Aunque dicen que guerra avisada no mata soldado, la desesperada advertencia de quienes viven en el sector de El Palomar -km 8 de la carretera al mar- no es una simple amenaza ni un vulgar chantaje.

El medio millar de residentes en este sector están hasta la coronilla con el tema de los ‘piques’ de autos y motos, subiendo y bajando por la vía que aprovechan las curvas de la carretera para hacer gala de sus habilidades suicidas al volante.

Y es que no es solamente en el kilómetro 18, sino que además, buena parte de estos kamikazes, que atentan además contra la vida de quienes utilizan esta vía, están haciendo sus gracias, dos kilómetros arriba del llamado Retén Forestal, es decir en las narices del puesto de Policía y de control de tránsito que se supone debe permanecer con la presencia de la autoridad.

Yo he visto con mis propios ojos los videos que vienen haciendo y enviando los moradores del sector y el espectáculo es tenebroso: docenas de competidores se juegan la vida a velocidades inimaginables, paralizando el tráfico a altas horas de cualquier noche de estas. Así que, si usted quiere subir o bajar después de las 10:00 p.m., cuídese porque se lo pueden llevar por delante.

No podemos decir que los agentes del orden no se han hecho presente: llegan, aunque tarde, pero llegan.

Lo que pasa es que se necesitaría un camionado de soldados para poder dominar la situación y si bien, algunos operativos han logrado dispersar a esos conductores y su público, ni bien se van cuando vuelven a aparecer de la nada y de nuevo empieza la función.

Lo cierto es que faltan unas acciones preventivas por cuenta de la inteligencia en las redes sociales que podría detectar la convocatoria a estos piques para actuar de inmediato en una tarea conjunta y coordinada. Pero ello no se ha dado aún y hay una especie de ‘tongo le dio a borondongo’, con un resultado final que no es el mejor.

Estos desafueros se han tornado tan frecuentes que ya hasta se van a volver paisaje, pero no para los insomnes habitantes de El Palomar que están preparando un bloqueo con todas las de la ley, lo cual ocasionaría un problema de siete suelas.

Creo que es preciso que se dialogue con los palomareños y se configure una de esas famosas, aunque desprestigiadas mesas de concertación, invitando claro está a los actores del conflicto para que cesen estos desafueros y se les plantee -si es el caso- que trasladen sus competencias por ejemplo a Cavasa en donde hace algunos años se realizaron múltiples carreras de velocidad.

Es imposible que a través de un diálogo certero y fructífero ni se pueda llegar a un arreglo y si la cosa definitivamente no funciona, se deberá entonces actuar por la fuerza militarizando ese escenario y castigando con todo el peso de la ley a quienes pretendan seguir atentando contra la tranquilidad y el bienestar palomareño.

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