Entre La Guajira, una de las regiones más olvidadas de Colombia, y el estado de Zulia, Venezuela, viven aproximadamente 500.000 personas que hablan una lengua que está aquí desde mucho antes que los colonizadores españoles pisaran este territorio.

Se trata del wayuunaiki, el idioma del pueblo wayuu, el cual se niega a perecer en el tiempo gracias a que Ignacio Epinayú Pushaina, profesional en Ciencias de la Información y Presidente de la Asociación Colombiana de Archivistas, y Karmen Ramírez Boscán, activista política, originarios del pueblo wayuu, pero, hoy en día radicados en otros lugares, hicieron que pudiera llegar a lugares impensados gracias al internet.

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En el 2015 ellos decidieron enseñarle al mundo que cualquier persona con acceso a una conexión WiFi, ganas y dedicación, puede aprender a hablar wayuunaiki, y que el idioma de este pueblo tan importante y nombrado, pero no tan popularmente aprendido, también puede, si así lo queremos, ser nuestra segunda lengua.De acuerdo con Ignacio, todo se dio a partir de una de las grandes críticas que se hace desde los movimientos indígenas: no hablar la lengua nativa del pueblo al que se pertenece. “No tiene sentido ejercer vocería si no se habla la lengua propia de su pueblo como una forma de resistencia”, asegura Ignacio, quien actualmente vive en Bogotá, ciudad a la que llegó a principios de los 90 y donde ahora reside con su esposa y su hijo. Fue así como Karmen, quien curiosamente no domina el idioma, se conoció con Ignacio cuando trabajaron juntos en la elaboración del ‘Plan especial de salvaguardia del sistema normativo wayuu’, le pidió que le enseñara a hablar wayuunaiki, no solo a ella, sino al mundo entero.A pesar de las dificultades existentes, le dieron forma al proyecto con la intención de romper las barreras idiomáticas y los paradigmas que muchos pueden tener sobre el aprendizaje de un idioma poco convencional para el sistema educativo y mundial, pero que casi medio millón de habitantes pueden llegar a utilizar a diario para comunicarse.

Desde su inicio el canal tuvo un buen recibimiento del público. Internautas de diferentes lugares dejaban sus comentarios en los videos. Ignacio y Karmen recibían mensajes en los que los alentaban a seguir haciendo esta labor educativa, les sugerían temas y les planteaban inquietudes acerca del idioma. Los contenidos los realizaban a manera de tutoriales, en los cuales ellos tomaban roles para lograr una mejor interacción. Ignacio, quien maneja el idioma perfectamente hacía las veces de “orientador” y Karmen, como también estaba en el proceso de enseñanza tenía el rol de “aprendiz”. De esta manera fue como gracias a las inquietudes que Karmen le iba planteando a Ignacio, fueron explicándole al público las vocales y consonantes, el vocabulario, la pronunciación, la forma como se les nombra a los animales, y diferentes recursos que se pueden utilizar para nutrir el proceso de aprendizaje del wayuunaiki.“Pertenezco a una generación que le tocó una educación mucho más convencional, como la que hay ahora. Además, mi madre siempre le tuvo temor a que yo hablara el idioma wayuu por la discriminación y el racismo. Por esas razones no pude aprender el wayuunaiki desde el principio”, dice Karmen, wayuu ganadora del Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos, junto a la organización ‘Fuerza de las mujeres wayuu’, en la categoría de experiencia colectiva, un reconocimiento otorgado el año pasado en Bogotá por Diakonia, la iglesia sueca y el apoyo del gobierno sueco. Sin embargo, para principios de 2016 la actividad del canal entró en pausa, en parte, debido a que la diferencia horaria hacía que Ignacio y Karmen se les hiciera muy difícil concordar en tiempos para la realización de los contenidos. “Quedamos con varios libretos por grabar, queríamos incluir más personas de la comunidad, de historia y diferentes contenidos culturales de nosotros los wayuu”, comenta Ignacio, originario de Uribia, en la Alta Guajira.

El idioma como forma de resistencia

La idea de Ignacio y Karmen, creadores de ‘Wayuunaki para el mundo’, es reactivar el canal para finales de este año. Para ello, son conscientes de que deben ajustar varias cosas, entre ellas, las más importantes la técnica y tecnológica, para las cuales ya están trabajando y, así realizar contenido con una mejor calidad audiovisual. La mayor motivación para continuar esta labor es que ven en la difusión de su idioma un sinónimo de resistencia. Toda la familia de Ignacio es wayuu, por lo que su vínculo cultural es muy fuerte. Primero aprendió a hablar wayuunaiki y luego español. Además, comenta que escuchar vallenato fue lo que le ayudó mucho para aprender español, y que, por la incidencia del sistema educativo había que aprender a hablar el español para entrar al colegio. “Esto causó muchos traumas. Hay muchas palabras del wayuunaiki que al traducirlas al español pierden su significado. Por ejemplo, hay palabras que en wayuunaiki significaban masculino y al traducirlas tenían una connotación femenina. A los jóvenes de mi generación se les hizo difícil porque eran objeto de burla por hablar en español y optaban por desertar del colegio”.

