Los reportes que siguen saliendo sobre el comportamiento de la economía al final del 2023 no son para nada alentadores, lo que pone en duda la reactivación que todos los colombianos están esperando para este año nuevo.

Datos de centros de investigación económica indican que las contracciones en los sectores construcción, comercio, industria, comunicaciones y servicios profesionales se extendieron al finalizar el año. Esto pese a que diciembre es, tradicionalmente, el mejor mes en ventas para la mayoría de los sectores.

Por su parte, la agricultura, minería y servicios de recreación mostraron buen dinamismo al cierre de 2023 y siguió la expansión de otras actividades como los servicios inmobiliarios y la administración pública. Sin embargo, esto no es suficiente para impulsar una economía desacelerada que, al parecer, será difícil de reactivar, sobre todo si no hay un plan específico del Gobierno Nacional, tal como lo han pedido los gremios de la producción.

En reiteradas ocasiones tanto los líderes de Fenalco, que agremia a los comerciantes, como los de la Andi, que reúne a los empresarios, han pedido planes de choque, solicitud que aún no ha sido atendida por el Gobierno que tan solo les ha indicado a sus ministerios que agilicen la ejecución de la inversión, muy retraída en 2023.

Las diferencias entre el Presidente Petro y algunos gremios no pueden estar por encima del bienestar general de los colombianos y es hora de reconocer que la economía requiere un impulso y que para ello hay que diseñar una estrategia que incluya al Gobierno alineado en torno a unos mismos objetivos.

Adicional, es clave que se escuchen las voces de los gremios que ya han planteado, en varias ocasiones, propuestas como es el caso de la Andi que ha llamado la atención para que se construya una estrategia de impulso al crecimiento económico, en el corto y largo plazo, que incluya a los diferentes sectores y que, también, se generen las condiciones que reactiven la inversión tanto en lo público como en proyectos conjuntos con el sector productivo.

Para ello, los analistas coinciden en que son claves las señales. Que lo que el Gobierno plantee sea consecuente con las decisiones que se tomen y que se frene la incertidumbre, porque eso aleja la inversión privada. Sin decir que no son necesarios los cambios, pero estos deben ser consensuados si se quiere sacar el país adelante y disminuir la polarización que cada vez se acentúa más.

El 2024 es un año retador porque puede ser un punto de quiebre para dejar atrás la desaceleración y retomar un buen ritmo de crecimiento. Pero para ello, el Gobierno Nacional tiene una gran responsabilidad de promover la negociación y un mejor ambiente de diálogo con quienes participan activamente del devenir económico.

Es necesario también que los gremios y empresarios escuchen y estén abiertos a las propuestas que busquen mejorar las condiciones de vida de los hogares colombianos, cuyo consumo es básico para mover la economía nacional.

Esto solo se logrará si hay inversión, si las empresas crecen, si generan empleo, si las condiciones macroeconómicas mejoran -una reducción de la inflación y de las tasas de interés-, y si el ambiente económico y político deja de ser de tensión para convertirse en colaborativo en pro de Colombia.