La izquierdista Claudia Sheinbaum hizo historia al ser electa el domingo como la primera presidenta de México con una abrumadora ventaja, y tendrá el enorme desafío de contener la violencia del narcotráfico y de género que mata a unas 30.000 personas al año.
Sheinbaum obtuvo entre 58% y 60% de los votos, unos 32 puntos por encima de su rival de centroderecha Xóchitl Gálvez, según el conteo rápido del Instituto Nacional Electoral (INE). La opositora registró entre 26% y 28% de los votos.
“No les voy a fallar”, dijo Sheinbaum, de 61 años, sonriente, emocionada y vestida con una blusa con bordados indígenas.
Había que revisar viejas imágenes familiares para verla divertida en sus juegos infantiles, o ya adolescente sonriendo coquetamente para la cámara.
Pero la campaña presidencial reveló a una mujer afectuosa y risueña que repartió besos y abrazos entre miles de simpatizantes, y defendió apasionadamente el proyecto del saliente mandatario Andrés Manuel López Obrador.
“No llego sola, llegamos todas”, afirmó Sheinbaum al dirigirse a las mujeres en su discurso de victoria, en el que prometió estar a la “altura de nuestra historia”.
Guillermo Robles, uno de sus compañeros de la maestría de ingeniería energética de la UNAM en 1987, la recuerda reservada. “Ni ella ni yo éramos de socializar con todo el mundo”.
Luego Sheinbaum cursó un doctorado en ingeniería ambiental, para el cual investigó cuatro años en Estados Unidos, y fue parte del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC) que ganó el Premio Nobel de la Paz en 2007.
El magnetismo de esa joven de ascendencia judía radicaba en sus convicciones de izquierda que la hicieron militante del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), opina Robles.
Aquel colectivo frenó una intentona de privatización de la universidad y fue cantera de personalidades del gobierno de López Obrador, su mentor.
Aunque Sheinbaum “no era de las principales” líderes, según Robles, su compromiso no melló ni estando embarazada de su hija Mariana, hoy de 36 años.
Esa convicción tiene vena familiar. Su madre, Annie Pardo, reputada bióloga, fue expulsada como profesora universitaria por denunciar la matanza de estudiantes de 1968 en la plaza Tlatelolco.
“Tomar decisiones”
Temple y discreción marcan la actuación de Sheinbaum, cuyos abuelos llegaron a México desde Bulgaria y Lituania huyendo de la Segunda Guerra Mundial.
También manejó con aplomo dos momentos muy delicados como alcaldesa: la pandemia y el desplome de una línea del metro que dejó 26 muertos.
El uso de métodos científicos y tecnología reflejó la impronta de Sheinbaum en la gestión del covid que, no obstante, dejó una elevada mortalidad.
“Tiene una capacidad de análisis impresionante, de leer datos y encontrar soluciones”, comenta Tatiana Clouthier, vocera de campaña y exministra de Economía de López Obrador.
Tras el colapso de la línea del metro en 2021, defendió a su equipo y optó por una polémica negociación con la constructora de la obra -del magnate Carlos Slim- para indemnizar víctimas y evitar juicios.
Para combatir la violencia de género promete crear fiscalías especializadas y ofrecer asesoría gratuita en este país donde cada día se registran en promedio 10 asesinatos de mujeres, muchos tipificados como feminicidios.
*Con información de AFP.