La situación de Corfecali es aún más compleja de lo que se conocía. Con deudas y sin patrimonio, la entidad encargada de realizar cada año la Feria decembrina, además de múltiples eventos culturales locales, hoy no parece tener futuro. Serán la Administración Municipal y los demás socios quienes definan si vale la pena darle a la Corporación un aire que le permita salir de la crisis o si el camino final es el de su liquidación.

Aún no hay explicación clara sobre cómo una empresa entregada cuatro años atrás con superávit de $9.000 millones, con una administración fortalecida y una ruta bien trazada para obtener utilidades y dejar de depender de los recursos públicos, terminó endeudada por esa misma cantidad en tan corto tiempo. Falta mucho por revelar sobre el manejo que se le dio a Corfecali durante la Alcaldía de Jorge Iván Ospina y por qué llegó al punto en el que se encuentra actualmente.

La responsabilidad recae ahora sobre el actual Gobierno local, que como principal socio de la Corporación de Eventos, Ferias y Espectáculos de Cali deberá responder, en primer lugar, por las deudas acumuladas con los artistas de la ciudad, que suman $1.100 millones. Y están las acreencias con el fisco por casi $3.000 millones, que pueden llevar a que la Dian embargue lo poco que posee la entidad.

El problema es cómo hacerlo, porque en su estado actual nadie puede contratar con Corfecali, el Municipio tampoco le puede aportar recursos y la empresa no es sujeto de créditos bancarios, por lo cual es imposible pensar siquiera en que organice la próxima Feria de Cali.

Es factible que la propuesta del alcalde Alejandro Eder de cederle el terreno de Orquideorama, donde actualmente funciona la sede, para que deje de tener un patrimonio negativo y se despeje un poco su situación financiera, funcione. Pero primero se deberá tener el aval del Concejo así como el apoyo de los demás socios fundadores.

Sería importante que para ese proceso ya esté nombrado un gerente en propiedad, que tome las decisiones al lado de su Junta Directiva y se haga responsable de lo que venga en adelante para la Corporación.

Mientras tanto, se les deberá informar a los caleños qué va a pasar en este 2024 con la fiesta de mayor tradición para la ciudad, la que durante 66 años, y aún en las peores crisis de la entidad, no se ha dejado de hacer. Son seis días de diciembre en los que a Cali llega el mayor número de turistas, la economía local recibe un impulso importante, se generan miles de empleos y los artistas locales encuentran un espacio para mostrar su arte. Eso no se puede perder.

A las entidades de control, tanto del orden territorial como nacional, así como a la Fiscalía, hay que pedirles que avancen en las investigaciones y en los procesos judiciales para que se pueda saber qué sucedió en esa entidad en los últimos cuatro años. Además deben conocerse los responsables de la debacle y exigir que sean sancionados como corresponde para que no brille, como suele suceder, la impunidad.

Ojalá se encuentre la fórmula para salvar a Corfecali y se le blinde para que nunca más vuelva a ser presa fácil de la corrupción, el clientelismo y los intereses particulares.