Por ejemplo, comenta Ignacio, la palabra río en su idioma tiene una connotación femenina. “Cuando cantábamos la canción ‘La creciente’ de Rafael Orozco: ‘Un grande nubarrón se alza en el cielo, ya se aproxima una fuerte tormenta (…)’ un primo mío no decía ‘la creciente’ sino ‘el creciente’’, precisa jocosamente Epinayú.

Natalia Reyes, 'Pájaros de verano' y el wayuunaiki

Más allá de que Ignacio no es traductor de la lengua wayuunaiki o profesor de oficio, no desaprovecha oportunidad para explicarles a otros,  elementos que les ayuden a comprender este idioma. Precisamente, hace unos meses, la actriz Natalia Reyes, protagonista de la película ‘Pájaros de verano’, lo contactó para que le ayudara a hacer unas traducciones y a mejorar la pronunciación de algunas palabras del libreto que debía aprenderse para encarnar a una joven wayuu en el filme que narra la historia sobre los conflictos internos y externos que vive una familia wayuu que traficaba con marihuana en la Guajira durante la época de la “bonanza marimbera”.

El encuentro de Ignacio y la actriz se dio hace algunos meses en la ciudad de Bogotá, cuando Natalia debía presentar el casting para el papel en el que interpretaría a Zaida, o Zaerra en wayuunaiki.

Luego de que la actriz fue escogida por los directores del film, Ciro Guerra y Cristina Gallego, emprendió un viaje hacia la Guajira. Allí vivió cuatro meses, y fue durante este recorrido que pasó algunos días con los wayuu en una ranchería, conociendo de cerca sus costumbres, educando su oído y aprendiendo los diálogos propios del idioma wayuu.

“Tenía un poco de miedo de si las mujeres wayuu me aceptarían, pero fueron muy generosas y me mostraban su orgullo cuando lograba hacer bien las cosas, pronunciar bien. Para ellas era muy importante que estuviera interesada en aprender esas costumbres que tienden a desaparecer”, relató hace poco la actriz Natalia Reyes, protagonista de ‘Pajaros de verano’, film que ha sido galardonado en los Premios Fenix y los festivales de cine de Biarritz y de Lima.

El éxito de la película fue tal, que le valió su participación en el Festival de Cannes y ser elegida para representar a Colombia en la próxima edición de los Premios Óscar.

Así es como, gracias a este filme,  en países como Perú, Francia, México y Estados Unidos, también se ha escuchado el wayuunaiki. 

Barreras dentro del pueblo Wayuu

Finalmente, Epinayú, critica fuertemente que, en Uribia, en el departamento de La Guajira, donde el 90 % de la población es wayuu, la enseñanza debería hacerse en wayuunaiki, pero por el contrario, se hace en español, y solo se ve una asignatura en la que se enseña el idioma, que en muchos casos es impartida por un docente que ni siquiera es originalmente wayuu. Teniendo en cuenta que no reside en La Guajira, que es donde está el acervo de la cultura wayuu, la posibilidad de hablar este idioma se ha reducido. Por eso, cada que se encuentra con personas de su pueblo o región trata de entablar las conversaciones en wayuunaiki a manera de preservación cultural, como pretende, continuar haciéndolo con el canal en YouTube, ‘Wayuunaiki para el mundo’. Por su parte, Karmen Ramírez afirma que “cuando me fui del país, reflexioné acerca de ese vacío que tenía. Y quise aprender wayuunaiki. Ahora yo les enseñó a mis hijos lo que he aprendido y ellos han logrado entender muchas palabras de mi idioma”. Ella originalmente vivía en Maicao, municipio de La Guajira y desde hace siete años vive en Suiza, lo cual no ha sido una excusa para, de alguna manera, encontrar formas de resistencia hacia su cultura. Justamente destaca que para ella “aprender el idioma es una forma de homenajear a mis ancestros. Siento que es una necesidad poder comunicarme en este idioma con la gente de mi pueblo. Me ha hecho reivindicar, desde la distancia, mi cultura, mi pueblo y su idioma. Se me ha dificultado el no tener el contacto directo y constante”.

Vocabulario

aakataa: quitar
aneekaa: escoger
miichi: casa
oonojoo: toser
ashuunajaa: nadar
püülükü: puerco
ekaa: comer
siki: fuego
a'anaa: tejer
ka'i: día
 ja'rai: cinco
a'luwajaa: robar
rüi: cuchillo
kashi: luna
a'yatawaa: trabajar
o'unaa: ir
a'yaataa: golpear

Desde principios del 2016 la actividad del canal ‘Wayuunaiki para el mundo’ entró en pausa, pero sus creadores esperan reactivarlo a finales de este año.