La oposición va a ir fracturada. Será un grupo llamando a votar, dirigido por Henrique Capriles, y dos grupos llamando a la abstención, los de Juan Guaidó y María Corina Machado, solo que por razones distintas. Se van a atacar más duro entre los opositores que a Nicolás Maduro.

Así es como Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, la encuestadora más grande de Venezuela, avizora el devenir de las elecciones parlamentarias programadas para el 6 de diciembre en el vecino país.

En entrevista con El País, quien lleva 35 años estudiando la política nacional desde Caracas, destaca la gestión del Presidente interino y dibujó el mayor riesgo de Maduro.

¿Por qué la oposición venezolana está tan dividida?

Lo primero es entender que la oposición es una fuerza heterogénea. Son muchos factores de izquierda, derecha, centro, radicales, moderados e intereses partidistas que conviven con un objetivo común que es sacar a Maduro y rescatar la democracia en Venezuela, pero una vez se baja de ese objetivo común, hay formas muy distintas de ver la política y el país. A pesar de su heterogeneidad, a veces han tenido estrategias comunes, pero después de tantos años de fracaso frente a ese objetivo, es natural que se vayan exacerbando las diferencias y que otros partidos quieran tener opción a dirigir la lucha, y finalmente aparecen dos vertientes nuevas que complican más la situación: la de los líderes en Venezuela y la de los líderes exiliados, que comienzan a tener intereses concretos. Y están los estímulos de preservación de poder que se introducen en el Gobierno interino, es decir, no se puede decir que él controle algo en el país, porque allí no hay nada para la oposición, pues el Gobierno del control territorial es el de Maduro, pero lo que el Gobierno de la oposición sí controla son recursos en el exterior: la alianza con Estados Unidos, el debate sobre el oro de Venezuela en Inglaterra y el reconocimiento de Presidente interino por parte de muchos países.

¿Tiene razón Corina Machado cuando dice que Guaidó no ha hecho nada como presidente interino?

Es una apreciación injusta. Juan Guaidó ha hecho una lucha muy valiente contra una fuerza que tiene en el país más de 20 años y que controla las armas, los militares, el territorio. Lo que no ha hecho es sacar a Maduro del poder, pero eso no es algo de 20 meses, es una guerra que requiere muchas batallas en muchos planos. ¿Que se han cometido errores? Claro, y quizá el más importante es sobredimensionar su capacidad para sacar a Maduro del poder, como si fuera una cosa muy simple.

En la carta que ella le envió a Guaidó esta semana queda claro que es partidaria de una salida militar...

Lo que ella plantea es una intervención militar extranjera como mecanismo para poder resolver el problema. Es la visión radical, que no es solo suya, hay varios líderes, sobre todo exiliados, que plantean que ya no hay forma de que los venezolanos podamos sacar a Maduro y es indispensable ayuda internacional, pero no sanciones, sino con acciones concretas que provoquen esa salida.

¿Y qué piensa usted al respecto?

Más allá de si tiene razón o no, y del tema ético que significa una intervención militar extranjera en tu país, diría dos cosas: abandona la responsabilidad que tenemos los venezolanos de resolver nuestro problema. Es decir, indica que somos incapaces y necesitamos que venga alguien externo, que nos cobrará algo, a hacerlo. Lo segundo es que evade la responsabilidad de la acción, pues ninguno de nosotros será responsable de lo que ocurra. Y Corina parece culpar a Guaidó de no haber pedido que los marines vengan, pero bajo una tesis equivocada: imagina que él tiene una app en su celular que dice ‘marines’ y él no la ha apretado. Una tesis infantil, porque las decisiones de ese tipo las toma un gobierno extranjero, como Estados Unidos. Y Elliott Abrams, encargado de Trump para el asunto venezolano, le dijo a ella que ese plan B era surrealista, como también le dijo a Henrique Capriles que las elecciones no iban para ningún lado. Pero le dijo a ella: ‘Nosotros no tenemos ninguna intención de invadir ni de utilizar los marines. Ese es un problema que resuelven ustedes’.

¿Le quedó grande la Presidencia interina a Juan Guaidó?

La Presidencia interina es un concepto simbólico de lucha política, y creo que Guaidó generó esperanzas y alianzas internacionales importantísimas y consiguió que lo reconocieran más de 60 países, por lo que Maduro ha tenido grandes presiones. Lo que pasa es que sobredimensionó que esa labor podía sacar a Maduro en breve y esta es una batalla de largo aliento y donde se tiene que pelear en todos los tableros y todavía eso no ha pasado. Lo injusto era esperar que él resolviera el problema en 20 meses.

¿Pero, en qué ha fallado? María Corina dice que la ayuda humanitaria desde Colombia fue un fracaso...

Ese episodio fue un fracaso, en efecto, y por supuesto que hay un montón de cosas que se hubieran podido hacer mejor. Por ejemplo, se menospreció la oposición que no estaba cercana a Guaidó, se sobredimensionó el hecho de que la comunidad internacional estaba con él: se soportó en ella y no en la reconstrucción de la oposición adentro, y eso sí fue un error: Guaidó es hoy más dependiente de EE. UU. que de una estructura de lucha opositora en Venezuela. María Corina tiene razón en que haber vendido que él llegaba con una ayuda humanitaria por Cúcuta, organizaba un concierto y entraba con unos camiones y Maduro salía del poder, sin entender que es una revolución que tiene 20 años, que controla las armas y los militares, era por lo menos, inocente.

¿Cree que Capriles traicionó al Gobierno interino al mediar para la liberación de los indultados que el régimen excarceló esta semana?

