Las declaraciones de Roger Mina, nuevo gerente de Emcali, frente a la situación de la empresa no son alentadoras. Y aunque las alarmas sobre el estado de la compañía se encendieron durante los últimos meses del anterior gobierno, el panorama parece ser más complejo de lo que se sospechaba.
Preocupa que a la fecha se desconozca el estado real de la caja de la empresa. Según el Gerente General, nombrado por el alcalde Alejandro Eder, no hay claridad debido a una mala gestión documental y a que no existe un sistema unificado, que brinde información contable confiable y oportuna.
Pero el rosario de complejidades no culmina ahí. No hay estados financieros auditados por un agente externo; los gastos están creciendo en un 25 %, mientras los ingresos lo hacen apenas a un 15 % anual y se deben pagar al menos $30.000 millones por pleitos perdidos en tribunales de arbitramento con privados. Así lo contó Mina en entrevista concedida al diario El País el jueves anterior.
Para ensombrecer más el panorama, en febrero próximo se deberán pagar al menos $70.000 millones por concepto de una deuda que estaba supuestamente condonada por la Nación pero que no está reglamentada, un descuido que le puede salir caro a Emcali que tanto luchó para que se le concediera ese beneficio desde el Gobierno Nacional.
Y no se puede olvidar que el otrora componente ‘estrella’, el de Telecomunicaciones, ahora es el de peor desempeño y, según proyecciones, pudo dejar pérdidas en el 2023 por cerca de $130.000 millones.
Es un horizonte sombrío el de Empresas Municipales, que si bien era previsible debido a las constantes denuncias sobre presuntos manejos irregulares de recursos y en la contratación, puede resultar peor de lo que se vislumbraba. Por ello, es de esperar que se cumplan los términos dados por el gerente Roger Mina, quien asegura que a más tardar en mayo se deberán conocer los resultados de una auditoría forense que revele el estado real de la empresa.
Además del saneamiento de las finanzas hay que empezar a trabajar en los otros frentes prioritarios de la empresa. En primer lugar, hay que asegurar la transparencia en la administración de Emcali, para que los recursos se inviertan como se debe, se tenga una empresa más eficiente y se le brinde a los caleños la atención que se merecen.
El llamado de atención también va para los sindicatos, que deben responder a la convocatoria del nuevo gobierno local para trabajar en armonía y unidos para que la compañía salga adelante. Los intereses de la ciudad deben estar por encima de cualquier pretensión que vaya en detrimento de Emcali y de su fin único que es prestar buenos servicios, a precios justos y con eficiencia.
Habrá que recorrer un complejo camino, que permita proteger el mayor activo de los caleños, su empresa de servicios públicos.
El camino es complejo, pero no hay tiempo para lamentaciones. Se debe trabajar para recomponer y proteger el mayor activo que tiene Cali, su empresa de servicios públicos, y para ello debe existir un gran acuerdo de ciudad que ayude a superar la difícil situación de la empresa y esta sea viable a futuro.