En el tema de la salud, Petro tuvo una derrota: el Congreso hundió su nefasto proyecto de reforma y su venganza fue acabar de desfinanciar el sistema y quebrar las EPS. Fue capaz, como se lo había propuesto, y aun sin ley, de acabar con el sistema de salud. Primero lo asfixiaron, luego lo interviniero, y ahora van a tratar, en las próximas sesiones del Congreso, de profundizar la crisis, insistiendo en un proyecto que está orientado a estatizar lo que resta del sistema.
El Ministro de Salud radicó el semestre pasado una nueva propuesta de reforma de la salud. En contra de las promesas hechas, esta versión tampoco fue fruto del consenso, por lo cual se puede describir como más de lo mismo, así la versión más reciente sea más corta. Ojalá el Congreso, que estudiará el nuevo proyecto gubernamental que desea darles fuerza de ley a sus propuestas, ante el deterioro evidente de la atención en salud, impulse los correctivos necesarios, pues de por medio están miles de pacientes.
La reforma a la salud sigue sin convencer a los principales actores del sector, en medio de la profundización de la crisis del sistema. El problema es que el diagnóstico del gobierno basado en la ideología es equivocado. Cerrarles el espacio a los operadores privados no sirve para mejorar un sistema de salud en cuidados intensivos cuyo estado se ha agravado por efecto de las decisiones del gobierno. El trámite de esta reforma requiere debates sin afanes, con transparencia y con profundidad.
Estos dos años y medio de la administración Petro, sirvieron para casi acabar con el sistema de salud. Sin necesidad de reforma legal, el gobierno ya consiguió estatizar el sistema tras haberlo asfixiado. El balance no puede ser peor. Las quejas se han multiplicado y escasean los medicamentos, lo que terminará en una crisis sanitaria cuya responsabilidad exclusiva es del gobierno. El sistema necesitaba ajustes y controles, pero no una política de tierra arrasada.
Los colombianos sufriremos las consecuencias de medidas que, lejos de solucionar los problemas de ahora, los profundizarán. El deterioro también está relacionado con las intervenciones a siete EPS, entre ellas, algunas de las más grandes. Por medio de estas intervenciones, el gobierno ha implementado algunos de los pilares de la reforma que defiende, pero la crisis financiera persiste.
El deterioro de la situación de la salud, ha llevado a numerosos ciudadanos a ejercer su legítimo derecho a la protesta en demanda, por ejemplo, de medicamentos que les son vitales para sobrevivir. Igualmente, hay un récord de tutelas por vulneración del derecho a la salud conexo con el derecho a la vida. A la gente no le queda otra salida que acudir al sistema judicial para exigir soluciones rápidas.
La desfinanciación a partir de la diferencia entre la Unidad de Pago por Capitación (UPC) decretada y la necesaria para solventar los costos de funcionamiento, es uno de los aspectos principales de la crisis del sistema de salud. Además de ser insuficiente el incremento para cubrir las necesidades vigentes, el bajo aumento de la UPC agravará la situación de desfinanciamiento.
La salud es un sector donde se ha impuesto la política destructiva del gobierno del cambio. La crisis que se ha venido agudizando no da espera. El reajuste de la UPC, para evitar un mayor deterioro del sistema, debe ser una tarea prioritaria que no es ni ideológica ni política. Se trata de la vida de millones de pacientes.