*Monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, obispo de Buenaventura.

En un momento tan complejo como el que estamos viviendo en donde todo se relativiza y hasta la misma existencia de Dios se pone en duda, la Iglesia Católica se mantiene firme en su triple misión: enseñar, santificar y servir.

No quiero hacer una apología de una institución cuestionada por los abusos como la pederastia, los síntomas de corrupción y principalmente por apartarse en muchas ocasiones de su misión original. Pero como Obispo sí tengo la obligación de mostrar la luz que irradia nuestra iglesia en materia social y que impacta positivamente en muchos sectores de la sociedad. Las funciones de enseñar y santificar son muchas veces silenciosas, efectivas y profundas, aunque no aparezcan en los titulares de los medios de comunicación que viven en ciertas ocasiones del amarillismo y del escándalo.

Un ejemplo de la gran obra de la Iglesia en Colombia son los Bancos de Alimentos creados desde el año 2000 por las distintas diócesis y con el compromiso claro de muchos obispos y sacerdotes, ahora hay 24 bancos que llevan alimentos a las poblaciones más pobres para ayudar a combatir el problema del hambre.

El Banco Diocesano de Alimentos de Buenaventura fue creado en diciembre de 2019. Solo en Buenaventura en el año 2022 se entregaron a las familias 439.780 kilogramos de productos, 394.507 kilos de alimentos de los cuales 179.728 fueron de bebidas con un aporte principalmente de energía y carbohidratos. Todos estos alimentos están representados de la siguiente manera: cereales, raíces, tubérculos, plátanos y derivados: 45.961 kilos; frutas y verduras: 105.339 kilos; lácteos: 21.241; carnes, huevos, leguminosas secas, frutos secos y semillas: 11.700 kilos; grasas: 98 kilos; Azúcares: 10.749; Bebidas: 179.229 kilos; paquetes Snacks: 70 kilos; otros alimentos: 19.620 kilos.

En este mismo año el Banco de Alimentos de Buenaventura atendió 30.915 personas en situación de vulnerabilidad, donde 2.697 beneficiarios corresponden a niños, niñas y adolescentes.

El aporte nutricional de micronutrientes que se ha dado en este bello puerto es el siguiente en el año 2022: vitamina A (frutas y verduras): 58,5%; calcio (lácteos): 44,1%; hierro: 32,6%; Zinc: 32,8%; Sodio: 23,6%.

Los aportes nutricionales por grupo de edad son los siguientes: niños de 6 meses a 4 años recibieron un porcentaje promedio del 3,1%; adultos mayores de 60 años y más un promedio de aportes del 3,6% y las mujeres gestantes recibieron un promedio de nutrientes del 2,7%.