Esta semana deberá definirse la sede de la COP 16, la cumbre mundial de la biodiversidad que se realizará en Colombia entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre próximos. Como la capital del Pacífico colombiano y en representación de los cuatro departamentos que lo conforman, Cali está llamada a ser la anfitriona del evento internacional.
Así se reconocería a uno de los lugares del Planeta con mayor diversidad biológica, a las comunidades ancestrales que han sido sus guardianas y protectoras naturales y a una región unida en un mismo propósito. La capital del Valle cuenta con la infraestructura y logística necesarias para atender un evento de tal magnitud y con gente cálida y amable que sabe bien cómo atender a quienes la visitan.
La decisión no debería generar dudas en el Gobierno Nacional. La propuesta presentada por Cali, con el apoyo de la Gobernación del Valle, está bien estructurada, como lo pudieron comprobar los representantes de Naciones Unidades que la visitaron el sábado pasado. No es solo un asunto político; es ante todo un compromiso en el que están involucrados además del sector público, la empresa privada, la academia, las comunidades raizales, los centros de investigación científica y los caleños en general.
No hay inquietud alguna sobre la capacidad de la ciudad y el Departamento para recibir la COP 16. Se cuenta con una oferta hotelera preparada para atender a los participantes de la Conferencia de las Partes sobre Biodiversidad, así como con el espacioso Centro de Eventos Valle del Pacífico, capaz de albergar a más de 12.000 personas. A ello se suma la amplitud de propuestas culturales y ecoturísticas que ofrece la capital del Valle.
El apoyo decidido del sector empresarial local y regional, junto con la Cámara de Comercio de Cali, está garantizado para la realización de la cumbre mundial. No se puede olvidar, además, que Cali cuenta con varias de las mejores universidades del país, al igual que con centros de investigación científica como el Ciat, que se han comprometido en aportar al componente académico que deberá desarrollarse durante el encuentro por la biodiversidad mundial.
Y está el factor más importante, que deberá inclinar la balanza a favor de Cali como sede de la COP 16: el de las comunidades ancestrales, diversas e integradoras que habitan en Cali, en el Valle, en Cauca, Nariño y Chocó, que han sido las protectoras y cuidadoras desde hace siglos del que es el mayor patrimonio que tiene hoy Colombia, su riqueza natural. Gracias a ellas aún se conserva, de forma aceptable, una de las regiones más biodiversas del mundo y así se les debe reconocer, trayendo a su territorio la conversación más importante sobre la naturaleza y el medio ambiente mundial.
Cali, el Valle y el Pacífico están listos para ser los anfitriones de la Conferencia de las Partes sobre Biodiversidad, COP 16, así como de la discusión internacional sobre las acciones que se deberán adelantar para su preservación. Sus autoridades locales y departamentales, junto con la academia, el sector privado, el gremio hotelero y turístico, las comunidades y los ciudadanos en general, están juntos y comprometidos en ese mismo propósito.