Mi pedacito de cielo, El Encuentro y Nuestro Sueño, son algunos de los nombres que las 29 familias desplazadas por el conflicto armado, les pusieron a cada uno de los predios que la Unidad de Restitución de Tierras, URT, les entregó en el corregimiento de Los Chancos, en jurisdicción del municipio de San Pedro, en el centro del Valle del Cauca.

Eduardo Pulido, a quien un grupo armado al margen de la ley desplazó junto con su familia hace doce años de la vereda Chuscales, en el municipio de Trujillo, dijo que sus 83 años de vida no le pesan para volver a empezar y trabajar las tres hectáreas de tierra que el Gobierno Nacional le entregó luego de perder su finca La Palmera en donde sembraba plátano y café en las estribaciones de la cordillera Occidental.

Ahora, este hombre, que tiene la piel curtida por el sol, cree que se va a dedicar a cultivar ají Tabasco, y frutas como banano, cuya producción se la va a comprar empresas como Postobón para su planta de jugos Hit que tiene en Tuluá.

Otra de las empresas, que apoyará a estas familias desplazadas, a través de la modalidad de agricultura por contrato, es Hugo Restrepo & Cia. S. A., la cual les comprará la principal producción de ají para convertirla en salsa y exportarla a los Estados Unidos.

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“Solo estamos esperando que nos instalen el agua para empezar a producir”, manifestó Ramón Elías Gamba, un agricultor de 60 años, quien una noche se tuvo que “volar” del Cañón de Garrapatas y dejar abandonada su tierra y sus animales porque unos encapuchados le dieron 24 horas de plazo para desalojar.

La Unidad de Restitución de Tierras, URT en el Valle del Cauca ha restituido 65.566 hectáreas a 1.015 familias con una inversión de más de $7.000 millones para proyectos productivos de ají, café, ganadería, porcicultura y frutales, lo que ha beneficiado a 250 núcleos familiares.

Eso fue hace once años cuando Machos y Rastrojos se disputaban el territorio por el control del narcotráfico en esa región del norte del Valle.
“Gracias a Dios, hoy podemos vivir tranquilos, volvemos a ser propietarios y con la esperanza de que esta tierrita nos va a dar el sustento diario”, manifestó por su parte, Carmenza del Socorro Ardila, quien hace 13 años se tuvo que ir de su tierra natal, el municipio de El Dovio.

Ella no trabajaba en el campo, no hacía proselitismo político ni era líder social, por el solo hecho de vender comida en un puesto que tenía en el parque principal de esa población, se convirtió en objetivo militar de uno de los bandos.

“Con mis hijos nos tocó sufrir mucho, estuvimos desplazados por todo el país, haciendo lo que fuera para no dejarnos morir de hambre, hoy estamos muy felices con la parcela que nos adjudicaron, creo que se ha hecho justicia con estas familias”, manifestó Pablo Emilio Vélez Gañón, a quien le correspondió la parcela Mi fortuna, en la cual sembrará fríjol y maíz junto con su esposa María Nidia Isaza, desplazados de Puerto Rico, Meta.

Otra de las personas que no podía ocultar su felicidad cuando el director nacional de la Unidad de Restitución de Tierras, Andrés Castro Forero, le entregó el retablo con el nombre de su predio, era Elizabeth Mejía, a quien la guerrilla le asesinó a su esposo hace 24 años en la vereda Alaska, zona montañosa de Buga.

De su mente no se ha podido borrar esa escena del 25 de julio a las 4:00 p.m. cuando la guerrilla le mató a su marido dejándola viuda con cinco hijos, todos menores.

Durante dos décadas a esta mujer le tocó “arrimársele” a unos familiares en Buga y trabajar en lo que le resultara.

Las 29 familias restituidas ocuparán un predio de 110 hectáreas por valor de $ 8.983 millones que les fueron incautados y objeto de extinción de dominio a Piedad López Rengifo, esposa y testaferro de Orlando Henao, alias “El hombre del overol”.

Los predios El Placer, Balsora, La Camila, Las Delicias y El Porvenir, que están ubicados en zona rural del municipio de San Pedro, fueron incautados por la Fiscalía en el año 2001 y para el 2012 se decretó la extinción de dominio en favor del Estado.

“Le estamos apostando al emprendimiento en el campo. Por esto es nuestro compromiso darles opciones de comercialización a las familias. Lo que hoy firmamos es el reflejo del trabajo de la entidad con la empresa privada para mejorar la calidad de vida de los campesinos. Les hemos brindado asistencia técnica, herramientas e insumos que les permiten cultivar con una alta calidad y haciendo uso de la tecnología y así sus productos cumplan con los requisitos exigidos en los mercados internacionales y nacionales”, aseguró el director general de la Unidad de Restitución de Tierras, Andrés Castro.