El homicidio es un delito preocupante que parece no disminuir, pues las cifras permanecen casi inmóviles en comparación con otros indicadores como el hurto o el secuestro, los cuales han mostrado importantes disminuciones.
Entre enero y noviembre de 2024 se registraron 12.145 asesinatos a nivel nacional según el informe de Seguimiento a Indicadores de Seguridad y Resultados Operacionales del Ministerio de Defensa, lo que representa una reducción del 1 % si se compara con los 12.267 que se presentaron durante el mismo periodo del año anterior.
A pesar de que el descenso es positivo, la cifra continúa siendo alarmante ya que este es el delito de alto impacto con mayor presencia en el país.
Según Felipe Fernández, consultor en seguridad y paz, el homicidio obedece a causas multidimensionales, por ello “es un reto en términos de país homogeneizar una sola estrategia para la reducción entendiendo que hay territorios de alta complejidad con una geografía muy particular y también zonas con una dinámica sociocultural que puede habilitar o no la violencia”.
El experto afirmó que existe fragmentación del crimen y por este motivo hay contextos con mayores dinámicas de violencia homicida debido a la persistencia de economías ilegales como el narcotráfico, la minería ilegal y la extorsión.
Ante ello, el consultor en seguridad y experto en inteligencia estratégica, Iván Carvajal, concordó, ya que, según explicó, existe una redistribución de las rentas ilegales.
“Los grupos al margen de la ley no abandonan la posibilidad de tener una parte de la renta criminal a raíz de la producción de cocaína, la marihuana creepy, minería ilegal de oro y coltán, extorsión y secuestro. Toda esta economía ilícita producida en el país representa aproximadamente 5000 millones de dólares para este 2024″, dijo Carvajal.
Sin embargo, aunque las cifras nacionales parecen permanecer estáticas desde 2021, existen casos de reducción. En Cali, por ejemplo entre el 1 de enero y el 12 de diciembre se registraron 887 asesinatos, mientras que en el mismo periodo de 2023 hubo 964, es decir, hay una disminución del 9%.
“Hay un dato interesante, algunas estructuras criminales son nómadas y esto les permite asentarse en otras zonas del país, estamos viendo que se están desplazando del norte y del suroccidente hacia el centro”, indicó Iván Carvajal.
Se debe modificar el enfoque
En los últimos diez años, el indicador del homicidio a nivel nacional parece mostrar dos fases. La primera entre 2014 y 2020, cuando los asesinatos entre enero y noviembre no superaban los 11.600 casos, teniendo su punto más bajo en 2020 con 10.800 hechos. “Nos encontramos con la pandemia, lo que provocó un congelamiento del crimen o una pausa en ciertos indicadores”, explicó Felipe Fernández.
La segunda fase, entre 2021 y 2024, comenzó con un hecho atípico que contribuyó a la cifra de 12.499 víctimas. “Sin duda el estallido social agravó la violencia y se tuvieron muchos casos de homicidios en este contexto”, añadió Fernández.
De otro lado, Carvajal sostuvo que una posible mala interpretación del conflicto por parte del Gobierno Nacional ha contribuido a la dificultad de reducir estos hechos violentos. “Yo creo que entramos a una tercera generación de dinámica delictiva, y es que aquí hay un tema conceptual de fondo porque el conflicto interno que fue la justificación para los Acuerdos de Paz de La Habana permitían la figura de una guerrilla alzada en armas en contra de un Estado opresor”.
Sin embargo, según el consultor en seguridad y experto en inteligencia estratégica, en la actualidad esas disputas han cambiado y ya no se trata de grupos con una ideología política sino de organizaciones criminales que protegen una renta ilegal, por ello, el Gobierno Nacional debería centrar su política a la nueva realidad y no basarse en el conflicto que llevó a los acuerdos de La Habana.
“No entienden el contexto actual, la Paz Total está basada en el concepto del conflicto interno que ya no existe, es anacrónico, lo que tenemos ahora son nuevas estructuras criminales que frecuentemente ajustan sus cuentas, se reorganizan y eso se traduce en homicidios”.
Por este motivo, Carvajal aseguró que debe haber una transformación en las estrategias y resaltó la orientación de la Policía Nacional de volver al modelo comunitario orientado a las personas, ya que de esta manera los ciudadanos sienten más confianza por la institución.
Por su parte, Fernández concluyó que los programas de prevención del delito deben ser una prioridad en las ciudades, con una unión entre la Fuerza Pública y el sector privado.