La crisis por la que atraviesa Empresas Municipales de Cali, Emcali, no se puede ignorar. Es su momento más crítico desde el año 2011, cuando la Nación se la devolvió al Municipio luego de 15 años de intervención.

Lo que hoy padece Emcali no se gestó en pocos meses. Es el resultado de años de regresar a los viejos vicios que en el pasado la hicieron inviable, aquellos que privilegian los intereses politiqueros o los de un sindicalismo malentendido. También la corrupción, que se apropia de sus recursos y le ha abierto las puertas a la creación de carteles que llegan a extremos con tal de conseguir sus prebendas. Por ello la estabilidad de la empresa que es de todos los caleños, es tan frágil.

La situación la han denunciado en el Concejo de Cali el mismo gerente general, Roger Mina, y varios cabildantes. En materia de cartera, Emcali tiene por cobrar más de $400.000 millones, en sus tres componentes: el de acueducto y alcantarillado, el de energía y el de telecomunicaciones. En su mayoría son de difícil cobro, por lo que se dan en la práctica por perdidos.

También suman a ese déficit los delitos que se cometen en la empresa, que según las denuncias van desde el hurto de cobre hasta el tráfico de puestos a cambio de favores sexuales. Pero lo más preocupante, según lo expresa el Gerente de Emcali, “es que las cuentas de la empresa no son claras, porque Emcali no sabe cuáles son sus cuotas por pagar, no sabe cuánto debe, no sabe quién le debe, las cifras no aparecen”. En resumen, hoy no se tiene certeza sobre los estados financieros de la empresa por falta de información técnica.

Mina asegura que ya se inició una auditoria externa de las finanzas de la empresa, sin embargo, urge que se entreguen resultados a corto plazo y que sean socializados con los caleños, que necesitan saber sobre la situación real de Emcali. Las investigaciones de los entes de control a funcionarios involucrados en presuntos hechos de corrupción, y el congelamiento de sus cuentas bancarias, han servido para poner en evidencia la cruda realidad de Emcali, pero no es suficiente.

La Empresa de Servicios Públicos de Cali debe ser un tema prioritario para la Alcaldía de Cali, y desde ese punto de vista el alcalde, Alejandro Eder, y su gabinete tienen el compromiso de asumir un rol protagónico para sacar a flote a la compañía. El mismo compromiso debe asumir el Bloque Parlamentario del Valle, quien en el pasado brindó apoyo en temas como la condonación de la deuda con la Nación. Eso sí, alejándose de cualquier interés clientelista.

Emcali es un patrimonio invaluable para los caleños, representando un legado de desarrollo, progreso y bienestar para la comunidad. Pero solo su gestión eficiente y transparente permitirá una cobertura amplia, beneficiando a todos los sectores de la población y no a grupos que quieren sacar provecho de ella. Para ello, es importante el control ciudadano, que solo se logra a través del acceso libre a la información de la empresa.

Hoy es fundamental preservar y fortalecer Emcali, asegurando su sostenibilidad y eficiencia para las generaciones futuras. De lo contrario se volverá a repetir la historia, dejando en evidencia que Cali no tiene la capacidad de administrar su empresa de servicios públicos y por esta razón deben pasar al control del Gobierno Nacional o peor aún ser liquidada.