar. ¿Cómo está actualmente el comportamiento de las exportaciones?
Si, es cierto que los exportadores reciben más pesos por cada dólar, pero también hay que tener en cuenta que los costos de la materia prima, los insumos, los bienes intermedios que necesitan importar y el transporte hacen que ese impacto positivo no sea pleno. Se debe destacar que dependiendo de la cotización del dólar la estructura de costos se vea alterada. Todo depende de qué tanto se integre el componente nacional y qué tanto se importa para producir. Creo que esos extremos no son buenos para nadie.
Según lo que usted manifiesta, entonces ¿un dólar tan alto tampoco es bueno para los exportadores?
Si se tiene un impacto en la estructura de costos, no conviene que el dólar sea tan alto.
¿Este 2022 cómo va a cerrar en materia de exportaciones?
Creo que el 2022 ha sido un buen año. Podemos estar por encima de los US$60.000 millones y tener cifra récord en materia de exportación.
Recordemos que la cifra récord la tuvimos en el 2012 cuando exportamos más de US$60.000 millones. Como vamos hasta el momento, creo que superamos esa cifra. Claro está que hay que entender que esa canasta exportadora está en petróleo, carbón, que son sectores muy importantes y que uno no puede estigmatizar.
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El 2023 ya está a la vista. ¿Usted lo ve con mucha incertidumbre por el fantasma de la recesión, tasas de interés, precios e inflación?
Es indudable que el tema de la inflación y lo que ha tenido que hacer el Banco de la República en materia de tasas de interés, va a tener un impacto sobre el crecimiento del año entrante. Este año (2022) vamos a tener un crecimiento cercano al 8%, mientras que para el año entrante (2023), algunos analistas dicen que vamos a estar cercanos al 2%, pero el equipo técnico del Banco de la República dijo que vamos a estar en 0,5%, ni siquiera un 1%.
Todo esto deja ver que va a ser un año difícil porque la inflación no baja tan rápido como uno quisiera y esas tasas de interés impactan el consumo.
De todo lo que viene para el próximo año, ¿qué es lo que más le preocupa?
El tema de inflación es preocupante. También el panorama internacional, pues el panorama no es claro y hay unas probabilidades altas de una recesión económica en Europa y en Estados Unidos. Estos nubarrones en el horizonte son preocupantes, porque para nosotros la dinámica de la demanda internacional es muy importante en el comportamiento de nuestras exportaciones.
¿El lío que hubo en pandemia con los contenedores ya se solucionó o siguen los problemas logísticos y de fletes altos?
Los fletes han disminuido, aunque todavía no estamos en las cifras de la prepandemia, pero estamos muy cerca. Ya han caído en 67%, pero el nivel de servicios, la frecuencia y las demoras siguen siendo un problema por la invasión Rusia a Ucrania que ha alterado en buena medida esas operaciones. También el tema de conductores en algunos países sigue siendo un elemento que pesa sobre esa logística. Más allá del tema de los contenedores, que ya se superó con el ingreso de unos nuevos y nuevos barcos, lo que preocupa ahora es el nivel de servicios.
En el Valle del Cauca hay problemas en vías como Buga- Buenaventura, que afectan el transporte de carga de comercio exterior vía terrestre. ¿Cómo ve usted esta situación?
La logística interna sigue siendo un elemento crítico, sumado a la abundancia de lluvias, situación que ha aislado algunos corredores. Lo que se debe hacer es continuar trabajando en un transporte intermodal, donde el ferrocarril juega un papel crucial, así como la navegación sobre el río Magdalena.
Es muy importante que el Gobierno Nacional adelante proyectos de mantenimiento no solo de las vías primarias, sino de las secundarias y terciarias, no solo en el Valle, sino en todo el país .