La alerta volvió a ser el signo del momento. Por culpa del Covid-19, en especial de la variante Ómicron, el coronavirus amenaza de nuevo en muchos rincones del mundo.
La nueva cepa es producto de las permanentes transformaciones que ha experimentado el virus desde el momento en que fue descubierto hace dos años. Y aunque no está aún definida su letalidad con respecto a las anteriores, ya se sabe su enorme potencial de reproducción lo que lo ha llevado a aparecer en 100 países del mundo que lo han reconocido, incluida Colombia.
Frente a esa amenaza, la humanidad está hoy muchísimo mejor preparada que cuando se declaró la pandemia en los primeros tres meses del 2020. Además de lograrse una identificación más precisa de la nueva variante del que ha sido el gran enemigo de la salud y el desestabilizador más notorio de la vida social, de la economía y de la tranquilidad, logró que se movilizara la ciencia y produjera las vacunas para enfrentar el mal, además de mejores condiciones para tratar a quienes resulten contagiados.
Hoy se estima que el 58, 5% de la población mundial, cuatro mil quinientas millones de personas, han recibido una dosis de la vacuna, el 49% tiene el esquema completo y cerca del 6% ya recibió la tercera dosis de refuerzo. Esas cifras muestran el esfuerzo que, con diferencias notables, se ha realizado en un año, desde el momento en que se desarrolló en diez meses y fue aprobada la vacuna que producen los laboratorios. Con ello se demostró la capacidad para reaccionar contra un enemigo inesperado, desconocido y en principio menospreciado.
Pero sucede que el coronavirus, como todo organismo vivo, tiene también una capacidad notoria para mutar de acuerdo con los miles de variables ambientales, raciales o culturales. Por ello, y aunque la protección avanza de manera sostenida, llegando a más del 70% de la población colombiana, el peligro de contagio vuelve a incrementarse con la Ómicron. Ya se conoce que en Inglaterra se han llegado a registrar 100.000 casos al día, mientras en Europa, los Estados Unidos y el resto del mundo crece como espuma el uso de las UCI.
Y aunque las condiciones para enfrentar la nueva arremetida del Covid-19 son distintas, aún es necesario tomar las medidas para lograr el final de la pandemia: vacunarse para evitar que el virus, que solo se reproduce en los seres humanos, se expanda; continuar con precauciones de higiene como el lavado constante de las manos y mantener la distancia social; y usar las máscaras o tapabocas que impiden tanto el contagio como la reproducción del mortal enemigo.
Hasta ahora, las medidas sociales van en la suspensión de los eventos masivos en las grandes ciudades del mundo para evitar las congestiones que generan el ambiente propicio para expandir de nuevo la pandemia, ante la posibilidad de que el Ómicron no pueda ser controlado por las vacunas y se necesite redoblar el esfuerzo. En lo que respecta a Colombia, y a Cali en particular, es necesario que la gente aplique las precauciones con rigor, para evitar que los eventos de la Feria se transformen en una nueva oleada del Covid-19 en la ciudad.