La guerra que se libra en Gaza desde hace un mes y 18 días, consecuencia de los ataques perpetrados por el grupo terrorista Hamás en Israel el 7 de octubre pasado, tendrá una pausa. Breve, según lo planteado por las partes, apenas para cumplir con las liberaciones pactadas, además de permitir la entrada de abastecimientos a territorio gazatí.

Esta, sin embargo, debería ser la oportunidad de conseguir una tregua definitiva en Oriente Medio, que sea el principio del fin de ese eterno conflicto que solo deja marcas de muerte y desolación.

Las últimas siete semanas han sido las más violentas en la historia reciente de la confrontación entre Israel y palestinos. Las horas de terror desatadas tras la incursión de mercenarios extremistas de Hamás a territorio israelí ese 7 de octubre, que dejó 1.400 víctimas mortales, 240 rehenes -en su mayoría niños y ancianos-, mujeres sometidas a las peores vejaciones, jóvenes masacrados y bebés decapitados o incinerados, provocó la lógica reacción del Gobierno de Benjamín Netanyahu.

En la defensa de su pueblo, el Ejército de Israel ha adelantado en estas siete semanas la más cruenta toma de Gaza, la región gobernada por la organización extremista islámica y convertida por sus líderes en la trinchera en la que se esconden, usando como escudo a sus dos millones y medio de habitantes. El saldo ha sido fatídico en pérdidas de vidas humanas, cerca de 14.000, casi la totalidad de la ciudad destruida y miles de desplazados.

El drama humano, de lado y lado, es inconmensurable, como lo es la indignante incapacidad de la comunidad internacional para intervenir y ayudar a detener la guerra en Oriente Medio. Han sido vanos los intentos en estos 75 años de ponerle fin al conflicto y de conseguir que dos pueblos llamados a convivir juntos alcancen la paz.

La tregua pactada por cuatro días a partir de las 7:00 a.m. de hoy -hora local-, tiempo en el que se liberarán a cuentagotas hasta 50 de los 240 rehenes secuestrados por Hamás, además de entre 150 y 300 palestinos detenidos en Israel, mientras se permitirá el ingreso a Gaza de 300 camiones con provisiones, fue posible gracias a la mediación de Qatar, Estados Unidos y Egipto. La pausa en la guerra podría extenderse un día más o prorrogarse sucesivamente por 24 horas por cada 10 rehenes israelíes adicionales que sean liberados.

Es un acuerdo efímero que si bien alivia el drama de las familias de algunos de los secuestrados, así como parte de la crisis humanitaria que se vive en Gaza, no deja mayores esperanzas a futuro. Conseguir que en este corto tiempo se produzca el diálogo y se llegue a los acuerdos necesarios para detener el conflicto en Oriente Medio debería ser mandato para el mundo.

El destino de israelíes y palestinos está unido desde el principio de los tiempos y así seguirá siendo hasta el final de los días. Encontrar una salida que permita a los dos pueblos cohabitar cerca y en paz no da más espera.