Aprende a aquietarte, y no imites el frenesí de los que sufren en el empeño obsesivo por tener y figurar.
Saca tiempo para meditar, discernir tus decisiones, examinar tu vida y viajar hacia adentro.
Mira los árboles y aprende de ellos a afianzar tus raíces que son las que dan vida al follaje.
Mira que una carrera alocada solo te produce vértigo y te impide vivir conectado con Dios y con tu esencia.
Escucha música relajante, enamórate de la naturaleza, juega con los niños y aprende a respirar.
Admira las flores, asómbrate con el firmamento, lee buenos libros y acércate con paciencia a los ancianos.
La felicidad está allí, en lo cotidiano, pero necesitas ir más allá de lo aparente y lo material.
Desecha los pensamientos hostiles, y sé bueno contigo y con los demás, lleno del amor divino.
@gonzalogallog