Por primera vez desde que se inició el gobierno de Gustavo Petro, la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) realizó un bombardeo contra estructuras de las disidencias de las Farc. El gobierno nacional a través de su Ministro de Defensa informó que los bombardeos se hicieron sobre un campo minado en Argelia (Cauca) y tuvieron como objetivo facilitar la llegada al territorio de tropas del ejército.

El Cauca ha sido golpeado desde la década de los 60 por la violencia de las antiguas Farc. Este Departamento solo vivió un breve periodo de tranquilidad entre el 2016 y el 2018, como consecuencia del fracasado acuerdo de paz firmado en el gobierno de Juan Manuel Santos. Pero el Estado no cumplió su tarea. No solo no copó los antiguos espacios que ocupaba la guerrilla, sino que tampoco se ocupó de frenar a tiempo el crecimiento de los grupos armados que no se acogieron al acuerdo o lo traicionaron.

La importancia estratégica del Departamento del Cauca la saben bien los grupos guerrilleros: es la ruta hacia el mar Pacífico por ríos y trochas por las que hace décadas circulan coca, armas, secuestrados y oro ilegal. El Cauca es desde donde sale la mayor cantidad de la marihuana que se consume en el país.

En tan grave situación de orden público en el Cauca, donde buena parte de la población está de por medio, le corresponde al Gobierno Nacional enviar un mensaje de firmeza frente a los grupos ilegales que se financian de economías igualmente ilícitas y que quieren ejercer un control territorial en este Departamento. La acción estatal debe ser contundente. El Gobierno no tiene opción distinta a doblegar a quienes lo desafían. La seguridad es el eje y la columna vertebral de la democracia.

Son graves las alteraciones del orden público en el suroccidente del país. Estamos ante organizaciones ilegales que pretenden desplazar a la Fuerza Pública para seguir con su accionar delictivo, para lo cual requieren el control de los habitantes de esas regiones. Urge, pues, que el ejército tenga directrices claras que despejen cualquier duda que limite su accionar. Se requieren unas Fuerzas Armadas motivadas ante el fortalecimiento de la delincuencia.

Es necesario que la Fuerza Pública cuente con una hoja de ruta clara que le permita dejar definitivamente atrás los meses de incertidumbre que han vivido, en los que ha faltado no solo claridad respecto a su función en un contexto de la mal llamada ‘paz total’, sino también en cuanto a cuál es la política de seguridad que guíe su accionar.

Situaciones críticas como las que se vive en el Cauca siguen dejando a miles de personas, incluyendo niños, a merced de las balas y los drones, y bajo el sometimiento de los grupos ilegales, los cuales dejan a los pobladores como blanco predilecto por encima incluso de la misma Fuerza Pública. Es una violencia que ha ido creciendo, entre otras razones, por la reacción de las disidencias de las Farc para tratar de frenar a punta de terrorismo el avance del ejército.

Su propósito es ejercer control total sobre los territorios para poder obtener rentas ilícitas y para esto la gente que habita estos lugares debe estar sometida a sus absurdos dictámenes y padecer todo tipo de abusos, siendo la extorsión, el más recurrente, sin olvidar el infame reclutamiento forzado de menores de edad.