Leo en las noticias que el multipremiado escritor y guionista de literatura fantástica y ciencia ficción George R. R. Martin, autor de la serie de novelas Canción de Hielo y Fuego (adaptadas para televisión bajo el nombre de Game Of Thrones), regresa al formato televisivo con la precuela House Of The Dragon, que se estrena el próximo 21 de agosto.
La noticia no ha dejado incólumes a los lectores de Martin y mucho menos a los fieles seguidores de Game of Thrones, una serie que hizo época no solo por su entramado de historias y la crueldad de sus personajes, sino por frases sobre la naturaleza del poder, aplicables al hoy, al ahora, al juego de tronos nacional y global:
“El caos no es un hoyo, sino una escalera”, como nos recordó el astuto Lord Baelish. “Cualquier hombre que deba decir ‘Yo soy el rey’ no es un verdadero Rey”, en palabras del pragmático Tywin Lannister, célebre también por aquella máxima que dice “Al león no le preocupan las opiniones de las ovejas”.
Nadie tan sabio como Tyrion Lannister, llamado enano, medio hombre; víctima de todo tipo de rechazos y abusos por su tamaño físico, aunque poseyera una sombra larga como largas, también, eran sus ideas: “Nunca olvides lo que eres. El resto del mundo no lo olvidará. Vístelo como una armadura, y nunca podrá ser usado en tu contra”. Cómo olvidar su consejo para lectores: “La mente necesita los libros como la espada necesita la piedra de afilar, para mantener la agudeza”.
Siempre a lugar la máxima de Brother Ray: “La violencia es una enfermedad y no se cura contagiándola a otras personas”, hermanada con esta otra de Jorah Mormont: “Hay una bestia que despierta en cada hombre cuando pones una espada en su mano”.
Los personajes femeninos, los más potentes e interesantes de la serie, tienen a menudo frases cumbres: “Las serpientes enojadas atacan. Eso hace más fácil aplastar sus cabezas”, dice la poderosa Daenerys Targaryen, “Los hijos son otro tipo de batalla, sin estandartes ni cuernos de guerra, pero no menos violenta”, sentencia Catelyn Stark, y estremece la descarnada y sincera disertación de Cersei Lannister sobre la razón por la que se ejecutan las acciones más crueles y viles contra los más pobres o indefensos: porque en el fondo se siente bien.
“Quien hace una pregunta debe ser capaz de soportar la respuesta”, dice con razón Yoren. Y qué bella definición nos llega de la mano de Aemon Targaryen: “El amor es la muerte del deber”.