En 1994, un grupo de médicos de la Fundación Valle del Lili inició la Unidad Funcional de Donación y Trasplante de órganos. Este equipo de expertos se convirtió en la sinfonía detrás de una orquesta de vida y esperanza.
Cuando suena la alerta de un posible donante, la orquesta entra en acción. La melodía de la vida comienza a fluir a través del Centro Regulador de Urgencias y la Red de Donación y Trasplante. Allí, de manera inmediata, se activa al equipo médico, cuya primera tarea es ponerse en contacto con posibles receptores, quienes en diferentes lugares del país están esperando una segunda oportunidad para recibir órganos vitales como el corazón, el riñón, el hígado y el pulmón.
En la carrera contra el tiempo, especialmente en casos de trasplante cardíaco, se establece una ventana de tan solo cuatro horas. Cuatro horas para que ese órgano vital pase de un donante a un receptor, y por ende, para que la vida florezca una vez más.
En este delicado acto, varios quirófanos pueden estar en plena actividad, un verdadero ballet de cirujanos que trabajan en sincronía. Aproximadamente, alrededor de 150 personas trabajan incansablemente para garantizar que cada trasplante sea exitoso y ofrezca a los pacientes una oportunidad de recuperar la calidad de vida.
El camino del trasplante no termina en el quirófano. Tras salir del hospital, los pacientes continúan su viaje con el apoyo constante de este dedicado equipo médico.
El doctor Jhon Bernardo Ortiz, Coordinador Operativo de Trasplante, manifiesta: “Los trasplantes no serían posibles sin ese acto altruista, lleno de bondad y ciencia, que es el donar órganos. Se rinde homenaje a los donantes y a sus familias que, en los momentos más dolorosos y desafiantes, tomaron la valiente decisión de dar vida a aquellos que más lo necesitaban”.
¿Cómo llegan los pacientes?
La Fundación Valle del Lili es un centro de referencia en materia de trasplantes, donde se lleva a cabo un riguroso proceso de evaluación y selección de pacientes que requieren esta intervención médica crucial. Este proceso, que es fundamental para garantizar la seguridad y eficacia de los trasplantes, se basa en tres pilares clave: el aval clínico y administrativo, la salud mental y las condiciones sociales de los pacientes.
En primer lugar, es imprescindible que los pacientes cuenten con un respaldo clínico y administrativo sólido. Esto implica la recopilación de información detallada sobre su historia médica, incluyendo anamnesis y registros clínicos.
El equipo multidisciplinario de la Fundación trabaja en estrecha colaboración para evaluar las condiciones de salud de los pacientes referidos, asegurando que estén en un estado óptimo para someterse a un trasplante.
La salud mental es otro aspecto crítico que se evalúa cuidadosamente. Se considera esencial que los pacientes estén emocionalmente preparados para el proceso de trasplante y puedan enfrentar los desafíos psicológicos que conlleva. Para ello, se cuenta con un equipo de profesionales que evalúa el bienestar mental de los pacientes y brinda el apoyo necesario.
El Doctor Mauricio Millán, Líder Académico del Servicio de Cirugía de Trasplantes, aclara que además de las consideraciones clínicas y de salud mental, “se examinan las condiciones sociales en las que los pacientes se desenvuelven en sus hogares, trabajos y vidas familiares. Contamos con contribución de trabajadores sociales para comprender el entorno de los pacientes y cómo este podría afectar su proceso de recuperación después del trasplante”.
Una vez que se han evaluado todas estas condiciones clínicas, de salud mental y sociales, se procede a incluir a los pacientes en una lista activa para ser trasplantados. Estas listas se reportan al Instituto Nacional de Salud y a la Red Nacional de Trasplante, dos organismos clave en la supervisión y selección equitativa de posibles receptores.
“El proceso de selección de pacientes para trasplantes en la Fundación Valle del Lili se realiza a partir de un enfoque integral que abarca tanto aspectos médicos como emocionales y sociales. El objetivo final es garantizar que aquellos que más necesitan un trasplante reciban la atención necesaria y tengan la mejor oportunidad de una recuperación exitosa”, aclara el doctor Mauricio Millán.
Los trasplantes
María Cristina González Fernández, Enfermera de la Unidad Funcional de Trasplantes de la Fundación Valle del Lili, brinda una perspectiva sobre el perfil de los pacientes que acuden en busca de atención especializada en trasplantes.
