El retorno de Donald Trump al poder y el anuncio de quienes conformarán su gabinete han despertado inquietudes, en especial en lo relativo a la política exterior. Uno de los principales interrogantes tiene que ver con China, luego del anuncio de que habrá nuevos aranceles que reactivarían una guerra comercial entre las dos economías más grandes del mundo. Sin embargo, según Simon Johnson y Oleg Ustenko en Project Syndicate, la principal oportunidad geopolítica para confrontar a China pasa por Rusia y la guerra en Ucrania, mas no en una guerra comercial.
Los autores destacan que China podría salir favorecida por varios motivos si aumentan los aranceles. Primero, su moneda se depreciaría, manteniendo sus exportaciones competitivas a corto plazo. Segundo, un aumento en los costos de importación perjudicaría a los consumidores estadounidenses de menores recursos, al encarecer productos esenciales. Tercero, afectaría a fabricantes estadounidenses que dependen de insumos chinos, reduciendo sus márgenes y trasladando costos al consumidor. Además, el aumento de aranceles podría desplazar la producción hacia países como Vietnam, México o India, sin necesariamente devolver empleos manufactureros a Estados Unidos, alimentando el descontento social en este país.
¿Por qué afirman los analistas que para afectar a China, la mejor estrategia gira en torno a Ucrania? Las razones son las siguientes: cuando Rusia invadió Ucrania, el G7 y la Unión Europea optaron por no prohibir el petróleo ruso debido a su importancia en el mercado global, que alcanza 8 millones de barriles diarios de un total de 100 millones que se consumen. Sin embargo, impusieron un límite de 60 dólares por barril para restringir los ingresos rusos. Aunque Rusia es altamente dependiente de las exportaciones de petróleo, no se ha afectado del todo puesto que el costo marginal de extracción de petróleo de Rusia es alrededor de 15-20 dólares, lo cual hace el límite impuesto no perjudique las finanzas del Kremlin. Según el Instituto de Estudios Energéticos de Oxford, el sector petrolero y gasífero contribuye alrededor del 20% del PIB ruso.
Ahora, Trump podría ir más allá, y ha amenazado con sancionar a cualquier país o empresa que pague más de 15 dólares por barril de petróleo a Rusia. Esta estrategia podría incluir además aranceles a quienes desobedezcan y medidas para hostigar a los barcos que llevan crudo entre Rusia y China, aumentando así los costos de transporte. Si esto ocurriera, pondría en aprietos a Rusia pues no tendría cómo pagarle a China, país que le provee más del 50% de los insumos bélicos, limitando la capacidad rusa de continuar la guerra en Ucrania.
De implementar esta estrategia, Trump no solo obligaría a Rusia a aceptar un acuerdo en Ucrania, debilitando la legitimidad de Putin, sino que también enviaría un mensaje contundente a China y a su líder, Xi Jinping. Estados Unidos demostraría que sus promesas y alianzas militares son firmes, disuadiendo acciones contra Taiwán. Por el contrario, una falta de acción efectiva por parte de Trump dejaría el camino despejado para que se fortalezca el bloque de Rusia, China, Irán y Corea del Norte. Trump es impredecible; habrá que esperar a ver si opta por debilitar a Rusia y a China en una sola jugada, o si opta por enfrascarse en una pelea comercial que no tendría el impacto esperado.