Es preocupante el panorama de la salud tanto en Colombia, como en el Valle del Cauca. Como lo dejó en evidencia la entrevista dominical de este diario con la secretaria de Salud del Valle, María Cristina Lesmes, el sistema de salud en la región está al borde del colapso. Detrás hay una deuda monumental de las EPS con los hospitales, tanto públicos como privados, lo que ha llevado a estos últimos a cerrar servicios o a no abrir los proyectados para el nuevo año.
Es el caso, para citar un caso, de la Clínica Palmira, que invirtió una cifra millonaria en una unidad de atención a recién nacidos con tecnología de punta, pero que no ha podido poner a funcionar debido a la falta de recursos.
Por el mismo motivo escasean los medicamentos. Los operadores farmacéuticos están quebrados ante la falta de pago, lo que pone en riesgo la salud de los ciudadanos. Los pacientes están reduciendo las dosis de los tratamientos que deben seguir, o dejándolas de tomar, lo que los expone a complicaciones de salud más graves o incluso la muerte, como sucedió la semana pasada con Esteban, un niño de 12 años en Tumaco, quien falleció después de esperar meses por un medicamento que necesitaba para tratar la enfermedad huérfana que padecía, Drepanocitosis.
De otro lado, el Valle es hoy un departamento con un cambio importante en el perfil epidemiológico: son más los mayores que los niños. En otras palabras son más las personas que acuden a los hospitales.
El cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las patologías derivadas de la diabetes y la hipertensión son las principales causas de muerte en la región, junto con las lesiones de causa externa, como los homicidios y los siniestros de tránsito. Además, la salud mental cada vez más requiere mayor atención: cada día, cinco personas en el departamentos se intentan quitar la vida.
A lo anterior hay que añadirle la situación de las comunidades indígenas, que venían siendo atendidas por la EPS AIC, y ahora, tras su cierre de operaciones en el departamento, sus afiliados fueron fraccionados en diferentes EPS en contra de la petición de los pueblos indígenas de agruparlos en una sola entidad, y de las posibilidades reales de atención en zonas tan alejadas donde habitan como las montañas de Jamundí o Florida.
En medio de este panorama, el plan de Secretaría de Salud del Valle es el de reorganizar los hospitales y ofrecer atención de mediana complejidad en los municipios, evitando con esto los gatos de desplazamiento a Cali de los pacientes pero al mismo tiempo mejorando el flujo de recursos de los hospitales.
Aunque importante la medida en la situación actual, la solución de fondo es otra: es el Gobierno Nacional el que debe reestructurar el sistema de salud, haciendo gestión para hallar los recursos adicionales que se requieren para cumplir con lo que demandan las necesidades de los pacientes.