La glucosa es la principal fuente de energía para el cuerpo y proviene de los alimentos que cada persona consume. Sin embargo, si el azúcar en la sangre se eleva mucho, desencadena enfermedades como la diabetes, que se presenta cuando el cuerpo no produce suficiente insulina.
Aunque es normal que en la sangre esté presente la glucosa, en exceso puede ser perjudicial para la salud. Si el exceso de glucosa no se atiende, hay consecuencias como lesiones en la vista, riñones y nervios, mayor riesgo de padecer enfermedades cardíacas o derrames cerebrales e incluso necesidad de amputar un miembro.
Para tratar la diabetes es clave controlar los niveles de glucosa en sangre, realizar actividad física con frecuencia, evitar el tabaco e incluir una dieta saludable.
Por un lado, es importante regular la ingesta de carbohidratos, pues el cuerpo convierte estos nutrientes en azúcares, principalmente en glucosa, y luego la insulina los mueve hacia las células. La Asociación Americana de Diabetes recomienda controlar la ingesta de carbohidratos o usar un sistema de intercambio de alimentos para reducir los niveles de azúcar en la sangre.
Para regular el nivel de azúcar en la sangre es importante el consumo de fibra, que reduce la digestión de carbohidratos y la absorción de azúcar. De hecho, una dieta alta en fibra puede ayudar a manejar la diabetes tipo 1 al mejorar el control del azúcar en la sangre y reducir las bajas del azúcar en la sangre.
La ingesta diaria recomendada de fibra es de aproximadamente 25 gramos para las mujeres y 38 gramos para los hombres. Los alimentos que son altos en fibra incluyen vegetales, frutas, legumbres y granos integrales.
Para seleccionar las frutas adecuadas, lo recomendable es tener en cuenta el índice glucémico, una medida que tienen los alimentos ricos en hidratos de carbono y que indica a qué velocidad la glucosa de los alimentos pasa a nuestra sangre después de ser digeridos.
Los alimentos que tienen un índice glucémico bajo son los que tardan más tiempo en llegar al torrente sanguíneo y por lo tanto no aumentan el nivel de glucosa en sangre de forma rápida. Por el contrario, aquellos carbohidratos con índice glucémico alto generan el llamado pico de glucemia, es decir que aumentan rápidamente la glucosa en sangre.
En ese sentido, existen frutas que pueden ser incluidas en las dietas de los pacientes diabéticos y pueden consumirse a diario. Al contrario, hay otras con las que es necesario tener más precaución. Lo ideal, según los especialistas, es optar por frutas con un índice glucémico bajo (menos de 50).
Entre estas frutas están la cereza (índice glucémico de 22), la ciruela (ig 24), el pomelo (ig 30), la naranja y la granada (ig 35), el melocotón y la pera (ig 40), y la manzana y el kiwi (ig 35 y 50). En cualquier caso, la cantidad de fruta que se consume depende de la dieta establecida. No obstante, de manera general, se estima que un paciente con esta enfermedad puede consumir hasta tres porciones al día, esto es equivalente a una unidad de manzana, melocotón o pera, o una taza de arándanos, moras, fresas o cerezas.
La planificación de la dieta en los pacientes con diabetes se hace con base en una cuantificación de los diferentes nutrientes en cada comida. Uno de los métodos que se usa en estos casos es el del plato, que sirve para controlar el tamaño de las porciones sin contar calorías.
En este caso, el plato se divide en dos mitades iguales donde una de las partes es ocupada con verduras o vegetales sin almidón y la otra se divide a su vez en dos, donde uno de los cuartos será de alimentos proteicos (carnes, huevos, pescados) y el otro de carbohidratos (patata, arroz, pasta o pan).