El hambre sigue siendo un problema crítico en Colombia y aunque las mas recientes mediciones oficiales al respecto muestran un avance durante el último año, el drama humano que subyace a las estadísticas es de proporciones enormes.

De acuerdo con la Encuesta de Calidad de Vida (ECV), realizada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, el año pasado la inseguridad alimentaria moderada o grave afectó al 26,1% de los hogares colombianos. Ello significa que, por falta de ingresos suficientes, 26 de cada 100 familias del país tuvieron que disminuir la cantidad de alimentos que consumen.

Un año atrás, en el 2022, el indicador se había situado en 28,1 de cada 100 hogares. Esos dos puntos porcentuales menos, por supuesto, representan un alivio para miles de familias. Pero el país está muy lejos de llegar a una situación de verdadera mejoría en este campo. Pues la alimentación es un derecho fundamental, indispensable para la vida humana, y por lo tanto no puede considerarse que haya un mínimo tolerable de personas que no logren satisfacerlo.

En efecto, según el informe del Dane, existen ocho grandes regiones del país donde el panorama de la inseguridad alimentaria es realmente crítico. Se trata de los departamentos de Vichada, Quindío, Cauca, Guaviare, Tolima, Casanare, Cundinamarca y Huila.

Las cifras evidencian que la lucha contra el hambre no es pareja y que existen zonas en las que el problema se está agravando de forma alarmante. Tal es el caso de Vichada, donde el indicador de inseguridad alimentaria pasó de 30,7 % a 39,7%. Y La Guajira, que no solo padece los efectos de la corrupción que le impide acceder a agua potable, sino que también ocupa el primer lugar en insuficencia alimentaria. Allí, el 55% de los hogares no pudo acceder a suficientes alimentos básicos en el 2023, por falta de recursos o ingresos.

En contraste, el departamento del Chocó logró avanzar de forma significativa el año pasado. Su índice de inseguridad alimentaria bajó de 43,2% a 18,9% entre el 2022 y el 2023.

El Valle del Cauca, entre tanto, no muestra avances muy significativos en la reducción del problema. El año pasado, 26 de cada 100 familias en esta región del país no lograron acceder a una dieta básica. En el 2022 el indicador estaba en 28 de cada 100.

El drama de la falta de alimentación se presenta no solo en regiones apartadas del país y que sufren los embates de la violencia. Ciudades como Cali son un reflejo de que grandes sectores poblacionales de las zonas urbanas tampoco tienen acceso hoy a las tres comidas diarias.

La lucha contra el hambre es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de Naciones Unidas, con el cual, las naciones miembros buscan terminar con todas las formas de hambre y desnutrición de aquí a 2030. Pero, a la luz del panorama que arroja la medición del Dane, es claro que el gobierno colombiano tendrá que hacer esfuerzos mucho más decididos para cumplir la meta.