Estos pacientes, en su mayoría, son referidos desde consultas de nefrología, hepatología y medicina interna, tanto dentro de la misma institución como desde otras entidades médicas de la ciudad. Su condición de salud se caracteriza por ser crónica y, en muchos casos, terminal, afectando órganos vitales como el riñón, el hígado o el páncreas.
El proceso de captación de pacientes se da en diversas instancias, desde las consultas médicas de especialistas hasta las derivaciones realizadas por las Entidades Promotoras de Salud (EPS) que reconocen la necesidad de un tratamiento de trasplante como una opción viable para mejorar la calidad de vida de estos individuos.
En la consulta externa, los profesionales de la salud identifican las condiciones crónicas de tipo terminal y evalúan la idoneidad del trasplante como uno de los tratamientos posibles para estos pacientes.
2490 Trasplantes de riñón se han realizado, desde 1995 hasta septiembre de 2023, en la Fundación Valle del Lili.
Dar vida y amor
La vida brinda la oportunidad de retribuir el amor y el cuidado que se ha recibido. Kelly Johana González Caicedo, una estudiante de ingeniería agropecuaria en la Universidad del Cauca, se encontró en una situación desafiante cuando fue diagnosticada con insuficiencia renal.
Su camino hacia la recuperación requería un riñón, y su madre, Elizabeth Caicedo Potes, no dudó en ofrecer el suyo para que su hija pudiera seguir adelante y realizar su sueño de hacer autosostenible una finca familiar en El Bordo, Cauca.
La asesoría que recibieron en la Fundación Valle del Lili, por parte de los profesionales, Kelly la cuenta de esta manera: “en mi caso le explicaron todas las dudas a mi mamá, le dijeron que ella podía hacer una vida normal, que ella no iba a tener mayor inconveniente, que sí se tenían que cuidar en cuanto a la alimentación, el peso y que la actividad física era muy necesaria”.
Kelly Johana recuerda: “A mi mamá le han seguido haciendo controles y los exámenes le han salido muy bien”. El proceso fue un éxito, gracias en parte a la asesoría y apoyo brindado por los profesionales de la Fundación.
Kelly Johana elogia la atención y el acompañamiento que recibió tanto ella como su madre. Los especialistas proporcionaron información detallada y respondieron todas sus preguntas.
La operación de trasplante, en su caso, implicaba colocar un nuevo riñón sin tener que retirar los dos riñones dañados que ya tenía. Kelly Johana explica que hubo inquietudes sobre la complejidad de la operación, pero los profesionales médicos explicaron que esta opción era más segura y eficiente que retirar ambos riñones.
Desde la operación, la vida de Kelly Johana ha cambiado significativamente. Su apetito ha mejorado y ahora tiene más energía para la actividad física.
Antes, la diálisis peritoneal le limitaba la participación en actividades como nadar debido a las restricciones de higiene. Sin embargo, después del trasplante, estas preocupaciones quedaron atrás.
Actualmente, Kelly Johana se encuentra en el noveno semestre de su carrera y tiene grandes planes para el futuro. “Quiero trabajar en la finca familiar y convertirla en un proyecto sostenible y sustentable. La finca produce caña y panela, pero nuestro objetivo es hacer panela granulada y adicionarle sabores de maracuyá y limón. También deseamos crear bioabonos con el bagazo de la caña resultante del proceso panelero, porque muchos de esos desechos no se utilizan y la idea es hacerlo más sostenible”.
Su determinación y gratitud son un testimonio conmovedor de cómo el amor y la familia pueden superar desafíos y construir un futuro prometedor para las personas, cuando los avances de la medicina de la Fundación Valle del Lili les permiten continuar con una mejor calidad de vida.
Avances médicos de la Fundación
La Doctora María Alejandra Enríquez, coordinadora médica administrativa de la Unidad de Trasplantes de la Fundación Valle del Lili, compartió novedades sobre los avances en donación y trasplantes de órganos en el suroccidente colombiano.
Ella destacó que la Fundación Valle del Lili “se ha convertido en un pilar fundamental para la región, siendo el único centro en la zona que realiza trasplantes de intestino y trasplantes multiviscerales. Este logro representa un gran avance para la población del suroccidente colombiano que requiere este tipo de procedimientos”.
