No han sido los ganadores, sin embargo, a algunos participantes de las diferentes versiones de ‘Yo me Llamo’ les va tan bien, que pueden vivir sin sobresaltos de los espectáculos que presentan en Colombia y en diferentes partes del mundo imitando a su artista favorito. Y por ese camino, se dan a conocer como artistas, mostrando su propia voz y cantando otro tipo de canciones.

Es el caso de Luis Eduardo Correa Restrepo, de 51 años, más recordado entre los colombianos como el paisa que imitó a Nino Bravo en 2011, durante la primera temporada de Yo me Llamo, quien ocupó el segundo lugar, superado por Jorge Martínez, el ‘doble’ de Rafael Orozco.

‘Dante’, como es su nombre artístico, reencarnando al intérprete de ‘América’ o ‘Noelia’, ha llegado hasta la China. E incluso, en dos ocasiones, ha estado presentándose en el pueblo natal del artista español, donde se robó la admiración y el cariño de la familia y de los compatriotas del fallecido cantante.

Además, ha sido invitado a programas de televisión como ‘De Latinos’, de Univisión, en La Florida, EE.UU., y ‘Toni Rovira y Tú’, en Barcelona, España.

Sobre las experiencias vividas antes, durante y después de participar en el concurso del Canal Caracol, ‘Dante’ habló para El País desde Miami, ciudad donde reside:

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¿A qué se dedicaba antes de participar en Yo me Llamo?
Me dedicaba a cantar, es lo único que he hecho, aunque 30 años atrás era asesor financiero para una entidad bancaria de Colombia.

¿Cuáles fueron los momentos más difíciles de su participación en ‘Yo me llamo’? ¿Estuvo amenazado?
Una vez que nos atacó un virus a todos, perdí peso, mi alimentación no fue buena, lo que influyó en que tuviera una tremenda baja de defensas. Aparte, yo salía todas las mañanas a trotar al Parque Nacional, en Bogotá y me gané tremendo resfriado y me quedé sin voz. Pero amenazado nunca estuve. De hecho, fui el único, en la primera temporada, que nunca fui amenazado. Sabía que este programa era la primera y la única oportunidad que tenía para darme a conocer y la aproveché al máximo.

¿En qué invirtió lo que ganó?
Conseguimos casita propia, gracias a Dios, y comencé a hacer un trabajo para darme a conocer no como imitador sino como cantante, como ‘Dante’, que es mi nombre artístico.

¿El personaje de Nino Bravo hasta dónde lo ha llevado?
He llegado en cuatro continentes. He actuado en Australia, China, Noruega, Inglaterra, Francia, España, Suiza. En América he cantado en Aruba, Perú, Canadá, EE.UU. He estado en 26 países fuera de Colombia. Dentro de mi país he recorrido toda la geografía nacional y he tenido la bendición de Dios de cantar para gente rica, poderosa, hasta para la más humilde. He estado cantando en el Senado, en la Casa de Nariño, hasta en barrios donde vive gente humilde, y en donde ni las autoridades se atreven a entrar.

Recuerde alguna anécdota de sus actuaciones como Nino Bravo...

Cantando en New Jersey tenía que salir rápidamente para Connecticut a otra presentación. Hubo una pelea y un agredido salió ofendidísimo del recinto. Yo seguí y me despedí de toda la gente con un ‘feliz Navidad, yo me llamo Nino Bravo’. Al salir me encuentro de frente con el tipo que ya venía armado con navaja. Me tocó devolverme al salón de la presentación, pidiendo auxilio, con la peluca en la mano, ante la sorpresa de todo mundo, quizá muchos ignorando que yo era calvo. Me tocó llegar así porque sentía que el hombre me iba a clavar el puñal por la espalda. Total, mucha gente se rió, era un público norteamericano y centro americano que pensaba que el cabello tan hermoso de ese personaje era natural, no sabían que era una peluca (risas).

Y de esas historias que le hayan sacado lágrimas, cuál recuerda…
La gente me recuerda mucho por el episodio cuando canté ‘Noelia’: mi esposa se apareció de sorpresa llevándome unas florecitas, fue un acto muy bonito, que no esperaba.

