La oferta diseminada de vivienda, trabajo y educación; el crecimiento desbordado de Jamundí y Candelaria, así como la necesidad de una autoridad que articule el Tren de Cercanías, son razones que justifican la creación de un área metropolitana que una a Cali y sus municipios vecinos. Los datos lo ratifican: en los últimos 15 años la población de Jamundí creció un 68 %; Yumbo y Palmira agrupan casi la mitad de las industrias de la región y la demanda de vivienda en la capital del Valle se desplazó a municipios vecinos. A esto se suma que Cali es el único municipio con centros médicos de alta complejidad.
En otras palabras: en los últimos 15 años los habitantes de estos cinco municipios optaron por vivir en Jamundí y Candelaria; trabajar en Yumbo y Palmira e ir al médico y estudiar en Cali. En medio de todo esto se hacen cada día 4,3 millones de viajes entre todos los municipios.
La propuesta de consolidar el área metropolitana vuelve a ponerse sobre la mesa, tras la firma de un acuerdo de voluntades entre los alcaldes de Yumbo, Jamundí, Palmira, Candelaria, Dagua, Cali, Puerto Tejada y Villa Rica para crear ese esquema administrativo.
El documento que oficializa el deseo de los mandatarios en dar este paso deberá ser estudiado por el Congreso de la República, para que posteriormente, bajo consulta popular, el próximo mes de octubre, los ciudadanos definan si quieren o no el Área Metropolitana del Suroccidente de Colombia, denominada Amso. De hacerse realidad la consolidación del Amso, esta tendría 3.138.767 habitantes. Se agruparía Un importante núcleo poblacional, tal como sucedió en el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, en Antioquia.
Es claro que Cali y sus municipios tienen problemas en su desarrollo que solo pueden afrontar si los enfrentan de forma conjunta. Los líos de movilidad con Jamundí y Candelaria; la creciente contaminación ambiental; la oferta de suelo para vivienda, el abastecimiento de agua son algunos de los retos que urgen trabajar articuladamente. Históricamente los municipios vecinos a Cali se han resistido a conformar un área metropolitana, porque temen que el ‘monstruo’ caleño los absorba y que la solución de sus problemas quede en un segundo plano. Este temor obedece a un desconocimiento de esta herramienta.
Según la Ley 1625, las áreas metropolitanas tienen por objeto dictar normas de régimen político, administrativo y fiscal (recursos) de un grupo de municipios vecinos para programar y coordinar la prestación de servicios públicos y si es del caso, prestar en común algunos de ellos; ejecutar obras de infraestructura y desarrollar proyectos de interés social; crear y participar de la conformación de bancos inmobiliarios para la gestión del suelo; tener una sola autoridad ambiental; formular la política de movilidad regional; planificar la prestación del servicio de transporte público urbano, entre otros.
Ojalá este viejo anhelo regional se materialice por fin, para beneficio de quienes habitan este área metropolitana, que existe de hecho y que por lo mismo hay que reglamentar y legalizar.