Al iniciarse la semana laboral, en Cali se ha dado un acatamiento de las mayorías a las medidas de confinamiento ordenadas por el Gobierno Nacional. Sin embargo, se presentaron situaciones que reclaman de acciones para impedir el daño que producen las noticias falsas divulgadas en las redes sociales, y de la colaboración ciudadana para evitar el riesgo de propagación que se produce con las aglomeraciones.

Al parecer, muchos pensaron que había finalizado un puente festivo y ahora podían volver a sus actividades normales. Sin desconocer que una proporción importante necesitaba transportarse a otras ciudades, ellos ignoraban que las empresas de transporte también tienen limitaciones en sus cupos para atender la demanda.

Lo que se produjo en la terminal de transporte y en algunas estaciones del sistema de transporte masivo es contrario al propósito que se busca con el aislamiento. Si bien la gente necesita movilizarse hacia otras ciudades o en la capital vallecaucana, los grandes grupos de personas que se reunían sin tener en cuenta las precauciones de distancia y protección crearon gran inquietud.

Para evitar esa congestión es necesario que la autoridad use toda su capacidad de persuasión o, en últimas, de su poder de sanción para impedirla. Lo más importante es usar todos los medios de comunicación posibles para educar y crear conciencia, y reclamar de la gente la responsabilidad para evitar los viajes que no son estrictamente necesarios, además de los controles para ubicar los posibles contagios.

El otro aspecto preocupante fue la presencia de cientos de personas frente al Centro Administrativo Municipal, la mayoría de las cuales llegaron después de recibir mensajes de WhatsApp que informaban sobre el reparto de dineros y mercados allí y en el Gimnasio del Pueblo. Son noticias mentirosas dirigidas a producir disturbios, las cuales deben ser investigadas.

De nuevo, es necesario alertar a los caleños sobre la necesidad de que atiendan los llamados al confinamiento para evitar que el coronavirus se multiplique, y de estar alertas para no caer en las trampas que circulan por las redes sociales. Para ello están los medios de comunicación oficiales, así como los diarios, emisoras de radio y televisión tradicionales, al igual que sus páginas en la red.

A todos nos debe quedar claro que esa normalidad de antes ya no existe y estamos enfrentados a una emergencia mundial causada por un enemigo invisible y en extremo peligroso. Se trata de reducirla a su mínima expresión, de colaborar para que las medidas tomadas tengan el efecto positivo que necesitamos y de proteger a todos y cada uno de los integrantes de nuestra sociedad.

Entendiendo la necesidad de estar con la familia o de viajar por las razones que sea, la prioridad es la salud y romper la cadena de contagio mediante la limitación a las relaciones sociales. Así mismo, es el momento para entender que la dependencia de la información en las redes sociales nos puede llevar a creer en noticias falsas que desencadenan comportamientos deplorables y redundan en condiciones de confinamientos más extremos.