La creación de la Secretaría de Paz y Cultura Ciudadana, impulsada durante la actual Alcaldía, se explica a partir de su resultado más visible: un modelo social de prevención de violencia que articula el fomento de la cultura ciudadana como una herramienta para preservar la sana convivencia entre los caleños.
Al frente del reto está la psicóloga y máster en salud mental, Rocío Gutiérrez Cely, quien centró sus esfuerzos en sacar adelante programas estratégicos sincronizados con el objetivo primario de la Secretaría, entre los que se destaca el de los ‘Gestores de Paz y Cultura Ciudadana’: “Un modelo certificable que se puede replicar en otros territorios del país, como herramienta fundamental en materia de paz y reconciliación”.
Ellos, desde su ejemplo, se convierten en agentes de cambio.
“Apuntamos a que sean ellos, quienes adelantan procesos de transición personales, desde la ilegalidad o desde la vulnerabilidad, los que se certifiquen”, explica la Secretaria.
La certificación como ‘gestores de paz y cultura ciudadana’, es una posibilidad entonces para quienes emprendieron la propia transformación de sus proyectos de vida, pues su esfuerzo ya no solo será una anécdota sino un resultado tangible. Esa es la razón por la cual la Alcaldía es un aliado estratégico de Gente con Talento, campaña comunicativa impulsada por El País y el Grupo Escala, cuyo propósito es promover las certificaciones que elevan los estándares de competitividad de la región.
¿Por qué debía existir esta nueva Secretaría?
Todo el modelo de implementación y transversalización de los derechos humanos para Cali, era una deuda que teníamos como ciudad, al igual que lo concerniente alrededor del trabajo de incluir el tema de prevención social de la violencia. Si bien existía una oficina en la Alcaldía, la Asesoría de Paz Desepaz, era fundamental una Secretaría que contara con autonomía financiera, administrativa y misional.
Construir paz para luchar contra la guerra…
En materia de disminución de violencia, algunos de nuestros programas han aportado a la disminución del 58% de los homicidios entre pandillas. Cali ha venido trabajando en la disminución de homicidios de manera sostenida, como resultado de un trabajo del alcalde Maurice Armitage y una decisión muy fuerte en materia de prevención social. Allí están concentrados nuestros programas, tenemos un número de programas importante, entre ellos el de Gestores de Paz, diseñado para tratar de transformar las dinámicas de violencia en los territorios.
Ustedes construyeron una política pública de derechos humanos…
Se ha venido trabajando de la mano de las comunidades, en la formulación de una política pública en materia de derechos humanos. Una garantía que el Estado tiene que establecer para que efectivamente haya una transformación social desde una lógica de relacionamiento ideal entre los ciudadanos y el Estado. Sumado a todo eso está el componente de reintegración, reincorporación y reconciliación.
Nosotros tenemos un desafío inmenso como ciudad región. Somos la capital del suroccidente colombiano, lo que nos ha llevado a convertirnos en una ciudad muy marcada por el conflicto y receptora natural del desplazamiento. Es a través de la Secretaria de Paz y Cultura Ciudadana que acompañamos a quienes dejaron las armas.
¿Por qué es importante la certificación de los Gestores?
La certificación para nosotros es un valor agregado de calidad. Cuando hablamos de certificación, hablamos de calidad, hablamos de un sello que marca que efectivamente los procesos y equipos de trabajo están haciendo las cosas bien. Eso le da la garantía a Cali de que efectivamente lo que se viene trabajando se está haciendo con absoluta transparencia y rigor.
¿Quiénes los certifican?
Las certificaciones son adelantadas por organismos externos, validadores y evaluadores que verifican la idoneidad de los procesos.
Este es un reto que tal vez no todo el mundo entienda…
Los colombianos tenemos todavía un desafío inmenso en materia de pasar la página. Lo primero que se necesita es un trabajo de acompañamiento humano, pero también acciones concretas de retribución: que la gente en la calle vea por ejemplo que una persona que portó un arma algún día, puede realmente apostar por transformar su vida, su entorno. Que efectivamente está comprometido en trabajar por la sociedad, por la comunidad. Las víctimas son un grupo humano realmente valiente, que nos están demostrando que en Cali pue den pasar la página y reconciliarse sin problemas. Ya tienen como suya la idea de que existe la reconciliación.
¿Cuántas personas, como parte del proceso, le han dado vuelta a la
página?
Nosotros trabajamos con 500 personas entre las que hay víctimas y excombatientes. También personas que hicieron daño en el contexto urbano, es decir, generadores de violencia como son los jóvenes que conformaban pandillas y hoy son compañeros de trabajo, aliados, parte de una misma familia, la de los Gestores de Paz y Cultura Ciudadana.
¿Cómo rescatar a un chico de una pandilla, de una calle, de una esquina?
Nuestro trabajo es conducir a esos niños y jóvenes a encontrarse con la posibilidad de tener un proyecto de vida distinto, un panorama de esperanza; porque un pandillero en Cali, un pandillero en América Latina en general, está enfrentando todos los días la muerte. Cuando el Estado le tiende una mano y empieza un proceso de acompañamiento que resignifique eso que aprendió desde la violencia, la posibilidad de que esa persona se adhiera a la vida es muy alta. Eso lo que estamos haciendo.
¿Y de qué manera?
Nos acercamos en equipo, pues trabajamos con la Arquidiócesis, el Instituto Cisalva de la Universidad del Valle, la Policía Metropolitana, la Secretaría de Seguridad y Justicia, como la estrategia Territorio de Inclusión y Oportunidades, TIO, y efectivamente todos con un mismo propósito y es sacar a estos jóvenes de esta lectura de que la vida se acaba al otro día y que efectivamente no existe, digamos, una posibilidad de futuro y lo que existe es el hoy y por lo tanto no todo se vale. Lo que encontramos son muchos jóvenes en Cali dispuestos a dar ese paso hacia la legalidad, comprometidos a tomar ese nuevo camino con la intención de hacer un proceso de cambio.
¿Un chico que entra al programa de Gestores, nunca regresa a la calle?
Es un contraste con el sistema penitenciario, donde por cada diez personas que salen de una cárcel en Colombia, ocho vuelven a delinquir. Mientras tanto, por cada diez personas que se han vinculado a la estrategia de Gestores, los reportes de reincidencia llegan al 0,1%.
¿Quiere certificarse? Empiece ingresando a www.gentetalento.com y siga los pasos.