Imaginemos que estamos comprando un carro. ¿Nos compraríamos el primer carro que vemos sin hacer una comparación? Normalmente, queremos saber qué otras opciones existen, qué características tienen y cómo se comparan con otros modelos disponibles en el mercado. La situación es similar para los candidatos políticos. Los debates brindan la oportunidad de ‘comparar modelos’, observar la actuación de los candidatos, comprender sus propuestas y evaluar sus respuestas ante la presión. Sobre todo para entender con profundidad cuál de los candidatos representa mejor nuestros intereses.
Los debates políticos no se limitan a una simple discusión en un escenario. En este momento, los candidatos nos ofrecen sin restricciones sus ideas, propuestas y, en cierta medida, su esencia; es una manera de conocer realmente quiénes son. Se trata de prestar atención a esas sutilezas que nos revelan cómo podrían gestionar nuestras ciudades y nuestro país, no de elegir al más elocuente o al que mejor sepa esquivar las preguntas incómodas. A pesar de que los debates parezcan a veces un poco teatrales, son cruciales para nuestra toma de decisiones como ciudadanos.
Estos espacios funcionan como una especie de vitrina en la que los candidatos no solo nos muestran sus puntos de vista, sino que también se enfrentan entre sí, poniendo a prueba sus propuestas y demostrando cómo manejan la presión y las críticas. En un mundo en el que los anuncios políticos y las redes sociales están llenos de mensajes cuidadosamente elaborados, los debates nos brindan una perspectiva más directa, espontánea y sin filtros de quiénes son estos candidatos.
La palabra clave en este caso es la transparencia. En un debate, los candidatos no pueden esconderse detrás de sus asesores o cambiar sus respuestas después del hecho. En vivo y en directo, nos muestran sus verdaderos colores. Y eso es fundamental para comprender a quién estamos considerando elegir para un puesto tan importante. No solo nos permiten ver sus ideas, sino su personalidad, empatía y capacidad para liderar.
Adicionalmente, estos foros son una manera de que los candidatos se comprometan públicamente con sus ideas. Sus palabras quedan grabadas y pueden ser utilizadas para recordarles sus promesas más adelante cuando hablan en frente de nosotros y sus oponentes. Es una forma de garantizar que cumplan sus promesas. Como dicen, “con el desayuno se sabe cómo va a ser el almuerzo”.
Es esencial que todos los candidatos participen activamente en los debates para mantener la equidad y la integridad del proceso democrático. Cuando un candidato decide no participar, no solo se está privando de una plataforma para comunicar sus ideas, sino que también está privando a los ciudadanos de la oportunidad de comprender sus propuestas y posturas sobre una variedad de temas.
Además, los debates son un lugar donde las ideas y propuestas son lo más importante, resultando fundamentales para el proceso democrático en sí mismo. Por consiguiente, los candidatos deben estar dispuestos a someterse al examen público y defender sus propuestas en un foro abierto y transparente, demostrando su compromiso no solo con la campaña, sino también con los principios democráticos que rigen nuestra sociedad.
En resumen, los debates son una herramienta esencial de nuestra democracia y no solo un programa de televisión. No solo nos ayudan a tomar decisiones informadas, sino que también nos permiten mantener a nuestros líderes responsables de sus palabras y acciones. Por lo tanto, prestemos atención y asegurémonos de hacer nuestra parte para mantener nuestra democracia fuerte y saludable la próxima vez que haya un debate.
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Son cinco los cargos por los que vamos a votar en octubre 29: Gobernación, Asamblea Departamental, Alcaldía, Concejo y Juntas Administradoras Locales. A menos de 20 días de las jornadas electorales, informémonos bien quiénes son los candidatos, cuáles son sus propuestas y cómo ellas se articulan con las necesidades de nuestro barrio, nuestra ciudad y nuestra región.