Recuperar a las Empresas Municipales de Cali, Emcali, para que vuelvan a ser un patrimonio de todos los caleños y contribuyan al desarrollo social y económico de la ciudad, es una de las grandes metas que se ha propuesto la Administración del alcalde Alejandro Eder. Para cumplir ese objetivo, su Gobierno presentó hace pocos días una ruta estratégica con la que se propone duplicar el tamaño de los actuales negocios de Emcali, modernizando todos sus componentes y creando un nuevo modelo de gestión para ellos.
Es una misión necesaria, si se tiene en cuenta que la empresa se ha quedado rezagada en su portafolio de servicios, en infraestructura tecnológica y en inversiones que le permitan competir en nuevos mercados.
El plan presentado por la Administración plantea, adecuadamente, que Emcali debe dejar de ser un simple comercializador de energía y entrar al negocio de la generación, pues tiene a su disposición el tercer gran mercado del país, además de una gran cantidad de regiones aledañas en las que se asientan importantes desarrollos industriales.
Hoy, el negocio de la energía le deja a la empresa unos $200.000 millones, pero se estima que la facturación podría triplicarse y superar los $600.000 millones. Por supuesto, ello implicará importantes inversiones para, entre otros, cambiar cinco subestaciones de energía, modernizar circuitos eléctricos, equipar la red con nuevos transformadores y ampliar el equipo técnico encargado de operar el servicio.
También se ha determinado que una meta clave en el mediano plazo es corregir las enormes pérdidas que existen en el negocio del agua, el cual podría crecer en por lo menos $100.000 millones.
Con respecto a Telecomunicaciones, el componente de Emcali que se encuentra en peor estado, la Administración decidió que el mismo no será vendido a privados, como especularon muchos sectores por largo tiempo. La apuesta será buscar alianzas para que operadores privados vendan servicios a través de la infraestructura de la empresa local.
Esta es una idea que genera grandes dudas. Primero, porque no se enfoca en meter a Emcali en los negocios de telecomunicaciones que generan valor. Y segundo, porque resigna a la compañía a seguir entregando su mercado natural a los privados. No obstante, cabe reconocer que están de por medio las enormes pérdidas de la empresa en ese frente, que el año pasado superaron los $143.000 millones.
La estrategia, en general, plantea un horizonte claro de hacia dónde debe avanzar Emcali. Sin embargo, los caleños se preguntan cómo será posible ejecutarla en el actual estado de desgreño administrativo que padece la empresa , por la carencia de un adecuado marco de gobierno corporativo. Mientras el gobierno del alcalde Eder no ponga freno a los abusos de los sindicatos que desangran a Emcali con sus escandalosos privilegios y sus disputas internas, será muy difícil lograr que ella vuelva a ser un patrimonio para todos los caleños. Es una tarea pendiente sobre la que la ciudad también espera conocer acciones concretas.