Richie Valdés le confirmó a El País que es el nuevo director musical del Grupo Niche. Fue una promesa cumplida: en vida, el maestro Jairo Varela lo postuló como su sucesor.
Richie Valdés tenía apenas 16 años cuando a su casa del barrio Niño Jesús, en Quibdó, llegó la noticia feliz de que dos locos chocoanos, Alexis Lozano y Jairo Varela, habían fundado en la lejana capital, después de noches precarias y frío en las entrañas, una orquesta salsera: el Grupo Niche. Para ese entonces, el chico de rizos desordenados que de niño alteraba la paz de la casa de doña Nury Maldonado con un tambor macho cocinaba sus primeros sonidos con Los Boys del Ritmo, su orquesta, una agrupación con más sueños que instrumentos en la que Richie apuraba sus escasas destrezas como director, cantante y arreglista.Lo que siguió después suena a frase de cajón, pero es una verdad que hoy se le escapa a Richie entre sonrisas de orgullo: Nunca imaginé que al cabo de unos años iba a terminar trabajando con semejantes maestros. Pero sucedió. Primero en Guayacán, orquesta de la que Valdés fue fundador junto a Lozano. Era el año 1983. Alexis había partido cobijas con Jairo y para hacerle contrapeso a su eterno rival de patio buscó a músicos de fuste, Richie Valdés entre ellos. El chico de rizos desordenados cantó y gustó. Y varias de sus canciones aún son himnos del corazón salsero de esta sultana rumbera: Vete, Vas a llorar, Son cepillao... Y así estuvieron las cuentas hasta 1988, cuando el propio Jairo Varela lo convoca a su Grupo Niche, aun convaleciente de la resaca de éxitos a mediados de los años 80, cuando Cali Pachanguero se convirtió en pan del cielo para los grilles de los barrios y las casetas de la Feria.Entonces de nuevo los salseros vieron a Richie a los pies de un micrófono. El joven quibdoceño ya completaba un año con el grupo cuando el maestro Varela le entregó a su voz gozona Doña Pastora y Cielo de tambores, dos de las canciones cardinales del álbum que lleva ese mismo nombre. Jairo intuyó pronto que su nuevo soldado sería más que un intérprete en su ejército musical. Richie era tecladista y percusionista de miedo, criado musicalmente por su padre Julio César Valdés, guitarrista y cantante extraordinario, a quien llamaban El gringo, por sus ojos y piel clara. Así lo confesó Varela en una entrevista a El País en 1989 cuando le preguntaron por el joven pupilo: Richie es tan buen cantante como músico. Fue, claro, la graduación. También el comienzo de una amistad entrañable de más de casi tres décadas, que unió a Jairo y a Richie hasta la muerte del maestro, el pasado 8 de agosto. En los últimos años, Jairo solía sorprenderlo con visitas en su casa del Valle del Lili para conversar y mecatear. Curiosamente no había música, las horas simplemente saltaban de un tema a otro, porque Jairo era un gran conversador, le gustaba estar informado. Cuando él hablaba no conversaba, enseñaba. Era brillante. Que conste que Jairo Varela era un hombre de pocos amigos. Lo mismo era grande en la música que reservado en la amistad. Richie nunca recuerda haberlo visto llorar. Refugiaba su fragilidad en sus canciones, por eso mucha gente cree que era un hombre duro. Qué va: Jairo Varela era dueño de una tremenda sensibilidad. Por eso a nadie le extrañó que este sábado la familia Varela designara a Valdés como director musical del Grupo Niche. Richie, pues, será el encargado de preservar el legado, de que la esencia no se pierda, como él mismo repite. Hay alegría, no temor. Es que juntos aprendimos a hablar el mismo idioma musical; tenemos las mismas raíces, las del Pacífico. Así que cuando él daba las indicaciones, yo sabía interpretar lo que él quería, incluso si tocaba repetir una y otra vez hasta alcanzar el sonido perfecto, asegura Valdés.Fue al calor de unas de esas fatigosas jornadas de grabación en los estudios de la Calle Quinta en las que uno sabía a qué hora llegaba, pero no la hora de salida que el maestro Varela comenzó a acariciar la posibilidad de que Richie fuera su sucesor. Él era un tipo realista, por eso esa gran capacidad de trabajo, esa vitalidad; nunca dejaba nada para después, su estilo era ejecutar más que soñar. La noticia de que sería el nuevo timón del Grupo Niche se la dio Yanila, la mayor de los hijos Varela, en cuyos hombros recae el peso administrativo de la orquesta. Fue un anuncio cordial pero poderoso. Ella evocó no solo la gran amistad que unía al músico con su padre, sino que su mayor virtud era justamente conocer las entrañas musicales de Niche. De Jairo.Con Varela reconoce Valdés hablaban en los últimos años de cómo acercar el sonido Niche a las nuevas generaciones, sin extraviar la esencia. Jairo dejó listo el 98 por ciento de un nuevo trabajo discográfico. Justamente, una de las últimas veces que hablamos, después de la compra de nuevos equipos, me dijo tenemos todo para sacar el mejor sonido. Y si ese era su anhelo, pues así saldrá ese álbum.¿Cómo preservar el legado del Grupo Niche cuando los afectos, en algún momento, también abrigaron a Guayacán? No hay lío, yo soy hincha es de la música, de la buena música.