Los datos oficiales dicen que en Cali hay entre 5000 y 6000 habitantes de calle. Una cifra que no se ajustaría a la realidad sí, como afirman concejales, fundaciones dedicadas a atender a este sector de la población y la propia Alcaldía, hay un subregistro y el número ya pasó de 8000 ciudadanos que viven en las vías y espacios públicos locales. El problema, que crece a diario, necesita de unas políticas efectivas, que atiendan de forma integral a esta parte de la población caleña.

Hoy la capital del Valle es la ciudad de Colombia con más personas, por cada cien mil habitantes, viviendo en sus calles. La situación no es reciente, lleva décadas gestándose y se agravó debido a la pandemia así como a las olas migratorias recibidas por la ciudad en años recientes. Si bien la responsabilidad de encontrar soluciones es de la Administración Municipal, hay un componente social que obliga a que la sociedad en su conjunto participe en el proceso.

Para cualquier caleño basta hacer un recorrido cotidiano para dimensionar el problema que vive su ciudad. Los ‘cambuches’ en el corredor de la Calle 25, bajo los puentes vehiculares o las carpas instaladas en los canales de la Autopista Simón Bolívar, dan fe de cómo se ha expandido el número de habitantes de calle. Como lo hacen también quienes se ubican en zonas como Granada, San Fernando, San Antonio y en general el Centro.

La actual Alcaldía tiene una propuesta que en el papel parece coherente, toda vez que va más allá del asistencialismo. Se trata de un programa continuo y robusto, que no solo habla de la atención en temas de dignificación de esos seres humanos, sino que trabaja sobre la prevención para que las personas no tengan la calle como una opción de vida.

Para lograrlo hay que entender las razones que empujan a alguien a hacer de los espacios públicos su lugar para vivir. El consumo de sustancias psicoactivas así como los conflictos familiares son las causas principales y sobre ellas hay que trabajar. Por eso es necesario comenzar por articular unas estrategias de fortalecimiento de la columna vertebral de cualquier sociedad: la familia.

La educación, la formación ciudadana en valores, las oportunidades para construir un mejor futuro son esenciales en ese propósito y para mitigar las causas que llevan a un hogar a ser expulsor de uno o muchos de sus integrantes.

Para ello se necesitan voluntad y recursos que apalanquen los programas sociales para habitantes de la calle, por eso es una buena noticia que desde la Secretaría de Bienestar Social del municipio se anuncie un presupuesto de $13.000 millones para atender a esta población.

Es de esperar que con atención efectiva, los recursos necesarios y el acompañamiento de la comunidad, a mediano y largo plazo Cali pueda darle una solución efectiva al que es uno de sus problemas sociales más apremiantes. Es un desafío complejo que requiere una respuesta integral y multifacética, en la que son esenciales la empatía y el entendimiento de todos los caleños.