Para los caleños, la seguridad ciudadana es una de sus mayores preocupaciones. Entendible cuando la capital del Valle es considerada una de las urbes más violentas del país, mientras aparece cada año entre los primeros 50 lugares del ranking internacional. La protección durante la COP16, cuando hubo una reducción importante de delitos, demuestra que contar con más pie de fuerza es imprescindible para hacerle frente al crimen.

Hay que recordar que en las últimas semanas y con motivo de la cumbre mundial de la biodiversidad, de la que Cali fue sede durante 12 días, llegaron paulatinamente refuerzos de la Policía para vigilar la ciudad, mientras se fortalecieron los batallones del Ejército para garantizar la tranquilidad de los 23.000 visitantes que arribaron por el evento y, de paso, la de sus dos millones y medio de habitantes.

Las cifras presentadas al culminar la COP, que no incluyen aún datos sobre homicidios, dan cuenta de una reducción del 44% en los hurtos, en todas sus modalidades, así como una disminución del 23% en lesiones personales en el periodo comprendido entre el 19 de octubre y el 1 de noviembre de este año. Así mismo, en el último mes se dieron golpes contundentes al capturar a 569 personas por diferentes delitos, de las cuales 377 en flagrancia y 31 por asesinato, mientras se recuperaron 134 vehículos robados y se incautaron cerca de 2000 armas blancas y de fuego.

Son cifras que, sin duda, están relacionados con el arribo de 4000 uniformados adicionales, que se sumaron a los 6000 que pertenecen al comando de la Policía Metropolitana de Cali. También es resultado de una mayor inversión en seguridad que ha hecho la actual Administración local, luego de cuatro años en los que la constante fue una reducción de los recursos destinados a la Fuerza Pública o a mejorar la red de cámaras de vigilancia que permiten un control en las calles caleñas.

No se puede desconocer que Cali es el epicentro del crimen organizado en el suroccidente colombiano, por donde se mueven los dineros mal habidos y que el microtráfico y la delincuencia común han inundado sus calles. Por ello, y como lo demuestran los datos recientes, lo que necesita la capital vallecaucana para combatir la inseguridad y mejorar el orden público es destinar más Fuerza Pública, más grupos de inteligencia para combatir el crimen, más presupuesto para contar con los instrumentos que permitan vigilar mejor el área metropolitana.

Por supuesto, toda acción de las autoridades del orden debe acompañarse con educación a la ciudadanía y con programas sociales que beneficien a las comunidades más vulnerables, para que se deje de cooptar a su población más joven para que engrosen las filas de la criminalidad y del delito.

El llamado al Gobierno Nacional es a que considere mantener en Cali, de forma permanente, a buena parte de esos 4000 uniformados que llegaron por la COP16, así como a reforzar el número de militares que operan desde la Tercera Brigada, para que se blinde la seguridad en la capital el Valle y se dé la tranquilidad que reclaman sus habitantes.