Entre el domingo y el lunes pasados estuvo en nuestro país el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence. Así como se puede destacar que su visita fue una manera de estrechar los lazos de amistad entre las dos naciones, también debe reconocerse que hay dos temas en los cuales existen motivos de discordia que deben ser resueltos.

El primero de ellos es el narcotráfico y la visión que de él tienen los dos gobiernos. Para el presidente Juan Manuel Santos es necesario mirar el asunto desde el punto de vista del consumo y desde el punto de vista de la salud pública, lo que permitirá cambiar la forma de enfrentar el problema. Además, la represión y en especial las fumigaciones aéreas son un fracaso que se ha reemplazado con programas de erradicación, involucrando a los sembradores de cultivos ilícitos y el uso de grandes cantidades de recursos económicos para lograr consolidar el cambio.

En cambio para los Estados Unidos lo que existe es el crecimiento de las áreas cultivadas, el consecuente aumento del narcotráfico y la ampliación de la oferta de estupefacientes, en especial, la cocaína. En consecuencia, el Gobierno del cual forma parte el señor Pence ratificó la posición de considerar tales actividades como un crimen que debe ser combatido, haciendo énfasis en la necesidad de erradicar esos cultivos y atacar toda la cadena.

Como puede deducirse de las declaraciones del Vicepresidente estadounidese, las relaciones entre los dos países vuelven a caer en algo que parecía superado, la lucha antinarcóticos. Por supuesto, el aumento de las áreas sembradas de coca en Colombia y el consecuente incremento de la cocaína debe ser preocupación de un país consumidor como el suyo. Pero no se puede ignorar que es ante todo una amenaza para nuestro país, que necesita de la colaboración y no de la imposición para poder resolver lo que es una amenaza para la humanidad.

El otro tema es la posición del Gobierno de los Estados Unidos frente a la dictadura en Venezuela, que el mundo democrático rechaza y condena. Recientes declaraciones del presidente Donald Trump en las cuales habla de una posible invasión al país vecino son un mal aporte a la solución que reclaman los venezolanos y, por el contrario, contribuyen a consolidar un régimen que tiene como gran argumento la amenaza del imperialismo.

El presidente Juan Manuel Santos fue claro al rechazar esa posibilidad, ante lo cual, el señor Pence ratificó el compromiso de su país de no quedarse inmóvil ante lo que está sucediendo. Aunque calificó al Gobierno de Venezuela como un “Estado fallido” y habló de las sanciones que podría aplicar Estados Unidos, no pareció muy claro el rechazo a la opción militar, algo que solamente contribuye a fortalecer el gobierno de Maduro en su estrategia de mostrarse como víctima para aplicar la crueldad contra su pueblo.

En la visita se trataron otros asuntos de importancia. Pero debe decirse que los dos temas mencionados, el narcotráfico y la situación de Venezuela, necesitan de mayor claridad y coordinación para evitar que se produzcan fisuras indeseables en una relación que hasta ahora ha sido estable y fructífera para ambas partes.