Un océano con una riqueza inigualable y una comunidad costera que se ahoga en la pobreza. Así se puede resumir lo que es la vida en el Pacífico colombiano como resultado de la indiferencia y el abandono, pero también debido al desconocimiento que hay sobre ese gran mar que lo rodea.

Son 339.000 km2 de aguas marinas y 1300 kilómetros de costa sobre el litoral que albergan misterios. Aunque se les ha reconocido su importancia ambiental y el potencial que tienen para el país, no se comprende por qué hasta hace 10 años se habían explorado e investigado apenas 435 Km2 de ese mar nacional, mientras solo 11 ecosistemas estaban totalmente identificados.

No saber cuál es la riqueza natural que aloja nuestro océano Pacífico significa que en la práctica es imposible definir unas políticas para protegerlo, proyectar un desarrollo sostenible de sus recursos y abrir una puerta real para que las comunidades de la zona costera se beneficien y la región más pobre del país vislumbre la esperanza de su progreso. Por eso la importancia que tienen las Expediciones Científicas que comenzaron a realizarse en el 2018 e irán hasta el 2023, en una labor conjunta entre la Comisión Colombiana del Océano, el Ministerio de Ciencias, Tecnología e Innovación, la Armada Nacional y la Dirección de Parques Nacionales entre otras entidades.

El miércoles de esta semana zarpó, después de un retraso debido a la pandemia del Covid-19, la segunda expedición -la primera fue a Cabo Manglares en el sur de Nariño-. Durante tres semanas el buque oceanográfico ARC Providencia de la Dirección General Marítima, a bordo del cual van 15 investigadores, explorarán la región de Sanquianga- Gorgona para conocer y valorar sus ecosistemas, así como para generar una estrategia para su aprovechamiento sostenible. Es el trabajo que se espera repetir en los próximos dos años en Bahía Malaga, Jurado-Punta Arditas y los golfos de Tribugá y Tortugas.

Tener el conocimiento sobre esas regiones y sus recursos naturales es sin duda valioso. Pero igual de necesario es que se cumpla con los otros objetivos establecidos en el Plan de Expediciones al Pacífico Colombiano: articular la tecnología aplicada, la educación y la cultura para que se puedan dar unos procesos productivos sostenibles, impulsar una legislación que permita desarrollar ese potencial así como la financiación que ello requiere y hacer la gestión marina que se necesita para proteger la gran biodiversidad que alberga nuestro mar de Balboa.

El impulso que se les ha dado a las expediciones en el Pacífico colombiano se debe mantener para que sea posible avanzar en el conocimiento de esa parte del océano aún inexplorada y para que se determinen las acciones para su conservación, más ahora cuando la sombra del cambio climático se cierne sobre todo el Planeta y en particular sobre sus océanos. El beneficio de lo que ahí se logré deberá ser para toda la Nación, y en primer lugar para una población que ha vivido en el abandono, en la más extrema de las pobrezas y sin esperanza de futuro.