Depende de qué lado lo miras. No sabemos si en la práctica hubo intentos del Gobierno interino para liberarlos, porque su discurso ha sido, y ese es otro error: ‘nosotros somos el Gobierno y Maduro no existe’, y la realidad es que el Gobierno es el que maneja el barco, así que solo hay que preguntarle al presidente Duque si reuniéndose con Guaidó puede resolver el caso de la diputada que está en Venezuela o el problema limítrofe o el de los consulados. La respuesta es que no, entonces no es un tema de discurso político. Se entiende que hay simbologías importantes, pero el Gobierno es quien controla el territorio y el Gobierno es Maduro... ¿De qué le sirve a un político que está en una cárcel, inhabilitado, en una situación terrible, que Guadió diga ‘nunca debió estar preso, pero no voy a negociar con un Gobierno ilegítimo? Le sirve es el que dice ‘yo negocio hasta con el diablo para liberarlo’. Y si ese otro (Capriles) siente la responsabilidad de hacerlo, para además, presentar un logro político, pues por supuesto que lo iba a hacer.

¿Qué papel está jugando Leopoldo López actualmente en Venezuela?

Leopoldo es un líder consistente, que participa en la misma línea de pensamiento, que proviene de su partido (Voluntad Popular), es el tutor histórico de Guaidó y es el jefe del Gobierno interino. Guaidó es el presidente, pero el jefe del Gobierno interino es Leopoldo y es quien articula alrededor de ese proceso y por eso tampoco está de acuerdo con ningún evento que no sea la abstención que permita la continuidad administrativa para mantener ese Gobierno en el futuro, aunque no puedan sacar a Maduro del poder.

¿Qué va a pasar con las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre?

Lo que va a ocurrir es que Maduro va a realizar su elección, además, controlando las instituciones. Será una elección no competitiva y la oposición va a ir fracturada completamente. Será un grupo llamando a votar, dirigido por Capriles, y dos grupos llamando a la abstención, liderados por Guaidó y María Corina, solo que por razones distintas. Se van a atacar más duro entre los opositores que a Maduro, porque Guaidó va a sentir más enemigo a Capriles, en términos de su estrategia de la preservación del poder. La oposición institucional, dirigida por Guaidó y respaldada por el Gobierno de Estados Unidos, va a ser ruda con cualquiera que quiera participar.

Entonces, ¿qué va a pasar con la oposición en la Asamblea Nacional?

Capriles va a presentar una votación importante, pero con una abstención que va a ser la marca de esa elección, porque en las parlamentarias hay un montón de gente que se abstiene. Pero esa participación va a permitir la entrada de un grupo minoritario de diputados, pero llegarán, y en el camino, Guaidó va a llamar a la tesis de continuidad administrativa, que indica que esa elección no se reconoce, que él se queda como presidente interino de la Asamblea y del país y que los diputados previos siguen siendo diputados. EE. UU. lo va a mantener, probablemente el Grupo de Lima lo reconozca, pero en Europa será más complejo, porque hay muchos países que no están de acuerdo con esa tesis, no la ven constitucional y les es difícil reconocer un presidente que no pasó por una elección, y van a empezar los problemas de reconocimiento. Pero lo segundo es que al principio te reciben en alfombra roja y te ayudan, pero cuando se dan cuenta de que no eres capaz de provocar el cambio, tus posibilidades se van a ver muy comprometidas y la conexión popular polarizada.

Así las cosas, ¿hasta cuándo va a seguir Maduro en el poder?

¿Puede salir Maduro del poder? Claro, porque tiene un país destruido, más del 80 % de la población no lo quiere, tiene enemigos por todos lados y puede surgir una división desde el interior de su propia revolución, que es el riesgo más grande que usualmente tienen esas revoluciones. Todo eso está vivo y Guaidó logró que el sector militar, si bien no le ha hecho una oferta de cambio, sabe que está acorralado a nivel internacional, incluso, con sanciones personales que son muy incómodas porque incluyen sanciones a sus familias. Entonces, ¿puede eso romper el equilibrio de Maduro? Sí. Yo diría que él tiene más riesgos dentro de su propio grupo, que en la oposición. Sus enemigos más peligrosos están adentro, no en la oposición ni en Estados Unidos, están en el círculo militar o en la élite dominante, que se podría fracturar. Lo más probable es que sigamos hablando de Maduro el año que viene. Incluso, es más probable ver algunos cambios dentro del Gobierno de Maduro, que un cambio de Gobierno.

Colombia

¿Cómo analiza lo actuado por el Gobierno de Duque en contra del régimen?

El Gobierno colombiano tiene todo el derecho a fijar su posición con respecto a lo que está ocurriendo en Venezuela. Siempre es positivo que la comunidad internacional critique las violaciones de derechos democráticos y es obvio que en Venezuela se violan y Colombia es un vecino, un hermano y lo mira con preocupación, así que se agradece que esté pendiente del rescate de la democracia en Venezuela. Ahora, se ha cometido un error, no Colombia, sino la comunidad internacional y América Latina especialmente, y es pensar que se puede resolver los problemas aislando y sancionando y eso termina aislando al país de la posibilidad de contribuir realmente a la solución del problema. El presidente Duque ya no puede ser un mediador en la negociación, porque está en solo uno de los lados y no tiene contacto con el otro. América Latina tendría que ser el espacio natural en el cual se pueda dirimir, por ejemplo, un acuerdo de transición en Venezuela y eso se ha eximido de hacerlo por la posición equivalente a la oposición interna de no mantener relaciones con el Gobierno.