Con preocupación ha trascendido a la opinión pública el decreto 0159 del 18 de abril firmado por el alcalde Jorge Iván Ospina, que modifica el Plan Integral de Movilidad Urbana, lo que implicaría que los antiguos buses que hacen parte del Transporte Público Colectivo, TPC, compitan con los articulados del Sistema Integrado de Transporte Masivo.
El decreto, que no contó con la socialización necesaria, es hoy blanco de críticas, debido a los perjuicios que el mismo traería a las finanzas del sistema y al medio ambiente caleño. Expertos han dicho que este decreto envía a Cali a 30 años atrás en cuanto a movilidad, con los antiguos buses circulando, incluso en los carriles del MÍO, con altas cargas contaminantes y sobrecupo.
Según los operadores, el decreto y su énfasis en el antiguo Transporte Público Colectivo evidencia la intención del alcalde Ospina por revivir este viejo sistema; una decisión solo comparable con poner la reversa al desarrollo de la movilidad de Cali. “El decreto advierte que la Administración y Metrocali están jugados por el TPC (viejo transporte) en detrimento del MÍO”.
Para el presidente de la Cámara de Comercio, Luis Fernando Pérez, en dicho decreto existen varias alertas, porque el plan de movilidad de la ciudad debería sincronizarse alrededor del sistema de transporte masivo, en lugar de pensar en medidas que desincentivan el fortalecimiento del MÍO y generan problemas en la productividad.
En tanto, la directora de Propacífico, María Isabel Ulloa, ha sido enfática en señalar que este decreto, además de debilitar al MÍO, va en contravía de lo acordado dentro del plan de salvamento, al ponerlo a competir con los buses colectivos. “No más pensar en operadores, en Metrocali, hay que pensar en la ciudadanía”.
Como se recuerda, el Acuerdo 180 de febrero del presente año, compromete recursos del orden de $1,3 billones para el MÍO, de los cuales el 78% proviene del recaudo a la sobretasa de gasolina hasta el 2040. Recursos que según el acuerdo deben invertirse en hacer del MÍO un sistema inteligente, mejorar la infraestructura física, la tecnología del recaudo y la sostenibilidad del sistema.
Sin embargo, frente a esta nueva realidad de los buses antiguos circulando a la par de los 500 que se estiman hacen parte de la flota del MÍO, dicho panorama no se ve tan claro. Y hay voces que señalan que habría un interés político en favorecer a los empresarios del transporte colectivo y debilitar a los operadores del sistema.
Si bien, el secretario de Movilidad, William Vallejo ha dicho que el Plan Integral de Movilidad mantiene el componente masivo del MÍO lo que se busca es que el complementario (los buses colectivos) suplan las necesidades de transporte a donde el masivo no llega, las alertas están dadas frente a lo que esta decisión pueda implicar.
Cali no puede permitirse un retroceso en su sistema de transporte, duramente golpeado; lo que se requiere es una planeación transparente y de cara a la ciudadanía en la que esté en el centro el usuario y no los intereses o favorecimientos a un sector u otro de los empresarios.