“Suele decirse que hay desaparecidos nuevos y desaparecidos viejos, pero allí hay un error porque la ausencia forzada de un ser querido no es nueva ni vieja ya que este dolor está presente todo el tiempo y, mientras la persona no vuelva a casa, el drama sigue vigente hoy, mañana, pasado mañana y hasta que se encuentre al familiar. El dolor sigue siendo el mismo aunque hayan pasado 30 años de los hechos”, afirmó Jhon Fredy Caicedo, integrante de la Fundación Guagua, creada en el año 2000.
Hoy, en el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, las cifras muestran que este es un flagelo que no es cuestión del pasado en Colombia y que aún sigue presente tanto en las grandes ciudades como en las zonas más apartadas del país.
A partir del 30 de agosto de 2011 se conmemora el Día Internacional de las Víctima de Desapariciones Forzadas, con base en la Resolución 65/209 de la Asamblea General de la ONU, todo esto con el objetivo de llamar la atención al aumento de las desapariciones forzadas en distintos lugares del planeta y de las denuncias sobre hostigamiento, maltrato e intimidación padecidos por testigos o familiares de estas personas.
Desde la creación, en 2018, de la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas, se han recibido 28.815 solicitudes de búsqueda, cifra de la que se han logrado identificar 7689 lugares de interés para la búsqueda, según el Registro Nacional de Fosas y Cementerios; realizado toma de muestra biológica a 5848 familiares de personas desaparecidas, recuperado 929 cuerpos, entregado dignamente 196 personas en articulación con otras entidades del Estado y encontrado con vida a 16 ciudadanos.
“La investigación humanitaria extrajudicial y la investigación forense necesitan ser visibilizadas. Buscamos en todo el país, cruzamos fronteras, recorremos ríos, mares y montañas para encontrar sin prejuicios, ni etiquetas a todas las personas que nos arrebató el conflicto armado en Colombia. Todas las personas dadas por desaparecidas nos hacen falta y seguiremos buscando hasta encontrarlas y develar la verdad reparadora sobre lo ocurrido”, enfatizó Luz Janeth Forero Martínez, directora de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas.
Sobre los departamentos con más casos de personas desaparecidas a lo largo de la historia, la lista la encabeza Antioquia, con 23.418 casos, seguido del departamento del Meta, con 8.229 reportes. El tercer lugar lo ocupa el Valle del Cauca, con 4.707 registros.
“Es importante dejar claro que es el Estado quien tiene que garantizarle los derechos a las víctimas. Lo que pasa en un 99% de los casos es que las víctimas se culpan de lo que le ocurrió a su familiar. Se cuestionan sobre por qué dejó salir a la persona o por qué no lo acompañó. Allí lo primero que les decimos es que las familias no son los responsables del hecho criminal”, explicó Jhon Fredy Caicedo.
Por su parte, María Teresa Nieto, oficial de protección del Comité Internacional de la Cruz Roja (Cicr), sostuvo que para las familias es muy importante sentirse acompañadas, reconocidas y que el resto de la comunidad se pueda sensibilizar frente a la problemática de la desaparición.
“Esta es una tragedia que no termina con el tiempo porque las familias están en todo momento con zozobra e incertidumbre. Además, siempre hay necesidades económicas ya que, en algunos casos, la persona que se desapareció era el primer proveedor económico en el hogar”, dijo la oficial del Cicr.
Familias son víctimas de estigmatización
Para la funcionaria del Comité Internacional de la Cruz Roja, muchas familias de personas que están desaparecidas se enfrentan a la estigmatización de la sociedad y las autoridades.
“Nosotros tenemos una labor humanitaria e imparcial y lo importante aquí es que una familia está buscando a un ser querido, independientemente de las causas de esa desaparición. No vamos a juzgar a la familia si quien están buscando pertenecía a un grupo armado o a una banda. A nosotros solo nos importa que hay una familia que está sufriendo”, recalcó.
“En ocasiones las autoridades rechazan a estas familias y la misma sociedad también lo hace al decir frases como: ‘Si se desapareció por algo sería’ o ‘Quién sabe en qué andaría’. Lo grave aquí es que muchas veces por este tipo de comentarios las familias no acceden a la ruta de búsqueda o a la Fiscalía General de la Nación para pedir ayuda, pues piensan que no les van a prestar la atención que requieren”, dijo la experta.