Definir un área metropolitana que integre a Cali con los municipios vecinos más que un anhelo es una necesidad. Hay problemas compartidos que se deben resolver en conjunto, pero también oportunidades que necesitan ser aprovechadas por todos, para lo cual se requiere actuar con unidad.
Al finalizar este año serán los habitantes de la capital del Valle, de Palmira, Dagua, Yumbo, Candelaria, y Jamundí, así como de Puerto Tejada y Villa Rica, en el Cauca, quienes tomarán la decisión de crear o no el Área Metropolitana del Suroccidente de Colombia, Amso. La iniciativa obtuvo el visto bueno del Congreso de la República a finales del 2023 y ahora deberá someterse a un referendo para que sea ratificada por los ciudadanos.
Las razones para que así sea están a la vista de todos. En los últimos 15 años Jamundí ha tenido un crecimiento exponencial, mientras en Yumbo y Palmira se ha centralizado el 50% de la industria de la región. Así mismo, la demanda de vivienda se ha desplazado desde Cali a los municipios circunvecinos, aunque la capital vallecaucana sigue siendo el epicentro de servicios como el de salud y educación.
Todo ello ha generado de facto una gran región, conformada por ocho municipios, que tiene 3,5 millones de habitantes. Son miles de personas que viven en Candelaria, Jamundí o Puerto Tejada, trabajan en Palmira o Yumbo, van al colegio o a la universidad en Cali y acuden a los centros médicos también en esta ciudad.
Se calcula que al día se hacen 4,3 millones de viajes entre estas poblaciones, un gran reto de movilidad para sus autoridades. Entonces se entienden los trancones en la Panamericana, o las congestiones que se forman en la salida hacia Juanchito. También la urgencia de que avancen proyectos como el Tren de Cercanías, o la necesidad de hacer planes integrales que lleven oportunidades y progreso a esos más de tres millones de habitantes.
El desarrollo de Cali y de los siete municipios vecinos será más factible si se afronta de forma conjunta. Pese a esa evidencia, hay una resistencia histórica a conformar el área metropolitana, que se comprende en el temor de que la capital del Departamento se convierta en un depredador que absorba a las poblaciones cercanas o a que las soluciones que requieren individualmente queden en segundo plano.
Ello no sucederá si las normas son claras y se aplican como es debido. Según la Ley 1625, las áreas metropolitanas tienen por objeto dictar normas de régimen político, administrativo y fiscal de un grupo de municipios vecinos para programar y coordinar la prestación de servicios públicos, ejecutar obras de infraestructura y desarrollar proyectos de interés social.
También para crear y participar de la conformación de bancos inmobiliarios para la gestión del suelo, tener una sola autoridad ambiental, formular la política de movilidad regional o planificar la prestación del servicio de transporte público urbano. Es un gana-gana que debe aprovecharse.
Reuniones como la sostenida ayer entre los alcaldes de Cali, Jamundí, Puerto Tejada y Villa Rica, que con seguridad se adelantarán también con los de Dagua, Yumbo, Palmira y Candelarias, indican que hay voluntad de trabajar en ese propósito común. Para lograrlo, el apoyo de la ciudadanía será decisivo.