En un detallado mensaje escrito desde una prisión en Estados Unidos, el exguerrillero de las Farc Ricardo Palmera Pineda, conocido como Simón Trinidad, ha dirigido una carta al canciller Álvaro Leyva solicitando su intervención para ser escuchado por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
En la misiva, Trinidad expresa su acuerdo con las palabras del ministro de Relaciones Exteriores en cuanto a la aplicación de la justicia sin distinciones.
“Coincido plenamente con usted cuando en su condición de ministro de Relaciones Exteriores de nuestro país expresó el pasado 14 de marzo: ‘La Cancillería, vocera de la paz total más allá de las fronteras, tiene el deber de propender por la aplicación de la justicia, sin consideración de nombres, tiempo, modo, lugar, origen o condición(...)’”, manifiesta en la misiva.
En su carta de una página, Simón Trinidad hace hincapié en la importancia de la Justicia Transicional como un mecanismo para reconocer los derechos de las víctimas. Como excombatiente de las Farc, considera que el Ministerio de Relaciones Exteriores es la entidad más adecuada para articular las acciones del Estado y particulares en lo que respecta a las relaciones internacionales y la política exterior del país.
Trinidad explica que busca comparecer ante la Jurisdicción Especial para la Paz, ya que confía en el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición implementado en Colombia. Sin embargo, destaca la necesidad de celeridad en los procesos de justicia y ve al canciller Álvaro Leyva como la instancia indónea para establecer los canales de comunicación entre la JEP y las autoridades de justicia de Estados Unidos, donde actualmente cumple una pena de 60 años.
En sus palabras finales, Simón Trinidad se dirige también al presidente Gustavo Petro, pidiéndole que interceda ante el Gobierno estadounidense para permitir su presencia intelectual y física en los procesos de paz que lidera el mandatario colombiano.
Este pedido de Simón Trinidad ha generado debate en el país, dado que su proceso de extradición a Estados Unidos fue altamente cuestionado por diversos sectores que consideraron que debía ser juzgado en Colombia por sus crímenes.
La solicitud de comparecer ante la JEP, un mecanismo creado para juzgar a los actores del conflicto armado, plantea una serie de desafíos legales y diplomáticos.
La figura de Simón Trinidad ha sido polémica desde su captura en 2004 en territorio ecuatoriano, desde donde fue extraditado a Estados Unidos. Su papel como uno de los principales negociadores de las Farc durante los diálogos de paz ha generado tanto apoyo como rechazo en la sociedad colombiana.
Mientras algunos lo ven como un líder comprometido con la paz y la reconciliación, otros lo consideran responsable de graves delitos de guerra y atentados.
La solicitud del exguerrillero de ser escuchado por la JEP plantea la necesidad de encontrar un equilibrio entre la justicia para las víctimas y la participación de actores clave en el proceso de paz.
El canciller Álvaro Leyva, en su rol como vocero de la paz y las relaciones internacionales de Colombia, enfrenta el reto de evaluar esta petición y determinar si es factible interceder con las autoridades estadounidenses.
Por otro lado, el presidente Gustavo Petro también se encuentra ante una decisión crucial, ya que la presencia de Simón Trinidad en los procesos de paz podría generar tanto avances significativos como un rechazo latente.
Petro, quien ha promovido la reconciliación y la búsqueda de la paz como ejes fundamentales de su mandato, deberá ponderar los posibles beneficios y riesgos de apoyar la solicitud del exguerrillero.
Finalmente, la carta de Simón Trinidad al canciller Álvaro Leyva abrió una nueva discusión en Colombia sobre la búsqueda de la verdad y la justicia en el marco del conflicto armado, además que plantea retos legales y diplomáticos.