Cuando la vi, rompí en llanto, me quebré porque sabía que debió hacer un esfuerzo económico, familiar, laboral, para ir de Medellín a donde estaba yo, ella solita, sin conocer la ciudad.

Estábamos pasando una crisis económica porque ya llevábamos tres meses en el programa y yo no estaba aportando nada para la economía del hogar.

¿Qué era lo que más le criticaban los jurados?
Los jurados eran Luz Amparo Álvarez, Amparo Grisales y Jairo Martínez, los tres, adorados. Siempre me apoyaban. Me criticaban por mi peso (estaba con kilos demás) y me daban garrote por la peluca y por el acento.
Amparo Grisales cuando se enteró de que yo estaba enfermo me envió con un empleado de ella remedios para la voz, una agüita de jengibre. Es un ser que todo el mundo ve bajo una coraza y que la gente malinterpreta como una persona dura, pero en realidad es una persona honesta, objetiva y eso ayuda más. Es de un corazón divino, sé de sus obras, sé del don de gente que tiene. Detrás de esa mujer tan honesta, tan franca hay un corazón grandísimo.

¿No le ha pasado como a los actores que se meten tanto en el cuento de su personaje que terminan olvidándose de ellos mismos?
Cuando estoy en la tarima hay ciertas canciones que interpreto con el alma, es como si yo en realidad fuera Nino Bravo, porque siento qué fue lo que él quiso decir con sus canciones. De hecho, es una de las claves: cuando me pongo el traje de los 60, 70, la peluca, al salir al escenario me convierto en Nino Bravo, me creo Nino Bravo, quiero hablar con el acento de él, aunque a veces se me sale el paisa (risas). Obviamente, me quito la peluca y vuelvo a ser ‘Dante’, quien quiere agradar a la gente con música romántica, la tropical y la salsa que es lo que he hecho en mis presentaciones en el exterior.

¿Quién confecciona su vestuario?
Son conceptos de mi esposa Seleny, ella es quien me los hace, es mi mano derecha, mi confidente, mi mejor amiga, mi representante, siempre está velando porque yo esté bien en cada presentación. Se preocupa por la ropa, el maquillaje, la peluca, porque no me falte nada, incluso, en los aeropuertos no permite que yo cargue las maletas (risas).

¿Ya aprendió a manejar bien su peluca?
Sí. Afortunadamente es una peluca maravillosa, es la misma con la que salí hace siete años de Yo me Llamo, de pelo natural. Cuando estuve en la China me conseguí otras dos, pero sigo trabajando con la que se identificó el personaje, la aprendí a manejar en el programa. A veces pienso que hace parte de mí, como si fuera parte natural de mi cuerpo.

¿Cómo fue su experiencia en la tierra natal de Nino Bravo?
En dos oportunidades ya he estado, siempre por invitación del Museo y la familia de Nino Bravo. La primera vez fue para el lanzamiento de un documental de la vida de Nino Bravo, como quiera que es el cono del pueblo y es casi que una de los principales fuentes de ingreso de la municipalidad, del ayuntamiento, puesto que Nino Bravo es un artista reconocido a nivel mundial y en España, es catalogado como una de las mejores voces que ha dado el país. El pueblo es Ayelo de Malferit que queda en Valencia, fui invitado por el Museo de Nino Bravo y luego fui invitado para un festival que hacen cada año en el pueblo natal de él donde van artistas que han participado en audiciones a nivel nacional, en el que se escoge al mejor imitador del artista y yo estuve invitado allí por cuenta de la familia de Nino Bravo.

¿Y cómo le fue?
La experiencia fue maravillosa. La gente me aceptó mucho, de hecho, querían que yo fuera el ganador, pero luego se enteraron de que yo era un invitado, que no estaba participando, fue muy bonito. Algo que nunca olvido fue cuando hice el éxtasis de la canción ‘América’: ver las hijas de Nino Bravo que se abrazaban y que me felicitaron después, fue algo conmovedor que hoy le agradezco al Señor, como también de permitirme estar con algunos de los músicos que grabaron con Nino Bravo, e incluso, con compositores de temas que él hizo célebres.