Además, esta Unidad de la Fundación Valle del Lili, se enorgullece de ser pionera en trasplantes combinados en la región, lo que amplía significativamente las opciones de tratamiento para los pacientes que necesitan órganos múltiples. “Un programa abanderado en este centro es el trasplante de páncreas, una alternativa vital para pacientes con enfermedades crónicas como la diabetes, cuando ya no responden adecuadamente a la terapia farmacológica”, aclara la doctora María Alejandra Enríquez.
Un dato clave que resalta es que la Fundación Valle del Lili ha mantenido tasas de donación de órganos excepcionalmente altas en los últimos 10 años. Este compromiso con la donación se traduce en el número significativo de trasplantes exitosos que han llevado a cabo, brindando esperanza y una segunda oportunidad de vida a numerosos pacientes de la región.
Mitos de la donación
Existen muchos mitos en torno a la donación de órganos que pueden generar dudas y preocupaciones. Esta es información clave para aclarar estos mitos y comprender este acto altruista que puede salvar vidas:
Mito 1: ¿Puedo quedar normal después de donar un órgano? Realidad: Sí, es posible. Cuando alguien decide donar un órgano, se somete a evaluaciones exhaustivas de salud para garantizar que esté en óptimas condiciones físicas. Por ejemplo, en el caso de la donación de un riñón, el donante puede continuar viviendo una vida normal con un solo riñón, ya que el ser humano puede funcionar perfectamente con uno.
Mito 2: ¿Las mujeres pueden tener una vida sexual activa o quedar embarazadas después de donar un órgano? Realidad: Sí, es posible. La donación de un órgano, como un riñón, generalmente no afecta la función sexual ni impide el embarazo. Sin embargo, es importante discutir estos aspectos con un profesional de la salud para abordar cualquier preocupación específica.
Mito 3: ¿Tendré que tomar medicamentos de por vida después de donar un órgano? Realidad: No, el donante no necesita tomar medicamentos de por vida después de la donación. Se enfatiza que después de la donación, el donante puede llevar una vida normal y saludable, sin necesidad de tratamientos.
Mito 4: ¿El tráfico de órganos es real como aparece en series de televisión? Realidad: No, el tratamiento que han hecho la televisión y las redes sociales no concuerda con la realidad de estos procedimientos.
¿Quiénes pueden donar?
Las personas que deseen donar deben cumplir con ciertos criterios:
- Ser mayor de 18 años.
- Gozar de buena salud y tener hábitos alimenticios saludables.
- Mantener un índice de masa corporal (IMC) inferior a 30.
- No tener problemas de hipertensión (presión arterial alta).
- No tener problemas de azúcar en la sangre o diabetes, ya que estas condiciones pueden afectar negativamente los órganos.
- Estar dispuesto a someterse a los exámenes médicos necesarios y seguir las recomendaciones de los especialistas para la donación.
La luz del donante, una ceremonia de amor
En la Fundación Valle del Lili se reconoce la importancia de la donación de órganos y tejidos, así como el legado que dejan aquellos que generosamente eligen donar. Por ello, cada año, en el mes de octubre, se lleva a cabo la ceremonia ‘La luz del donante’, un evento significativo que rinde homenaje a quienes, lamentablemente, han fallecido pero cuya luz brilla en la vida de otras personas.
En el evento, que se llevará a cabo el próximo 12 de octubre, se invitan a las familias de los donantes que han contribuido en el último año. Esta ceremonia es un emotivo tributo en memoria de aquellos que, a través de su donación, han proporcionado una segunda oportunidad a quienes lo necesitaban.
Además, en un gesto conmovedor de unidad, los receptores y sus familias se unen en este evento simbólico. En este momento especial, los lazos entre donantes y receptores permanecen en el anonimato, ya que entre ellos no se revela quién ha recibido el órgano donado. Es un acto hermoso que simboliza la esencia de la donación de órganos y tejidos.
El Dr. Jhon Bernardo Ortiz Micolta destaca la importancia de esta ceremonia al afirmar que “es un tributo apropiado a las personas que han donado órganos y tejidos. A través de esta ceremonia, expresamos nuestro agradecimiento a quienes han tomado la decisión humanitaria de donar, permitiendo que otros continúen viviendo”.