El turismo se presenta como mucho más que una industria generadora de ingresos y empleo; de hecho, se revela como motor integral de desarrollo. A menudo, se enfatizan sus beneficios tangibles, como la creación de puestos de trabajo, pero sus contribuciones trascienden lo meramente económico.
Aunque es cierto que el turismo no es el único sector que genera empleo, su influencia en la región del Valle del Cauca es destacada y seguirá siéndolo en mayor medida. Según el Sistema de Información Turística Regional, Situr, el sector turístico se destaca por la participación de mujeres en cargos operativos, administrativos y directivos, superando la participación masculina en todos los casos. Esto evidencia que invertir en el turismo es también invertir en el empoderamiento de la mujer vallecaucana.
Adicionalmente, el turismo ofrece oportunidades de empleo significativas para los jóvenes, con casi el 70% de los trabajadores menores de 40 años y el 58% con educación secundaria. Esto indica la capacidad del sector de proporcionar oportunidades de primer empleo. Además, cerca del 40% de los jóvenes que abandonan el sector turístico migran a otros sectores, lo que resalta cómo el turismo termina beneficiando a múltiples sectores económicos.
Ahora, adentrémonos en el profundo impacto del turismo en sus dimensiones sociales. Se ha debatido ampliamente sobre la necesidad de fortalecer el empoderamiento y redefinir la identidad de los habitantes de Cali y Valle del Cauca. Es crucial reavivar el afecto de nosotros hacia esta región, cultivando un sentido de orgullo tanto por la identidad propia como por el territorio que nos acoge.
En el estudio ‘Turismo y Desarrollo Local: un Análisis de Caso en el Distrito de Pisac - Cusco, Perú’, la investigadora Vilma Luz Aparicio examinó la estrecha relación entre la promoción turística y el desarrollo local en Pisac, Cusco, Perú. Se destaca cómo la actividad turística no solo impulsa la economía local, sino también eleva la autoestima de la comunidad. La presencia de turistas interesados en la región alimenta el sentido de pertenencia de sus residentes, fortaleciendo así la identidad comunitaria.
El turismo, al diversificar la economía, no solo ofrece una fuente de ingresos y empleo, sino que también puede catalizar el apoyo financiero a otros sectores económicos. Por ejemplo, consideremos cómo el turismo puede potenciar la actividad agrícola en zonas rurales. Según el Diagnóstico de Jóvenes Rurales del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural, la migración de jóvenes del campo a las ciudades es un fenómeno significativo, ya que buscan oportunidades de empleo y educación en áreas urbanas.
Esta migración puede impactar negativamente la producción de alimentos en las zonas rurales, amenazando la seguridad alimentaria regional. Sin embargo, al desarrollar productos turísticos alrededor de las actividades agrícolas, se puede alentar a los visitantes a invertir en el campo, coadyuvando así a la producción agrícola local, donde el turismo no desplace la actividad agrícola, si no, por el contrario, ayude a financiarla.
Por lo tanto, es vital concebir el turismo como un instrumento integral de desarrollo económico, que no solo genera ganancias económicas, sino que también fomenta la sostenibilidad y el bienestar de las comunidades locales. Pensar en el turismo como un instrumento de desarrollo económico nos lleva a una conclusión importante: invertir en el sector turístico es alimentar el orgullo por nuestra tierra. Invertir en el turismo es invertir en una mejor versión del Valle del Cauca.