“Durante décadas, el turismo ha experimentado un continuo crecimiento y una profunda diversificación, hasta convertirse en uno de los sectores económicos que crecen con mayor rapidez en el mundo.” (UNWTO, s.f.)

Bajo esta premisa, es justo decir que el turismo, está probado, es una de las industrias más prometedoras del mundo, atrae a millones de personas a lo largo y ancho del planeta a diversos destinos. Lo anterior, bajo la premisa de contribuir al desarrollo socioeconómico de los países y considerando el impacto de la actividad turística en el bienestar económico, social y cultural de los destinos ofrecidos.

Sin embargo, detrás de esta realidad promisoria, existe una verdad preocupante y perturbadora: la Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes (Escnna). Hoy en día, estos, son víctimas de explotación sexual en muchas partes del mundo y más inquietante aún, como hemos visto en recientes casos dramáticos, en Colombia.

En ese orden de ideas, hoy, las cifras recientes sobre la explotación sexual de niños y adolescentes en Colombia son preocupantes. Según recientes actualizaciones de la Policía Nacional, el número de casos reportados de turistas que se aprovechan sexualmente de menores de edad está en aumento, evidenciando una situación crítica que requiere atención urgente y coordinada por parte de todos los sectores de la sociedad.

Así, entre el año 2023 y 2024, se han registrado 3.401 casos de explotación sexual en menores, con más de 35.000 menores involucrados en este tipo de denuncias. Estas estadísticas reflejan una realidad que nos demanda actuar de manera radical e inmediata como sociedad colombiana.

Lo anterior, entendiendo que el mal llamado ‘turismo sexual infantil’ (esto no es turismo bajo ninguna óptica) violenta los derechos de los menores, su integridad, dignidad y libertad y menoscaba la esencia de un turismo responsable y sostenible. Así, esta actividad no solo es categóricamente reprensible, sino que trae consecuencias devastadoras para los destinos turísticos.

Además, este tipo de actividades también dañan la reputación de un destino en términos de responsabilidad social y ética. Si como sociedad, los mandatarios y autoridades locales que tienen la responsabilidad de proteger a los más vulnerables de su sociedad fallan en hacerlo, se envía un mensaje alarmante al mundo sobre sus prioridades y valores.

En ese orden de ideas y reconociendo la importancia que tiene el turismo en el desarrollo económico y social de las regiones, desde Cotelco capítulo Valle del Cauca ha sido un compromiso en nuestro quehacer diario trabajar por un turismo que dignifique a nuestra juventud y que no se preste para este tipo de actividades reprochables desde todo punto de vista.

Así, nace la campaña ‘Sembrando Protección’, una iniciativa en contra de la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes liderada por Cotelvalle y respaldada por diferentes entidades como Acodres, Bienestar Familiar, Alcaldía de Santiago de Cali, Gobernación del Valle del Cauca, Policía Nacional y Siembra Alegría. Este programa insta a todos los actores de la sociedad y especialmente a los hoteles, lugares de alojamiento y esparcimiento a concientizar sobre esta realidad y evitar categóricamente que estas situaciones se presenten.

Es así, como solo a través de un esfuerzo colectivo, determinado y con autoridad, podemos erradicar este tipo de prácticas e incentivar un turismo que no atente contra lo más valioso que tenemos, nuestra gente. Ya que sí queremos más visitantes, pero no así.