La leyenda de la Atlántida ha fascinado a la humanidad durante siglos, con historias de una avanzada civilización perdida bajo las olas del océano Atlántico. Aunque la Atlántida sigue siendo un mito, China alberga una ciudad sumergida real, tan intrigante y misteriosa como la leyenda misma, la “Atlántida de Oriente”. Construida hace aproximadamente 1,300 años, Shi Cheng ha permanecido oculta bajo las aguas del lago Qiandao. A diferencia de la Atlántida, cuyas historias residen en el reino de la fantasía, Shi Cheng ofrece un vistazo tangible al pasado, preservado en una cápsula subacuática que revela una rica herencia cultural y arquitectónica.
Un legado sumergido
En el corazón de China, bajo las tranquilas aguas del lago Qiandao, yace una maravilla arqueológica que ha capturado la imaginación del mundo: Shi Cheng, también conocida como la “Atlántida de Oriente”. Construida hace aproximadamente 1,300 años durante la dinastía Han Oriental, esta antigua ciudad fue un centro de poder y comercio en su época. Sin embargo, en 1959, con la construcción de la presa del río Xin’an, Shi Cheng fue deliberadamente sumergida para dar paso al lago artificial Qiandao, un proyecto que tenía como objetivo generar energía hidroeléctrica.
Pese a su desaparición bajo las aguas, la ciudad de Shi Cheng no fue olvidada. Por décadas, su existencia fue conocida principalmente por historiadores y lugareños, hasta que en los años 2000, las expediciones de buceo revelaron la magnitud y el estado de conservación de esta antigua urbe. Los buceadores encontraron que la ciudad, ahora a una profundidad de entre 26 y 40 metros, había permanecido sorprendentemente intacta, con estructuras arquitectónicas que ofrecían un vistazo asombroso a la China imperial.
Un viaje en el tiempo: Explorando la ciudad sumergida
Sumergirse en las aguas del lago Qiandao es como viajar en el tiempo. Las exploraciones subacuáticas han revelado una ciudad extraordinariamente bien preservada. A pesar de los más de 60 años bajo el agua, los detalles arquitectónicos de Shi Cheng siguen siendo claramente visibles. Los arqueólogos y buceadores han encontrado puertas, arcos, y escalones en perfecto estado, así como tallados y estatuas que ofrecen una ventana a la vida y cultura de la época en que la ciudad floreció.
Las estructuras de madera, que se esperaría que se deterioraran con el tiempo, han perdurado gracias a las condiciones del agua. La falta de luz solar y la baja temperatura han ayudado a prevenir el crecimiento de organismos que normalmente destruirían estos materiales. Esto ha permitido que Shi Cheng se convierta en un sitio invaluable para el estudio arqueológico, ofreciendo insights sobre la arquitectura y la ingeniería de la antigua China.