Era previsible que el alcalde Alejandro Eder, posesionado en el cargo hace un mes, se encontrara con una Administración Municipal desfinanciada, sin recursos para invertir en las necesidades urgentes de los caleños. Esa ‘olla raspada’ afecta en particular a los programas sociales, que no pueden parar porque son esenciales para la comunidad, por ello el desafío es conseguir cómo financiarlos y darles solución en el menor tiempo posible.

Hoy, por ejemplo, los comedores comunitarios, el Plan de Alimentación Escolar, y las Unidades de Transformación Social, UTS, entre otros programas públicos solo operan parcialmente, porque no se habrían aforado los presupuestos necesarios para el 2024.

Así mismo se conoce que de los 762 comedores comunitarios solo funcionan 492 debido a la falta de recursos; por esa misma razón, hay docentes y personal de las UTS, donde se atiende a la primera infancia, así como a mujeres gestantes y madres lactantes, que no han podido ser contratados por lo que hay cerca de 10 mil menores de edad, entre 0 y 5 años, afectados.

Situación similar afronta el PAE, que no habría quedado financiado para operar todo el año, si bien se ha garantizado que en este inicio de periodo escolar los estudiantes caleños de las instituciones públicas reciban sus desayunos y almuerzos en la jornada única. Escenario similar vive el programa de transporte escolar que, según la secretaria de Educación de Cali, Tatiana Aguilar, está desfinanciado en alrededor de $ 16.000 millones.

Si para estos programas se dejaron aforados los recursos parcialmente, como lo sostiene la saliente administración, o quedaron desfinanciados en su mayoría según la actual, es una discusión que no generará las soluciones que se necesitan. Así se deba hacer un apretón en otros rubros o buscar ayudas de la Nación o internacionales, hay que garantizar la continuidad de estos programas que son esenciales para el bienestar de la sociedad, porque afectan a sus poblaciones más vulnerables.

El alcalde Eder ha pedido paciencia, mientras manifiesta su intención de encontrar una salida pronta. Será difícil que el Gobierno local pueda hacer la tarea solo, por lo cual se debe insistir en la responsabilidad que también le compete al Instituto de Bienestar Familiar en casos como el de las UTS. Y se debe recurrir a la solidaridad ciudadana, para que los comedores comunitarios, por ejemplo, sigan funcionando y atendiendo a quienes solo cuentan con esos lugares, distribuidos por la ciudad, para tener al menos una comida al día.

Si bien se entiende la frustración de la comunidad, es necesario recabar en que las vías de hecho no son las adecuadas para encontrar salidas a los problemas que afronta la ciudad. Hay que creerle al Mandatario de los caleños cuando asegura que se adelantan las gestiones necesarias para resolver asuntos urgentes para la población, entre ellos combatir el hambre y garantizar el cuidado y bienestar de sus menores de edad.

En el cumplimiento de ese propósito, estarán sobre Alejandro Eder y sus funcionarios los ojos de dos millones y medio de habitantes, que tienen la esperanza de que la ciudad mejore con la nueva Administración.