Esta Navidad se nos abre la esperanza de un Papá Noel que nos va a entregar a todos, las riquezas de la nación, los minerales y vegetales, el agua, la luz, el aseo, el espectro electromagnético y nos va a encimar salud, educación, vivienda, comida y transporte gratis. Vendrá acompañado de coloridos elfos trabajadores que nos aliviarán las cargas y nos permitirán vivir sabroso. Vendrán también blancos ángeles y arcángeles que se encargarán de la distribución equitativa y justa de todas las riquezas.

Activarán las nubes para que llueva justo lo necesario y mantener llenas las represas, sin que ocurran inundaciones, y tengamos toda la energía requerida para encender las lucecitas de Navidad en una patria feliz. No será necesario extraer más de ese oscuro líquido bituminoso porque brillará el sol para activar los miles de paneles solares que hemos instalado en nuestros áridos territorios y las cornetas soplarán para mover las hélices que le darán energía a los orgullosos vehículos eléctricos ‘made in Colombia’. Abriremos los regalos de una administración pública transparente, honesta y eficiente que nos colmará con todos los servicios a precios ínfimos, sabiamente controlados por Papá Noel, quien habrá esfumado los inicuos precios del odioso mercado.

Los Arcángeles serán especialmente cuidadosos en impedir la corrupción que podría generarse por la concentración del poder político y económico en las pocas manos de los agentes del Estado. No será necesaria la dañina competencia porque todos estarán imbuidos del espíritu navideño, de generosidad y amor por el prójimo.

Con la inspiración de las estrellitas del pesebre, lograremos vencer al demonio del neoliberalismo que tanto daño le ha hecho a la humanidad, llenándola de comodidades y bienes materiales, cuando lo auténtico es sentir la tierra en los pies, beber el agua de las quebradas y los ríos, comer los frutos de la naturaleza y movernos con la ayuda de los renos y sus hermanos. Nos curaremos con las hojas que nos da la Pacha Mama y la sabiduría ancestral de los mamos y cerraremos los despreciables negocios de las UCI.

Podremos celebrar la Navidad confiados en que tenemos un Papá Estado que nos resolverá todas nuestras terrenales afugias, mientras el líder de la Galaxia planea gastarse otros 21.000 millones en viajes para salvar este desquiciado planeta.