En Colombia nadie asume sus responsabilidades. En los últimos días en el país se han vivido unos actos bochornos que demuestran que aquí las personas, en especial los líderes políticos, se pasan la responsabilidad como si fuera una papa caliente, en vez de asumir las consecuencias de sus actos.

En el caso de la ministra Karen Abudinen, es más que evidente. El 9 de diciembre, cuando el contrato de MinTic fue adjudicado a la Unión Temporal de Centros Poblados, la ministra afirmó que “no importaba tanto la competencia del contratista, sino el tamaño de la propuesta”.
Esto a pesar de que ya existían varias señales de irregularidades, pues la empresa tenía experiencia en la construcción de vías, más no en telecomunicaciones. Los entes investigativos deberán establecer cómo se estableció el entramado de corrupción que derivó en este millonario desfalco.

No obstante, en el discurso de renuncia de la Ministra, esta no acepta su responsabilidad en este escándalo de corrupción, afirmando que se va con la tranquilidad del deber cumplido. Olvida la Ministra que fue bajo su administración que se perdieron 70 mil millones de pesos.

Los colombianos debemos exigirles a nuestros líderes políticos que, así como estos buscan ufanarse y adjudicarse logros o construir placas gigantes para recordar que fue bajo la administración del presidente, alcalde, gobernador, de turno, que se hizo una obra estos deben asumir con esa misma actitud los errores cometidos. No obstante, en Colombia los logros y aciertos tienen muchos padres o madres, los errores son huérfanos y todos le corren a la responsabilidad de sus actos, pues la corrupción o demás equivocaciones de la administración pública, o de campañas presidenciales, siempre fueron a las espaldas de estos.

Los líderes políticos colombianos deberían asumir la posición de Harry Truman, expresidente estadounidense, que tenía en su escritorio una frase que decía “The buck stops with me”, en otras palabras, yo asumo la responsabilidad de los hechos. Como lo expuso el congresista Gabriel Santos en su discurso, le haría bien a más de uno en este país asumir las consecuencias de sus actos. Asimismo, en inglés existe una palabra, ‘accountability’, lo más parecido en español es que la persona debe rendir cuentas y asumir las responsabilidades de su accionar. Ahora, la culpa de la corrupción del país no es únicamente de líderes políticos o personajes inescrupulosos ligados al poder, la culpa también es de los ciudadanos.

En Colombia nos quejamos de la agobiante corrupción, pero cuando hay que votar lo hacemos mal o, peor aún, no lo hacemos. Ese vacío de poder y la sensación de que nuestro voto no influye es el caldo de cultivo para que personas inescrupulosas sean quienes hagan del erario su fuente de recursos. Es por eso que debemos elegir mejores alcaldes, gobernadores, congresistas y presidentes. Debemos exigirles que, así como son los primeros en buscar adjudicarse logros, deben asumir sus errores y no abdicar su responsabilidad política.

De lo contrario, seguiremos eligiendo a líderes que se pasan la papa caliente de la responsabilidad, mientras los corruptos saquean los recursos de los colombianos, y la corrupción e indiferencia de los líderes políticos sigue reinando.
Sigue en Twitter @Mariocarvajal9C